La muestra, que se presenta entre el 6 y el 29 de mayo, marca, además, su regreso al Centro Cultural Las Condes (Apoquindo 6570), tras cuatro años.
En esta nueva serie de obras, Subercaseaux se mantiene fiel a su condición autodidacta y elabora sus propios códigos de trabajo.
Así, de manera independiente a corrientes o modas estilísticas, sus obras recientes poseen una extraña cualidad. La de parecer suspendidas en el tiempo y el espacio, en el más absoluto de los silencios, y sin embargo, resultarnos familiares y cercanas. Es decir, transmutan la cotidianeidad llevándola a un plano superior, de ensueño, mediante una refinada paleta de colores y pinceladas suaves pero seguras.
El médico y escritor Beltrán Mena, reflexiona sobre este aspecto de la obra de Subercaseaux y señala: “En estos cuadros manda el color y no la línea, la atmósfera y no el verbo. Y salvo la aparición de un pez que hace temblar la superficie del agua y nos saca de un trance, o el aleteo de un pájaro que mueve apenas el aire, o el encuentro –rarísimo– con la figura de alguien que observa y que podría o no ser Pía, no hay en ellos acción ni anécdota. Son más bien una mirada melancólica y amable sobre el mundo”.
Pía Subercaseaux (1973). De formación autodidacta vive en Valparaíso donde pinta desde hace veintiséis años. Esta es su séptima exposición individual.
La exposición se puede visitar de martes a domingo, 10:30 a 19:00 horas (Sanitización, 14:00 a 15:00 horas) y la entrada es liberada con pase de movilidad habilitado (mayores de 12 años).
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