El
montaje establece un intrigante paralelo entre la ficticia ciudad de Mahagonny,
donde todas las normas parecen desvanecerse en pos de la riqueza, y la realidad
tangible de la ciudad de Valparaíso. La trama se desenvuelve en un escenario
que invita a reflexionar sobre la naturaleza de la sociedad contemporánea.
La
ciudad portuaria se convierte en un telón de fondo relevante, proporcionando un
contexto concreto para la crítica social que se despliega en escena. A través
de la presentación de este trabajo se plantea una desafiante interrogante sobre
los límites del capitalismo y sus repercusiones en la moralidad y la ética.
Equipo
La
obra está dirigida por Rodrigo Aro con la asistencia de dirección de Stella
Zúñiga. El elenco está compuesto por 17 intérpretes, Cristian Alarcón, Carla
Amaranta, Maricarmen Borda, Pez Cortés, Amanda Ferreira, Bastián Guerrero, Vai'
Tiare Ika, Tomás Lin, Valentina Montecinos, Lirayen Portilla, Catalina
Rodríguez, Martina Ruiz, Catalina Tello, Juanjo Ubal, Josefa Venegas, Anahis
Verdejo y Fernanda Vicencio, además de dos músicos en escena, Ricardo Torres y
Benjamín Higueras.
Rodrigo
Aro, director, comenta sobre la experiencia: “El espacio público o no
convencional permite fomentar el desarrollo de las habilidades expresivas de
les estudiantes, enfrentándoles a la experiencia de un escenario altamente
exigente en términos físicos y vocales. La obra tiene música en vivo,
canciones, coreografías y mucho trabajo colectivo, maximizando las
posibilidades expresivas en un juego escénico que establece conexiones
significativas con la ciudad y el territorio, de manera que el trabajo tenga un
significado profundo para quienes lo observen”.
Fernanda
Vicencio, intérprete, comparte: “En este ramo se integran actuación, movimiento
y voz. Es un desafío el dejar la psicología de lado para no pensar ‘qué haría
yo si fuese este personaje’ o ‘qué haría el personaje en esta situación’ y
pasar al ‘cómo he visto yo que actúa la gente que tiene estas características’.
En este trabajo lo coral va más allá del canto, hay acciones y textos corales
donde los 17 debemos coordinarnos, escucharnos, desarrollar un ritmo y
sostenerlo”.
Amanda
Ferreira, intérprete, destaca: “Escogimos presentarnos en el Paseo Yugoslavo
porque es un lugar turístico y nuestra obra hace referencia a cómo una ciudad
se construye con la llegada personas que pertenecen a otros lugares. Aplicamos
un tono actoral extracotidiano por la energía desbordada que requiere el teatro
callejero, aplicando el distanciamiento del que habla Brecht para defender
ideas políticas”.
Ricardo
Torres, músico, señala: “La relación entre la música y el despliegue escénico
en ‘Un paisaje roto’ es fundamental para crear una experiencia integral y
emocional para el público. La música contribuye a establecer el tono emocional
y el ambiente de las escenas, puede intensificar la tensión, resaltar momentos
emotivos o crear la atmósfera adecuada para la narrativa. En este trabajo me
parece fundamental la conexión que se genera con los públicos, existiendo una
proximidad física interesante que se busca potenciar en términos musicales”.
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