Por medio de una serie fotográfica expuesta a través
de mirillas ubicadas en las murallas de la estructura, se pueden observar 24
imágenes que evidencian momentos del estallido social tomadas por Diego Reyes.
Estos orificios se mezclan con cientos de otros
agujeros que representan las trayectorias de los proyectiles disparados por
Carabineros por medio de haces lumínicos programados digitalmente para generar
una experiencia inmersiva.
La intervención arquitectónica busca generar un
espacio de introspección y análisis personal y colectivo, mediante el uso de la
luz, proyecciones y fotografías como elementos que provocan un cambio en la
ciudad, reproduciendo de forma sencilla y respetuosa las lesiones oculares
ocurridas durante los cuatro primeros meses del estallido social.
Esta instalación urbana propone dos experiencias artísticas culturales: una desde su exterior y otra desde su interior.
Por
fuera, la estructura es de líneas simples, rectas y ordenadas. En
contraposición, la experiencia interior posee una materialidad irregular, fría
y no reconocida.
Acercándose a los agujeros de 15mm cada uno, se
podrán observar imágenes de los sucesos ocurridos y una atmósfera sonora con
audio descripciones para cada fotografía, proceso en el que trabajó además
Lorenzo Morales, persona ciega que ayudó a hacer de este proyecto una
experiencia inclusiva y respetuosa.
La muestra busca inducir a una reflexión sobre las
mutilaciones oculares producidas por parte del Estado de Chile y poner en valor
la memoria y la importancia de los derechos fundamentales de todo ser humano.
Durante el recorrido por el pabellón metálico de 12
metros de largo, “se pueden observar diversos detalles que evocan este momento
por medio de las luces, la textura de los materiales, el tamaño de la
estructura y las fotografías que uno encuentra dentro de este espacio sinuoso”,
explica Macarena Henríquez, fundadora del taller Kunhek.
Matías Segura, integrante del colectivo, asegura que "la estructura intenta reflejar una grieta, una división, que ocurre desde la revuelta social en Chile y que aborda específicamente los traumas oculares y trayectorias de balas, que afectaron a más de 400 personas.
Tratamos de
resignificarlo desde un tono más sensible para darle dignidad a las y los
afectados".
La instalación se puede visitar durante todo el día de
forma gratuita, sin embargo, cuando oscurece, se transforma en una experiencia
llena de luz.
11 al 29 Mayo: Plaza Zócalo. Gratis, por orden de llegada. Lu a Do – 9 a 22 h.
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