Una indagación detectivesca, porque la personalidad de Harriet es poliédrica, provocadora y desconcertante.
Conocida en vida como esposa del poderoso
marchante Felix Lord, madre de dos hijos, perfecta anfitriona de cenas que
reunían a lo más selecto del mundillo cultural neoyorquino y mecenas de jóvenes
artistas, Harriet fue, ante todo y pese a la incomprensión de muchos, una
artista ninguneada por su condición de mujer en un entorno marcado por un
soterrado machismo.
Y,
para denunciar esta situación, puso en marcha un experimento artístico
transgresor, exponiendo su obra a través de tres jóvenes promesas masculinas
que se convertirían en sus máscaras: Anton Tish, Phineas Q. Eldridge y el
desquiciado Rune.
Pero,
en este ambicioso y
arriesgado juego con la manipulación de la identidad no todo está bajo control
y los egos, los anhelos y
las pulsiones sexuales desatarán unas tempestades cuyos resultados, escapan al dominio de
quien ha puesto en marcha el mecanismo y desembocarán en una muerte ritual y
perturbadora.
El
resultado es un ejercicio literario brillantísimo, una narración polifónica
que, a partir de los diarios de Harriet, los testimonios de quienes la
conocieron y las críticas y artículos de la época, reconstruye la personalidad
y la radical propuesta estética de esta mujer, su juego de máscaras, falsas
identidades y mentiras, para denunciar las mezquindades de quienes manejan los
hilos del mercado del arte.
Siri Hustvedt nos regala una prodigiosa novela sobre el papel de la mujer como creadora y sobre las bambalinas de museos y galerías, pero también una reflexión sagaz sobre la identidad, la ambición, el deseo y el engaño.
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