Por su valiosa y sólida
contribución a los estudios y difusión de la cultura tradicional folklórica y
popular de nuestro país, la Sección Folklore de la Sociedad Chilena de Historia
y Geografía entregará al académico de la Universidad Austral de Chile, Dr.
Cristian Yáñez Aguilar, el Premio Nacional Rodolfo Lenz 2024, categoría
Investigación.
La Sociedad de Folklore
Chileno fue fundada el 18 de julio de 1909 por el Dr. Rodolfo Lenz, distinguido
académico alemán contratado por el Gobierno de Chile en 1889, para realizar
docencia en el Instituto Pedagógico. La fundación de la sociedad la realizó
conjuntamente con destacados intelectuales de la época, la misma que
posteriormente en 1911 colaboró activamente en la fundación de la Sociedad
Chilena de Historia y Geografía, convirtiéndose en su Sección Folklore.
Como homenaje a su fundador,
el Directorio de la Sección ha establecido a partir del presente año 2024 el
Premio Nacional Rodolfo Lenz en dos categorías: Investigación y Trayectoria.
“Es una
responsabilidad enorme”
Para el Dr. Cristian Yáñez, se
trata de un reconocimiento que recibe con un enorme sentido de responsabilidad
y humildad. “Agradezco profundamente a la Sección Folklore de la Sociedad
Chilena de Historia y Geografía. Es una responsabilidad enorme porque es una
institución continuadora de la Sociedad del Folklore Chileno, la entidad
pionera en el país y América Latina que dio inicio -bajo este enfoque- el
estudio de las manifestaciones populares en el marco del surgimiento de las
ciencias sociales en Chile”.
Agrega que “con mucha honra
porque además el premio rememora la figura del Dr. Rodolfo Lenz, impulsor de la
Sociedad del Folklore Chileno y un intelectual que abrió espacios pioneros en
Chile e impulsó la valorización de los conocimientos y las manifestaciones
genéricas populares en el mundo académico. Ello me ha tenido pensando sobre la
enorme responsabilidad que implica este reconocimiento”.
También recibe este premio
“con una sensibilidad colectiva. En ese sentido, pienso en la importancia del
quehacer que se desarrolla en la Facultad de Filosofía y Humanidades y, en
particular, desde el Instituto de Comunicación Social donde he desarrollado mi
actividad académica de docencia e investigación siempre con el apoyo cariñoso
de mis colegas”.
“Pienso en nuestros
estudiantes que son el motor de nuestra actividad docente e investigativa. Como
alumni también porque la Universidad Austral de Chile es mi alma mater y fue
aquí donde descubrí que el mundo académico puede ser una instancia de desarrollo
epistémico y sociocultural cuando se asume con compromiso y perseverancia”,
señala.
¿Qué es lo que más
destacarías de tu contribución?
“Primero, hemos venido
desarrollando un estudio de manifestaciones genéricas populares desde enfoques
contemporáneos, especialmente comunicativos, de los estudios folklóricos. Lo
segundo es el trabajo de vinculación con los nuevos paradigmas del campo de los
estudios folklóricos que se han desarrollado a través de postgrado en
universidades norteamericanas, europeas y en algunos centros de América Latina
como la Universidad de Buenos Aires (UBA) en la Facultad de Filosofía y Letras.
Lo tercero es un esfuerzo por historizar la historia del campo del folklore en
Chile”.
¿Por qué es
importante en el Chile de hoy revitalizar los estudios y difusión del folklore
de nuestro país?
“El campo cultural del folklore convoca especialmente
a artistas que siguen distintos fundamentos estéticos, a veces con un capital
conceptual explícito o en otras bastaste implícito.
Actualmente muchos de los
marcos conceptuales provienen de áreas como las artes y en ocasiones de algunas
disciplinas sociales, pero no siempre desde los denominados estudios
folklóricos. También destacan comunicadores sociales y gestores culturales que enmarcan
sus prácticas profesionales en el campo del folklore o que utilizan de
distintas formas esta categoría.
Además, al igual que en varios
países de América Latina, la categoría folklore –más o menos entre 1930 y 1970-
se institucionalizó en espacios gubernamentales. Más o menos por esa época se
produjo una brecha entre planteamientos que se venían desarrollando desde la
década del 40 y lo que a partir de fines del siglo XX se conoció como las
Nuevas Perspectivas de los Estudios Folklóricos.
Estos últimos se hicieron
cargo de temáticas como el nacionalismo, la cuestión de las identidades, el
colonialismo, los conflictos, las tradiciones, y también incorporaron la
cuestión de la profundidad epistemológica”.
“Sin embargo, y por razones
que además conectan con los procesos políticos del período, se terminó por
generar un distanciamiento de la academia con los planteos del siglo XX y, por
ende, con la propia categoría de folklore pese a que esta ha seguido siendo
clave en espacios socioculturales relevantes.
A eso se suma la enorme
presencia de la enseñanza del folklore que, en Chile, forma parte del
currículum de asignaturas que las y los niños cursan en la enseñanza básica y
media y que forma parte de los procesos de socialización.
Esos son algunos elementos que
nos mueven a intentar aportar incorporando la visibilización de algunos
paradigmas contemporáneos que pudiesen entrar en diálogo, por un lado, con los
desarrollos académicos, pero también con los propios agentes que forman parte
del campo y quienes de a poco se incorporan a él como artistas, educadores,
comunicadores o gestores”.
Lo interesante que no solo
estudias el folclor si no que lo pones en práctica. ¿Cómo es esa mixtura entre
teoría, investigación y práctica?
“Mi vinculación con el campo artístico del folklore viene desde mi infancia en
la Isla de Quehui, archipiélago de Chiloé. Mi abuelo Agustín Aguilar fue músico
isleño en las mingas y medanes que vivió como parte de su contexto.
Posteriormente mi madre Tatiana Aguilar ya participó en el campo artístico del
folklore a través de los Conjuntos Folklóricos del Magisterio en Chiloé, lo
mismo que mi padre Ramón Yáñez, que es compositor de muchas canciones que
recogen memorias del mundo insular y hablan de las transformaciones sociales y
ambientales.
Siempre participé de este
mundo desde lo vivencial. Posteriormente en mi calidad de estudiante UACh
integré el Ballet Folklórico hasta los últimos años en que estuvo el Prof.
Julio Mariángel. La Universidad Austral de Chile fue el espacio donde encontré herramientas
que me llevaron a comenzar a pensar sobre todo este caudal de expresiones desde
un posicionamiento más analítico y crítico.
Luego pude avanzar en el
estudio de los nuevos paradigmas en la pasantía doctoral en la Universidad de
Buenos Aires o en el Folklore Fellow Summer School. Por supuesto que todo este
tiempo ha sido clave mi vinculación con investigadores de la Red de Folkcomunicación
en Brasil, especialistas en manifestaciones expresivas a nivel internacional y
con mis colegas del ICOM y facultad que desarrollan un muy significativo
trabajo en temáticas culturales desde las ciencias sociales o la semiótica”.
¿Qué mensaje podrías compartir
a las y los alumnis UACh y a las y los estudiantes?
“A las y los estudiantes les diría que aprovechen el espacio que ofrece la
universidad como instancia formativa pero que no se queden solo con la cuestión
instrumental de los conocimientos, sino que siempre tomen las herramientas para
aportar a la sociedad desde el punto de vista de los saberes que cultivan.
Como ex estudiante valoraría
el que viniendo de un mundo isleño del que aprendí mucho, tuve aquí la
posibilidad de desarrollar un camino académico que descubrí mientras cursaba
asignaturas en el pregrado (periodismo) y de que siempre tuve el estímulo para
desarrollar búsquedas, aunque éstas no se enmarcaran en los paradigmas
predominantes”.
Doctor en Ciencias Humanas,
mención Discurso y Cultura, Universidad Austral de Chile. Cursó el Folklore
Fellows’ Summer School, en la School en University of Eastern Finland (UEF),
Finlandia. Realizó estancia doctoral para estudios sobre las Nuevas Perspectivas
de los Estudios Folklóricos en torno a las teorías de la performance en la
Universidad de Buenos Aires, Argentina.
Es Magíster en Comunicación
por la Universidad Austral de Chile (UACh) y Postítulo en Investigación
Musical, por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV).
Licenciado en Comunicación Social, Bachiller en Humanidades y Ciencias
Sociales, y Periodista por la UACh.
Miembro de la Confederación de
Acordeonistas de Chile. Realizó estudios en el Programa Profesional en Acordeón
en el Conservatorio Nacional de Acordeón CNA-Chile. Profesor Adjunto en el
Instituto de Comunicación Social en la Universidad Austral de Chile desde donde
imparte clases de pre y postgrado. Cuenta con más de setenta publicaciones
entre autoría de libros, edición de libros y capítulos, además de artículos
académicos.
Entre algunas de sus
publicaciones como autor y coordinador de libros se pueden mencionar los
siguientes: “Maestros, cultores y folkloristas: una aproximación histórica a
los Conjuntos Folklóricos del Magisterio en Chiloé. Ediciones Kultrún” (2023).
“Seguidillas: Ecos, melodías y contextos de un género folklórico más allá de
las fronteras”, volumen II, Editorial La Mancha (España), junto a Lola Segarra
y Francisco Javier Moya Maleno (2024), y Volumen I (COYDE Los Ríos), 2022.
También publicó el libro “Folklore y Comunicación: enfoques para el análisis
cultural” (Editorial Ediciones Universidad de La Frontera), coordinado junto al
Dr. Fernando Fischman, y “Canto, memoria y fiesta en Chiloé Insular: Gozos y
cantos religiosos en las islas de Quehui y Chelín” (Texto Contexto, 2017),
entre otros. Además de capítulos de libro y
artículos en revistas académicas. Coordinador de la DTI “Folkcomunicación” en
la Asociación Iberoamericana de Investigación en Comunicación y
“Vice-coordinador” del GT1 “Comunicación Intercultural y Folkcomunicación”, de
la Asociación Latinoamericana de Investigación en Comunicación.
Para el período 2022-2024 ha
sido presidente de IOV (Organización Internacional de Arte Popular) Sección
Chile y miembro del Directorio de la Corporación Cultural Municipal de
Valdivia. Trabaja en el ámbito artístico con agrupaciones del campo cultural
del folklore.