Si miramos las vacaciones como una oportunidad para
cultivar la curiosidad, fortalecer los vínculos y promover el bienestar sin
gastar dinero y sin depender de las pantallas. ¡Acá las 7 ideas para niños de 1
a 7 años!
Teatro de emociones: Jugar a representar emociones con
el cuerpo y la cara, tales como alegría, enojo, miedo, sorpresa ¿Cómo se siente
el cuerpo en cada emoción? Ideal para desarrollar inteligencia emocional y
empatía.
Caja de tesoros: los más pequeños adoran recolectar
todo lo que encuentran en un paseo. Invítalos a juntar todos esos elementos en
una caja que pueden decorar juntos. Luego se sientan y con los ojos cerrados
los tienen que descubrir solo tocándolos. Puedes hacerlo con cosas de
diferentes texturas que estén en casa. ¡Es divertido!
Títeres improvisados: Con una linterna, una sábana o
calcetines viejos, se pueden crear personajes y contar historias. Esto estimula
la imaginación, el lenguaje y el desarrollo emocional. Las niñas y niños
ensayan roles, resuelven conflictos y expresan su mundo interno.
Club de preguntas: Cada día, una pregunta. ¿Por qué el
cielo cambia de color? ¿Cómo se hacen las olas? ¿Quién inventó los nombres? Las
preguntas movilizan el pensamiento crítico y la búsqueda de respuestas
compartidas. No hace falta saberlo todo: investigar juntos(as) también es
educar.
Caza de sonidos: Sentarse en silencio a escuchar: ¿Qué
suena cerca? ¿Qué suena lejos? Luego pueden imitar los sonidos con la voz o con
objetos. Este juego entrena la atención auditiva y la conciencia del entorno.
Historia encadenada (caminando o viajando) Una persona
empieza un cuento y las demás lo continúan por turnos. Estimula la creatividad,
el lenguaje oral y la colaboración. Puedes usar el inicio de un cuento clásico
y cambiar lo que sigue y sorprenderse con el final.
Juego de soplo: para la sobremesa, esperar a que
sirvan la comida en casa o en el restaurante. Con papel, pelotas livianas o
tapitas. ¿Quién sopla más lejos? ¿Puedes hacerla llegar al círculo? Este tipo
de juego fortalece los músculos orales, clave para el desarrollo del habla.
Por Geraldine Jara, directora de la carrera de Educación Parvularia con mención en contextos de Infancia de la Universidad Andrés Bello (UNAB).
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