Una singular performance llenó de color el
Centro Cultural Gabriela Mistral, GAM, este sábado 6 de julio con la
intervención artística llamada “Mixtura” de la artista
brasileña, Marina Guzzo.
Fueron quince mujeres que marcharon
ataviadas con elementos de la naturaleza en un rito que propuso utilizar danzas
y coreografías alternativas de mundos salvajes, no humanos, como forma de
resistencia al antropoceno o la influencia del comportamiento humano sobre la
Tierra.
La experiencia comenzó como un taller en
Centro NAVE con el propósito de convocar nuevos públicos, con o sin experiencia
teatral o performática, y finalizó el pasado sábado con un registro fotográfico
y una procesión al aire libre en las plazas del centro cultural.
“Mixtura” se ha realizado en distintos
países y propone forjar un ritual entre mujeres, disidencias sexuales y plantas
para poder mirar otras formas de estar en el mundo desde los tallos, raíces,
hojas, flores y frutos, en alianza con ropas y objetos.
Estas "alianzas afectivas" son
coreografiadas por la artista brasileña Marina Guzzo y están basadas en vidas
cotidianas improbables, en relaciones y barrios imposibles.
En GAM, fueron personas entre 21 y 51 años
que se transformaron para imaginar futuros y realizar rituales contra la
domesticación, explorando en el movimiento y el tiempo vegetal. Este innovador
programa de residencias situadas, se hizo posible gracias a la colaboración de
Iberescena, donde destacados artistas iberoamericanos desarrollarán creaciones
junto a la comunidad.
"Mixtura es un proyecto de taller
performance para crear una alianza afectiva y coreográfica entre mujeres
disidentes o personas que quieren acercarse a la naturaleza en la ciudad. La
pregunta que me hago como artista en esta investigación que ya he realizado en
distintos territorios y comunidades es cómo crear un bosque en una gran ciudad
desprovista de árboles”, explica Marina Guzzo.
Guzzo añade que lo que motiva es indagar en “la relación entre las artes y la crisis climática, y cómo podemos responder a ella. Nuestro vínculo con la naturaleza no está separado de nuestra vida cotidiana, de nuestras elecciones y de nuestros afectos.
Somos naturaleza, y
esta performance está muy relacionada con eso, hay una especie de activismo, de
estar juntos pensando dónde están las plantas en las ciudades, qué espacios
tienen, etc”.
La artista e investigadora, Marina Guzzo,
concentra sus creaciones en la interfaz del cuerpo y el paisaje, mezclando
danza, performance y circo, al tensar los límites de la subjetividad en las
ciudades y en la naturaleza.
Desde 2011, la crisis climática y el papel del artista en la producción de imágenes para atravesar un mundo arruinado en el Antropoceno ha estado en el centro de su investigación. Trabaja en colaboración con equipos de salud, cultura y asistencia social, pensando en el arte como una acción política que teje una red compleja de personas. instituciones, objetos y naturaleza.