jueves, 29 de octubre de 2015

Se publica archivo personal del ex presidente catalán Josep Tarradellas.



La documentación privada del presidente catalán entre 1939 a 1977 se publica en el libro Josep Tarradellas, el Exilio” documentos recopilados por el historiador Carles Santacana quien ha coordinado la obra del largo exilio, que permite ver documentación que nunca hasta ahora había sido publicada y un Tarradellas sin pelos en la lengua y publicado por Ediciones Dau.

El libro recopila la documentación privada del ex presidente catalán Josep Tarradellas (1899- 1988) entre los que se encuentran cartas, informes, dietarios y también discursos que el presidente guardó cuidadosamente durante más de cuatro décadas que el pasado jueves se presentó en Barcelona.

Actualmente esta documentación se encuentra custodiada en el Archivo Montserrat Tarradellas, en Poblet, dependiente de la Diputación de Barcelona.

Entre los documentos encontrados está el informe que redactó Josep Plá al visitar a Tarradellas en 1960. Este documento de diez páginas, permite ver la visión de Tarradellas en los años sesenta quien estimaba que “para prevenir el caos, se debe crear un equipo de trabajo formado por muy poca gente: cuatro o cinco en los cuales Tarradellas estaría en política; Manuel Ortínez   en burguesía; Vicens Vives que supervisaría los intereses clericales; Joan Sardà i Dexeus en economía. Este equipo debe ser la base del futuro partido conservador catalán. Del pasado no hay nada aprovechable: es un cementerio literal. No se han de resucitar ni la Izquierda, ni la Liga ni ninguna otra organización de esta clase”.

Según Santacana 'hasta ahora este informe sólo se había publicado de manera parcial, en la revista Presencia. En el libro sale todo. Es donde se ve que Tarradellas creía que lo único que se salvaría de los años treinta una vez terminado Franco, sería el mundo anarco-sindicalista. Todo lo demás, no. Y se equivocó, aquí. Y se ve claramente la importancia que daba a Vicens Vives”.

En este volumen aparecen las desavenencias que existieron entre Tarradellas y Jordi Puyol y el lector, podrá seguir el proceso de conocimiento, aproximación y distanciamiento definitivo entre ambos. Y si bien Josep Tarradellas a menudo dejó constancia de la inteligencia de su interlocutor donde comparten puntos de vista sobre el pasado, el choque se produce en las actitudes y las posturas sobre el presente y el futuro.

Según Carles Santacana, las desavenencias con Pujol vienen marcadas por la tensión clásica entre exiliados y gente del interior. Además, se publica la correspondencia que hubo entre ambos directamente durante todos estos años.

También encontrará la visión de Tarradellas sobre los comunistas al expresar que el Partido Comunista hace su política. Somos nosotros los que tenemos de tener el coraje de hacer la nuestra y no ir a remolque ni caer en el otro extremo de un anticomunismo arcaico”, surgiendo esta posición durante la guerra y la posguerra.

El libro también permite leer comentarios o notas sobre poetas, políticos, religiosos, académicos, sobre Juan Carlos I y gran conjunto de personalidades que dibuja un amplio espectro de la Cataluña de entonces.
En el exilio, Josep Tarradellas vivía en unas tierras de la propiedad de su familia, en Clos de Mosny, Francia sufriendo estrecheces económicas y en 1941, el estado franquista pidió su extradición.

Santacana expresa que “Franco quería hacer lo mismo con Tarradellas que con Companys y por ello pidió su extradición en 1941. El régimen de Vichy, que detuvo el presidente catalán, lo apresó en la cárcel de Marsella, negó su extradición ya que durante su juicio Tarradellas, se defendió en francés salvándose de la muerte sl lograr que el régimen francés lo considerara un exiliado político. 

Fue elegido presidente del gobierno catalán en el año 1954, sucediendo a Josep Irla. Tras la muerte de Franco, regresó nuevamente a España y el entonces presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, le reconoció la legitimidad del cargo que ostentaba, nombrándole presidente del gobierno preautonómico de coalición, en 1977.

El 23 de octubre del mismo año, en el balcón del Palacio de la Generalitat, gritó a la multitud concentrada en la plaza de Sant Jaume la famosa frase «Ciutadans de Catalunya, ja sóc aquí!» (Ciudadanos de Cataluña, ya estoy aquí) Hoy en día, a estas palabras se les atribuye un gran simbolismo histórico, especialmente para los catalanes, pues de alguna forma ponen punto final a la dictadura franquista y todo lo que ella implicaba, para dar paso a la democracia en España.

Muchas personas le dan gran importancia a esta frase, sosteniendo que las palabras que usó Tarradellas no fueron casuales: dijo «Ciutadans de Catalunya» (Ciudadanos de Cataluña), en vez de «catalans» (catalanes), pues según estos su intención era aludir a todos los habitantes de Cataluña, no solamente a los oriundos de dicho territorio.

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