Hace 18 años, en 2001, el actor argentino
Paulo Brunetti recibió un libro que le cambió la vida: “Nadar de Noche”,
escrito una década antes por el reconocido escritor trasandino Juan Forn, obra
que está compuesta por ocho cuentos, pero donde el último lo dejó con cierta
obsesión por llevarlo a la pantalla.
Luego de años pensándolo, el sueño se hizo
realidad, y tuvo como fruto su primer cortometraje homónimo, protagonizada por
él mismo y por José Secall.
Con una duración de 20 minutos, se
presentó a la 19ª versión del Festival Internacional de Cine de Lebu, CINELEBU,
a desarrollarse en Lebu, Cañete y Concepción entre el 15 y el 21 de febrero,
donde quedó clasificado para la competencia de Ficción Regional.
“El libro me lo regaló mi maestro y me
gustó mucho, siempre le puse imágenes en mi cabeza” confiesa Brunetti.
“Siempre venía a mi recuerdo el último
cuento y la segunda vez que me tocó trabajar con Pepe Secall, quise que actuara
y luego se fueron abriendo los caminos para realizarlo”, agrega.
La historia se desarrolla en Panguipulli y
Rapel, y según Brunetti “la idea es que este corto sea la antesala de un
largometraje que ya se está empezando a escribir, una especie de ejercicio para
luego hacer una película más larga”.
El cortometraje, tiene como eje central la
conversación de un padre con su hijo.
“Es un corto donde queremos movilizar a la
gente; a mí me emociona la persona mayor, la relación que podemos tener con las
personas mayores, porque respeto la historia, la sabiduría y lo que uno
aprende, además de lo que nos deja”, indica el actor-director.
Sobre lo que sucede en la conversación, el
autor señala que “no quiero contar lo que le pasa al padre para no dar el
secreto que tiene el corto, pero puedo adelantar que es una conversación muy
linda y los lugares donde la hemos mostrado tiene como denominador común que
encuentran muy emotivo el tener una conversación así con el padre”.
Finalmente, “Nadar de Noche”, es una
metáfora de lo que pasa, y si cuento el por qué, cuento lo que le pasa al padre,
y quiero dar la sorpresa al público”.
Para definir el cortometraje, Brunetti es
enfático en decir que “es un corto emotivo, un trabajo que me sigue
emocionando, y es muy emocionante haberle puesto por fin las imágenes a esas
palabras que me daban vuelta en la cabeza”.
Sobre la invitación a ver el cortometraje,
Brunetti sostiene que “uno cuando invita al cine es para emocionarse, y yo
cuando hablo de emocionarse no es que caiga una lagrima, sino que reírse es
emocionarse también. La invitación es a pasar un buen rato y si hay una pequeña
frase del corto que te toque, que te sienta identificado, que te prepare para
algo, el objetivo está cumplido, y creo que es emoción, emoción pura, y hay que
dejarse llevar por la historia”.
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