Desde que en 1813, siendo José Miguel Carrera presidente de la Junta Provisional
de Gobierno que gobernaría Chile entre 1811 y 1814, se dictó un Reglamento para Maestros de Primeras Letras,
el cual dispone que en cualquier ciudad, villa o pueblo con más de 50
habitantes debe haber una escuela costeada con fondos propios del lugar además
de la fundación del Instituto Nacional no ha existido persona que esté a la
cabeza del gobierno de la
Nación que no la haya considerado vital para el progreso de
Chile.
Ese Reglamento, podría ser considerado la primera de las
reformas educacionales que se han realizado en la historia de Chile. Ya en el
siglo XX, en 1920, se dictó la Ley
de Educación Primaria Obligatoria que asegura 4 años de escolaridad y entrega
supervisión de básica y media.
Pedro Aguirre Cerda, presidente de Chile entre 1938 y 1941,
fue profesor, y con su labor marcó un antes y un después en la educación en
nuestro país. Su carrera política lo llevó al cargo de Ministro de Justicia e
Instrucción Pública, desde donde impulsó la Ley de Instrucción Primaria y el aumento de los
salarios de los profesores.
En 1938, al ganar las elecciones su lema fue “Gobernar es Educar”, y la educación uno de los pilares centrales del trabajo que alcanzó a realizar en sus 3 años de gobierno. Se crearon más de mil escuelas, lo que llevó a la apertura de más de tres mil puestos de trabajo para profesores. Además, se dio un gran impulso a la educación técnico profesional, vista como el complemento necesario para avanza en el proceso de industrialización en que avanzaba el país.
En 1938, al ganar las elecciones su lema fue “Gobernar es Educar”, y la educación uno de los pilares centrales del trabajo que alcanzó a realizar en sus 3 años de gobierno. Se crearon más de mil escuelas, lo que llevó a la apertura de más de tres mil puestos de trabajo para profesores. Además, se dio un gran impulso a la educación técnico profesional, vista como el complemento necesario para avanza en el proceso de industrialización en que avanzaba el país.
Según Gregory Elacqua, en su “Breve historia de las reformas
educacionales en Chile (1813-presente): Cobertura, Condiciones, Calidad y
Equidad del Instituto de Políticas Públicas de la Universidad Diego
Portales”, la expansión del acceso, la extensión de la educación obligatoria,
reformas curriculares, mejoras en la calidad del trabajo de los profesores,
ampliación de la cobertura fiscal; cambios en el financiamiento,
administración, evaluación tanto de alumnos como de profesores; apertura de la Educación Superior
al mercado, en los textos escolares, en la jornada escolar; masificación de las
TICs; enfoque en calidad y accountability y en educación pre escolar son los
temas que han tocado los programas de Gobierno de la mayoría de los Jefes de Estado
chilenos.
Mas tarde, la revolución de los Pingüinos puso la educación
en el centro de la discusión nacional e hizo que las demandas estudiantiles,
fueran escuchadas por toda la sociedad chilena. Sin embargo, la profundización
de la crisis de nuestra educación pública, hizo que el año 2011 miles de jóvenes
salieran a las calles exigiendo cambios profundos a todo el sistema con una
fuerza que sorprendió, literalmente, a todo el mundo especialmente, a nuestros
políticos que nunca se imaginaron la fuerza con este tema se incorporaría a la
agenda pública.
Durante las protestas del año pasado, fueron muchos los
argumentos que se esgrimieron sobre las razones de estas masivas movilizaciones
y se hizo complicado para quienes estaban fuera del círculo estudiantil, comprender
cabalmente qué querían los estudiantes siendo sus reivindicaciones objeto de
conversaciones, discusiones y análisis cayendo fácilmente en los lugares comunes
y facilismos sobre sus pretensiones.
Es así, como el profesor Fernando Atria Lemaitre junto a
CIPER y a Editorial Catalonia publicaron el libro “La mala Educación: Ideas que
inspiraron el movimiento estudiantil en Chile” en el cual, recopila las columnas
publicadas durante las movilizaciones estudiantiles.
El mérito de este libro, es que entrega una mirada global
sobre el movimiento estudiantil ya que vincula los temas que aunque,
aparentemente, estaban separados unos de otros como por ejemplo la segregación,
el lucro, la segregación, el acceso buscando clarificar conceptos, elimina
mitos aportando elementos de juicio para que las reflexiones que se hicieran
sobre el tema, no siguieran aferrándose
a afirmaciones parciales, arbitrarias o se expresaran para manipular a la
audiencia haciéndole creer que han recibido razones cuando solo les han dado voladores de luces.
La educación no es un tema más para los Gobiernos o para
nosotros, es más creo que es un tema fundamental en nuestra forma de ser y pensar.
Todos tenemos la ambición de mejorar el sistema educativo para no tener que dar
palos de ciego al desarrollo de Chile.
A lo largo del libro, el profesor Atria descubre los falsos
lugares comunes sobre la educación como la
libertad de elegir, ¿es la gratuidad injusta?, los padres quieren lo mejor para
sus hijos, premiar a los mejores, todos lucran en la educación, nivelar hacia
abajo, el problema de la educación pública, no está en la educación pública, la
pobreza no influye, el problema está en
la sala, no en el sistema, lo importante es una educación de calidad, es el
viejo conflicto entre libertad e igualdad.
A través de siete artículos se enfoca en como hacer
verdaderos los lugares comunes. Es así como aborda la educación como un
derecho, mostrando el régimen de lo público concluyendo que la igualdad no es
sino el régimen de la libertad.
Luego toca el financiamiento de la educación superior entre
créditos e impuestos y finalmente, en defensa de la discusión pública, pensando
en la buena educación.
Mario Benedetti decía que “el que recibe palos de ciego debe
devolver palos de vidente”. Fernando Atria con su libro, nos hace abrir los
ojos a las verdaderas razones de este movimiento y a sus demandas para no
proceder sin cautela en un asunto tan delicado como es la educación,
devolviendo palos de vidente a quienes no quisieron entender las verdaderas
razones de estas demandas y movilizaciones.
La pelea se da en las administraciones, en las denuncias de
las irregularidades y en los padres que se esfuerzan por enriquecer la
enseñanza de sus hijos. El camino no es fácil. Se necesitan buenos
administradores, docentes involucrados y que las huelgas y cambios de leyes
sirvan, de verdad, para algo. Entonces, que cada palo aguante su vela.
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