El Consejo Nacional de la
Cultura y las Artes (CNCA) dio a conocer, en la tarde de este
jueves, el documento que concibe la cultura al centro del desarrollo humano con
un marcado énfasis en la participación desde la territorialidad y un enfoque en
los derechos de la ciudadanía cultural.
Esta hoja de ruta es fruto de un proceso amplio y participativo que
comenzó en 2014, se desarrolló a la par con la creación del Ministerio de las
Culturas, las Artes y el Patrimonio y contempló la participación de más de 5
mil personas en 90 encuentro ciudadanos.
El documento fue
dado a conocer en plena intersección del renovado paseo Bandera con calle
Huérfanos por el Ministro de Cultura, Ernesto Ottone R., que encabezó el
lanzamiento de la
Política Nacional de Cultura 2017-2022 “Cultura y desarrollo
humano: derechos y territorio”, documento que define los lineamientos y
orientaciones del quehacer del Estado en el campo cultural para los próximos
cinco años.
En su discurso, el
Ministro Ottone. Explicó que “las definiciones políticas y conceptuales que se
han hecho y se continuarán haciendo durante este proceso, serán factores
decisivos a la hora de apostar por un Estado capaz de garantizar la educación,
la cultura y la creatividad como un derecho para todas las personas en Chile.
La Política Nacional de Cultura emerge en medio de todas estas
transformaciones, como reflejo de una evolución en la institucionalidad
cultural, pero sobre todo, de un sector cultural y artístico y más ampliamente,
de una ciudadanía cultural que durante los últimos años, ha ido manifestando la
necesidad de ocupar un rol más activo en la creación e implementación de las
políticas públicas”.
Las palabras del
Secretario de Estado finalizaron haciendo hincapié en la urgencia de incorporar
las artes en cada aspecto de nuestras vidas.
“Para construir un
Chile culto, educado, feliz y reflexivo, es preciso actuar en el ahora,
rompiendo la lógica limitada del ‘proveer servicios’, para enmarcarnos en un
enfoque de derecho y territorios, de modo que sean las mismas personas quienes,
mediante el ejercicio de sus derechos y desde sus territorios, se transformen
en el principal agente de nuestro desarrollo cultural”.
Tal como fue su
proceso de construcción, el acto encabezado por la autoridad de cultura se
desarrolló con un amplio despliegue que involucró a la ciudadanía en la
intersección que une las calles Bandera y Huérfanos, en el centro de la capital
y que contó con la puesta en escena de la compañía músico - teatral La Patogallina Saunmachín.
Este documento
plantea nuevos énfasis y temas en los que las personas se encuentran al centro,
pero también porque pone el foco en la descentralización y desconcentración del
territorio, en el valor de cada una de las realidades y necesidades locales, en
el empoderamiento de la ciudadanía cultural y la manera en que ésta tiene la
oportunidad de involucrarse en su proceso de implementación.
El CNCA, ha coordinado el desarrollo de
24 políticas públicas en el ámbito de la cultura para el quinquenio 2017 –
2022, entre las que cuentan las quince políticas regionales que ya se
encuentran publicadas, al igual que las ocho políticas sectoriales como son Artesanía,
Artes de la visualidad, Artes escénicas, Diseño, Arquitectura, Libro y lectura,
Música y Audiovisual y la
Política Nacional de Cultura, todas disponibles en el sitio
web http://www.cultura.gob.cl/politicas-culturales.
Esta última además
se encuentra disponible para descargas en la Biblioteca pública
digital http://www.bpdigital.cl/opac/?id=00036283#fichaResultados
La Política Nacional, cuenta con
diez orientaciones emanadas de un amplio proceso de participación ciudadana que
comenzó en 2014 (contemplando la intervención de más de cinco mil personas en
90 encuentros) y que se desarrolló a la par de la creación del Ministerio de
las Culturas, las Artes y el Patrimonio para fijar, por lo menos hasta el año
2020, las definiciones que guiarán el quehacer del Estado en materia cultural.
Estas consideran a
la cultura como pilar del desarrollo sostenible, resguardando los derechos
culturales de las generaciones por venir, tanto a nivel local como nacional; una
creación libre y diversa, tanto individual como colectiva, socialmente
valorada, respetando la propiedad intelectual y los derechos de autor; un campo
artístico-cultural fortalecido, estable y sostenible que respete los derechos
laborales de los trabajadores de la cultura; ciudadanías activas y con
incidencia en la acción pública en cultura; un tejido social cohesionado a
través de la participación cultural de todas las personas, basado en el
principio de no discriminación; la interculturalidad y la diversidad cultural
como fuente de riqueza cultural para la sociedad en su conjunto; el patrimonio
como un bien público y una construcción social, donde las comunidades colaboren
con aquellos referentes significativos que les dan sentido e identidad.
También se
considera a las Memorias históricas y colectivas como reconocidas, valoradas y (re)construidas en
equilibrio con la institucionalidad y las comunidades; una educación integral
que considera a las artes, la cultura y el patrimonio como componentes fundamentales
en el desarrollo de las personas y de la comunidad y, finalmente, procesos innovadores
y diversos de mediación cultural, artística y patrimonial, para una ciudadanía activa
y en pleno conocimiento de sus derechos culturales.