¿Qué nos une y qué nos separa cuando hacemos consciente el
sentido de comunidad? ¿Cómo visibilizamos a las personas ajenas a la escena
pública? ¿Qué rostros reconocemos como el de nuestras figuras? ¿Cómo
representamos el terruño? ¿Cómo distinguimos y habitamos los lugares
públicos?,
Estas y otras interrogantes son las que plantea la curadora
Paula Honorato en la exhibición de carácter temático, El Bien Común inaugurada el
jueves 11 de mayo y que se presentará hasta mediados de 2018 en el Museo
Nacional de Bellas Artes, con 140 obras de su colección realizadas entre el
período colonial y la actualidad.
“Esta es la tercera muestra que se presenta en el marco del
plan de exhibiciones de la
Colección (en) permanente (revisión).
Esta nueva exhibición de la colección del Museo Nacional de
Bellas Artes (MNBA) y con la curatoría de Paula Honorato, la muestra tensiona
el sentimiento de nación desde una idea de comunidad, que cuestiona el concepto
de “bien común” y la contribución de las artes visuales a la formación de un
imaginario compartido.
En esta ocasión se invita al público a reflexionar en torno
al imaginario creado a partir de las nociones de nación y comunidad construido
a partir de las pinturas de la
Colección del Museo Nacional de Bellas Artes.
Roberto Farriol, director del MNBA, explica que “en este
sentido, aportar contenidos que despierten nuevas experiencias en torno al
arte, promoviendo el respeto de nuestras diferencias, en contra de una
homogenización cultural, es un esfuerzo que beneficia directamente a nuestro
país”.
El punto de partida la exhibición está compuesto por las
obras La fundación de Santiago (1888) de Pedro Lira (1845-1912) y Bajo sospecha
(1998) de Bernardo Oyarzún (1963).
La pintura de Lira “contiene visual y discursivamente todos
los elementos que desarrolla la muestra, vale decir, elabora un acontecimiento
histórico, otorga rostro a sus protagonistas, representa tanto a los individuos
anónimos como a las figuras públicas, sitúa a éstas en un lugar que se
convierte en hito del espacio público y, finalmente, escenifica geográficamente
el acontecimiento fundacional”, aclara Honorato en el catálogo de la muestra.
En tanto que la instalación de Oyarzún “deja al descubierto
un sistema de apariencias que ha funcionado desde el comienzo de la Colonia, para justificar
arbitrariamente la discriminación social”, agrega la curadora.
Así, a partir de este primer contrapunto se abre la
exhibición que propone al visitante una serie de reflexiones en torno a cómo se
ha construido la idea de nación con miras al bien común de la comunidad,
entendido como un conjunto de valores y reglas que rigen el bienestar
individual y colectivo, así como los bienes materiales y simbólicos que
conforman lo que nuestra sociedad siente como propio a lo largo de su deriva
histórica.
La muestra contempla obras de autores emblemáticos de la Colección MNBA como
Carlos Altamirano, José Balmes, Gracia Barrios, Roser Bru, el grupo C.A.D.A.,
Paz Errázuriz, José Gil de Castro, Voluspa Jarpa, Juan Francisco González,
Arturo Gordon, Pedro Lemebel, Gonzalo Mezza, Alfredo Valenzuela Puelma, Johann
Moritz Rugendas, Thomas Somerscales, Luis Poirot y Raúl Zurita.
La pintura de Pedro Lira, La fundación de Santiago de 2.50 x
4 m,
actualmente se encuentra en exhibición en el Museo Histórico Nacional, donde es
una pieza clave en su guión expositivo.
El lienzo no se trasladó físicamente al Museo Nacional de
Bellas Artes para evitar su deterioro, cobrando presencia por medio de una
proyección a escala 1/1. Esta estrategia permite unir ambos centros de
exhibición pertenecientes a la
Dirección de Bibliotecas Archivos y Museos (Dibam), al
convocar al público a conocer el original en su actual emplazamiento.
Las secciones de esta exposición parte con
“acontecimientos”, haciendo alusión a hechos históricos que marcan un antes y
un después en la vida individual y colectiva de quienes han habitado el
territorio nacional.
La segunda área, toca el tema de los habitantes desconocidos
con la presentación de sujetos anónimos o “tipos genéricos”. Se trata de
personas ajenas a la escena pública, como campesinos, soldados, funcionarios,
pescadores, madres, niños, viejos, locos, delincuentes, entre otros. De ninguno
de ellos ha quedado un retrato con nombre y apellido.
Una tercera parte, hace referencia a sujetos que han ocupado
un lugar en la historia por sus acciones y méritos, o porque simplemente han
dejado una imagen y nombre para la posteridad. Se trata de figuras notables por
su papel en la vida pública o por su sola pertenencia a una elite.
El cuarto módulo de esta exposición aborda el territorio
como representación del paisaje hasta la visualización de los aspectos
tectónicos. La tierra en su superficie y en su profundidad, como imagen de
reconocimiento geográfico y como lugar que guarda los restos de los anteriores
miembros de la comunidad.
El último bloque que tiene por nombre “espacio público”
lleva a los lugares de la geografía urbana que están cargados afectivamente por
los encuentros y desencuentros de la vida comunitaria. Se trata de plazas,
esquinas, sitios eriazos, parques, edificios o calles, que hablan de la vida
colectiva en términos espaciales y que generalmente suponen el libre tránsito.
En cuanto a las actividades de extensión y educación, el 13
de octubre y con la participación de Ticio Escobar, entre otros invitados/as,
se llevará a cabo un encuentro para dialogar sobre los ejes de la exhibición,
cobrando especial énfasis el contrapunto entre las obras de Lira y Oyarzún. La
actividad es gratuita y no se requiere inscripción previa.
También se tiene previsto realizar visitas mediadas para
conocer y apreciar las obras en exhibición, dirigidas a cursos y delegaciones,
de martes a viernes a las 10:30, 11:30, 12:30, 15:30 y 16:30, previa
inscripción al correo mediacion.educacion@mnba.cl.
Los sábados y domingos se realizan sin inscripción previa.
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