El concierto para violín y orquesta de cuerdas
del compositor alemán Karl Amadeus Hartmann, que lleva como nombre “Concierto
fúnebre”, será presentado el jueves 26 y el sábado 28 a las 19:40 horas en el
teatro de la Universidad
de Chile, con la dirección del maestro titular de la agrupación, Leonid Grin y
la interpretación del concertino de la Orquesta Sinfónica
Nacional Héctor Viveros.
Titulado originalmente en su primera versión
(1939) como Musik der Trauer (algo así como Música de luto), el “Concierto
Fúnebre” es una de las tantas obras artísticas que se han inspirado en la Segunda Guerra
Mundial, y constituye el único concierto para violín dentro del catálogo de
Hartmann, así como también una de sus obras más difundidas.
Estrenada
su primera versión el año 1940 en Suiza, la versión revisada que el público
podrá escuchar esta vez en el recinto cultural de Plaza Italia, se estrenaría
19 años más tarde en Alemania.
Héctor Viveros, estudió en el Conservatorio
Nacional de Música de la
Universidad de Chile bajo la tutela del maestro Jaime de la Jara e ingresó a la Orquesta Sinfónica
Nacional de Chile en 1995 y a partir del año 2000 es concertino de la agrupación,
obteniendo el premio Victor Tevah en dos ocasiones como mejor desempeño y mejor
solista nacional de las temporadas 1998 y 2004.
Previo a esta obra, la Sinfónica dará vida al
Vals fantasía, de Mijaíl Glinka, pieza que abrirá el concierto. Proveniente de
una familia noble, la música de este compositor fue, sobre todo en sus primeras
obras, reflejo de los gustos de la aristocracia rusa.
Sin embargo, más tarde se convertiría en uno de
los precursores del nacionalismo musical ruso, influenciando a nuevas
generaciones como las del llamado “Grupo de los cinco”, ello gracias a los
viajes que realizó posteriormente y a la búsqueda de un lenguaje personal con
rasgos característicos de su tierra natal.
El programa culminará con la Sinfonía N° 2 en Mi
menor, op.27 Sergéi Rachmaninoff, uno de los últimos pilares del Romanticismo y
célebre pianista, representante de la cultura musical de la antigua Rusia
zarista.
Estrenada en 1908, la obra pertenece al período
previo a su autoexilio a Estados Unidos, una vez producida la Revolución de 1917.
Dotada de un gran lirismo, tuvo un exitoso estreno en San Petersburgo, con el
mismo compositor en la dirección, convirtiéndose inmediatamente en una de sus
obras más populares.
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