La documentación privada del presidente catalán entre 1939 a 1977 se publica en el
libro Josep Tarradellas, el Exilio” documentos recopilados por el historiador Carles
Santacana quien ha coordinado la obra del largo exilio, que permite ver
documentación que nunca hasta ahora había sido publicada y un Tarradellas sin
pelos en la lengua y publicado por Ediciones Dau.
El libro recopila la documentación privada del ex presidente
catalán Josep Tarradellas (1899- 1988) entre los que se encuentran cartas,
informes, dietarios y también discursos que el presidente guardó cuidadosamente
durante más de cuatro décadas que el pasado jueves se presentó en Barcelona.
Actualmente esta documentación se encuentra custodiada en el
Archivo Montserrat Tarradellas, en Poblet, dependiente de la Diputación de
Barcelona.
Entre los documentos encontrados está el informe que redactó
Josep Plá al visitar a Tarradellas en 1960. Este documento de diez páginas, permite
ver la visión de Tarradellas en los años sesenta quien estimaba que “para
prevenir el caos, se debe crear un equipo de trabajo formado por muy poca
gente: cuatro o cinco en los cuales Tarradellas estaría en política; Manuel
Ortínez en burguesía; Vicens Vives que supervisaría
los intereses clericales; Joan Sardà i Dexeus en
economía. Este equipo debe ser la base del futuro partido conservador catalán.
Del pasado no hay nada aprovechable: es un cementerio literal. No se han de
resucitar ni la Izquierda,
ni la Liga ni
ninguna otra organización de esta clase”.
Según Santacana 'hasta ahora este informe sólo se había
publicado de manera parcial, en la revista Presencia. En el libro sale todo. Es
donde se ve que Tarradellas creía que lo único que se salvaría de los años
treinta una vez terminado Franco, sería el mundo anarco-sindicalista. Todo lo
demás, no. Y se equivocó, aquí. Y se ve claramente la importancia que daba a
Vicens Vives”.
En este volumen aparecen las desavenencias que existieron
entre Tarradellas y Jordi Puyol y el lector, podrá seguir el proceso de
conocimiento, aproximación y distanciamiento definitivo entre ambos. Y si bien
Josep Tarradellas a menudo dejó constancia de la inteligencia de su
interlocutor donde comparten puntos de vista sobre el pasado, el choque se
produce en las actitudes y las posturas sobre el presente y el futuro.
Según Carles Santacana, las desavenencias con Pujol vienen
marcadas por la tensión clásica entre exiliados y gente del interior. Además,
se publica la correspondencia que hubo entre ambos directamente durante todos estos
años.
También encontrará la visión de Tarradellas sobre los
comunistas al expresar que el Partido Comunista hace su política. Somos
nosotros los que tenemos de tener el coraje de hacer la nuestra y no ir a
remolque ni caer en el otro extremo de un anticomunismo arcaico”, surgiendo
esta posición durante la guerra y la posguerra.
El libro también permite leer comentarios o notas sobre poetas,
políticos, religiosos, académicos, sobre Juan Carlos I y gran conjunto de
personalidades que dibuja un amplio espectro de la Cataluña de entonces.
En el exilio, Josep Tarradellas vivía en unas tierras de la
propiedad de su familia, en Clos de Mosny, Francia sufriendo estrecheces
económicas y en 1941, el estado franquista pidió su extradición.
Santacana expresa que “Franco quería hacer lo mismo con
Tarradellas que con Companys y por ello pidió su extradición en 1941. El
régimen de Vichy, que detuvo el presidente catalán, lo apresó en la cárcel de
Marsella, negó su extradición ya que durante su juicio Tarradellas, se defendió
en francés salvándose de la muerte sl lograr que el régimen francés lo
considerara un exiliado político.
Fue elegido presidente del gobierno catalán en el año 1954,
sucediendo a Josep Irla. Tras la muerte de Franco, regresó nuevamente a
España y el entonces presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, le reconoció
la legitimidad del cargo que ostentaba, nombrándole presidente del gobierno
preautonómico de coalición, en 1977.
El 23 de octubre del mismo año, en el balcón del Palacio
de la Generalitat,
gritó a la multitud concentrada en la plaza de Sant Jaume la famosa frase
«Ciutadans de Catalunya, ja sóc aquí!» (Ciudadanos de Cataluña, ya estoy aquí) Hoy
en día, a estas palabras se les atribuye un gran simbolismo histórico,
especialmente para los catalanes, pues de alguna forma ponen punto final a
la dictadura franquista y todo lo que ella implicaba, para dar paso a
la democracia en España.
Muchas personas le dan gran importancia a esta frase,
sosteniendo que las palabras que usó Tarradellas no fueron casuales: dijo
«Ciutadans de Catalunya» (Ciudadanos de Cataluña), en vez de «catalans»
(catalanes), pues según estos su intención era aludir a todos los habitantes de
Cataluña, no solamente a los oriundos de dicho territorio.