sábado, 10 de diciembre de 2016

Afinan últimos detalles para estrenar documental “Quintero y el mar de los deseos”

Una comuna de sacrificio ambiental, de derrames petroleros y amenazas al ecosistema, así se ha hecho conocida Quintero por mucho tiempo, una de las ciudades puerto más importante del país, con una población cercana a las 26 mil personas.

La ciudadanía de Quintero, a través de este registro quieren resaltar que son mucho más que eso y que cuentan con un patrimonio venerado por pescadores, buzos y la comunidad, que los lleva a encender fuegos artificiales para dar curso a una fiesta religiosa única en el mundo.

Para el viernes 16 de diciembre a las 19.30 horas está programado el lanzamiento del documental “Quintero y el mar de los deseos”, trabajo conjunto en que el periodista y realizador audiovisual Mario Valenzuela junto al senador Francisco Chahuán abordan el fenómeno cultural y religioso que genera entre los habitantes de esa comuna y sus alrededores la figura de El Cristo Sumergido de Quintero.

De cuatro metros de altura, la imponente y sobrecogedora escultura que yace en el lecho marino se ha convertido en un faro espiritual que atrae a miles de fieles cada noche de 31 de enero, quienes se congregan en una localidad que suele hacer noticia solo por tratarse de una zona de sacrificio ambiental.

El documental, de 55 minutos, será estrenado en el Centro de Eventos Ex Cine Prat de Quintero y sus impulsores están en conversaciones con un canal de la región para transmitirlo. Esta nueva obra es una mirada íntima a Quintero, a su gente y a quienes han sido pieza fundamental en la historia del Cristo sumergido.

Ha pasado más de una década desde que Raúl Veas habitante de esta ciudad puerto, pidió un deseo, que fue crear en el fondo de la bahía un Cristo sumergido. El deseo se hizo realidad gracias a la ayuda de varios actores de la ciudad que motivados por la fe, dieron vida a una imagen de Cristo sumergida a 12 metros de profundidad.

Sin embargo, jamás supusieron el impacto que este deseo tendría para la gente. El Cristo sumergido de Quintero, de cuatro metros de altura, imponente y sobrecogedor en el lecho marino, se ha convertido en un faro espiritual que no deja indiferente a nadie. Pescadores, los buzos y la comunidad lo veneran con todas sus fuerzas.

Cada noche del 31 de enero la bahía se enciende con los fuegos artificiales y son miles las personas que celebran al Cristo sumergido con una fiesta religiosa, única en el mundo


Francisco Chahuán expresa que “la comunidad entera se une e invierte su tiempo sacrificándose por mantener viva esta fiesta que da esperanza a los quinteranos”

Por otra parte, Maria Valenzuela, director del audio visual expreso que “la obra tiene una duración de 50 minutos, fue registrada en 35mm digital y se espera que los chilenos puedan conocer un aspecto distinto y más amable que ayude a rescatar el orgullo de Quintero”.

Para Quintero, el Cristo Sumergido significa un sentido patrimonial ya que no es solo una escultura montada bajo el agua sino que para todos los que gestaron esta idea ya que ahora, se ha transformado en un lugar de peregrinación para los pescadores.

Lugar de recogimiento y espiritualidad, la idea nació en la mente del buzo profesional chileno Raúl Veas, oriundo de la zona de Quintero, quien quiso algo similar a lo que vio alguna vez en Italia y, con esta motivación fue que consiguió apoyo social, cristiano y también financiero y luego presentó su proyecto al municipio el año 2004 y logró la aprobación de construir un santuario chileno en el fondo del mar.

Este se encuentra ubicado en la Bahía de Quintero y es una estatua de Cristo, que se encuentra en el fondo del océano, para dar su bendición submarina.

Se trata de una enorme escultura religiosa de Cristo, llamada el Cristo Sumergido. Fue hecha por el escultor Mario Calderón quien previamente mostró su idea de escultura a la comunidad, la que fue acogida con mucho entusiasmo por esta.

El Cristo Sumergido está hecho de hormigón armado y acero, su altura es de 4.5 metros y pesa 11 toneladas, está instalado sobre una plataforma que simula una gran concha de ostra, tiene los brazos extendidos y elevados al cielo y los pliegues de su ropa parece que siguieran el movimiento del mar con sus olas.

Cada 31 de enero la comunidad de Quintero se reúne para celebrar una misa en el mar la que se dedica al día nacional del buzo, las personas ofrecen ofrendas de flores y en la noche se hace una fiesta.

El santuario sirve como lugar de oración para los pescadores antes de iniciar sus labores, para los buzos, quienes incluso han ido a depositar los cofres con las cenizas de anteriores buzos fallecidos, también se presenta como atractivo turístico para quienes gustan del buceo deportivo y, para la comunidad cristiana en general, como lugar de recogimiento y oración.

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