El fundamento era contribuir al conocimiento,
valoración y preservación de las tradiciones artesanales presentes a lo largo
de nuestro territorio, así como al aprecio de sus cultores y cultoras,
portadores de saberes transmitidos de generación en generación.
“Las experiencias recopiladas en este libro nos
permiten rescatar y poner en valor la artesanía de los pueblos indígenas en sus
propias comunidades y escuelas.
Pudimos comprobar en terreno la efectividad de este
programa y el entusiasmo con que los niños, sus profesores, sus apoderados e
incluso sus autoridades tradicionales se sumaron a este proyecto, dejando una
huella importante en muchos establecimientos educacionales ubicados en zonas
rurales del país”, explicó Ignacio Malig Meza, Director Nacional de CONADI.
Así, desde esa fecha en adelante se realizaron las llamadas “Semanas Educativas”. En su primera etapa, que duró cinco años, se trabajó con 38 establecimientos educacionales de norte a sur del país.
En ellos, y previo diagnóstico, durante siete días se
realizaban visitas mediadas por una exposición interactiva, montada en la
escuela, que permitía una inmersión integral sobre el patrimonio artesanal y el
oficio característico de cada zona. También, talleres de creación y, como parte
del cierre de la semana, una exposición abierta a la comunidad de los trabajos
realizados por los estudiantes.
El equipo de trabajo estuvo formado por profesionales del Área de Educación de Artesanías de Chile junto a un maestro artesano y principalmente maestras artesanas locales, los que eran protagonistas de todas las actividades y estaban a cargo de dictar los talleres.
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