¿Sabía Ud. que su firma puede retratar su personalidad casi
por completo? Especialista en grafología da algunas luces sobre cómo la
escritura con curvas, la presión del lápiz o la dirección en que se inclinan
las letras, pueden identificar tendencias conductuales.
“El ser humano es un todo y su firma forma parte de ese
todo, siendo lo más espontáneo que presenta el individuo en su escrito, debido
a que creamos nuestra primera firma a los dieciocho años, como una primera
muestra de nuestra responsabilidad social”, comenta Paula Cerda, Perito
Calígrafo y Grafológico que es Profesora del taller de grafología de la Universidad del
Pacífico, el cual se dictará durante enero.
La especialista, quien dentro de su amplio currículum es Profesora
de Neuroescritura, Educadora de Párvulos (PUC) y actual estudiante de
Psicología en la U.
del Pacífico, agrega que “la elección de nuestra firma no es un hecho aislado,
forma parte de nuestra historia. No es lo mismo escribir la firma con nombre y
apellido o representarla a través de una rúbrica, una acción que por lo general
vemos históricamente en la firma de los hombres, quienes hasta hace unos años
debían esconder sus emociones frente a la sociedad”.
Para la grafóloga, saber este tipo de análisis también puede
ayudarnos a conocernos mejor. “El acto de escribir no es un hecho al azar, sino
que es el resultado de la interrelación de todas las áreas corticales del
cerebro, y la escritura es única e irrepetible en cada uno de nosotros, lo que
habla de nuestra historia, de lo que somos, de nuestras cualidades, intenciones
y sentimientos”, asegura.
Es por ese motivo que en sus talleres en la U. del Pacífico invita a los
participantes a escribir unas cuantas líneas para confirmar que nada es al azar,
incluso la ubicación de la firma en la hoja de papel o el uso o no uso de
márgenes. “Lo escrito es importante, tanto como lo no escrito. Los márgenes dan
cuenta de nuestros niveles de autorregulación, de autocontrol, hablan de las
normas, y éstas son impuestas a medida que crecemos, incluso antes de entrar al
colegio. Al mismo tiempo que nos enseñaron a controlar esfínteres, a usar la
cuchara, se nos condujo a dibujar en una hoja de papel y no sobre las murallas.
La enseñanza escolar a través de la escritura nos va modelando, enseñando a
vivir en sociedad”, comenta.
Paula Cerda señala que un elemento clave para este análisis
es la teoría espacial del psiquiatra suizo, filósofo y fundador de la Sociedad Suiza de
Grafología, Max Pulver, quien plantea que lo de arriba se relaciona al
idealismo, espiritualidad e intelecto; lo de abajo a lo biológico, el disfrute,
la sexualidad, el trabajo, la materia, vale decir, con la supervivencia de la
especie; lo que va a la izquierda, a la madre, al pasado, a lo íntimo; y la
derecha, al futuro, el devenir, la socialización, la extroversión y, el padre,
entre otros.
Del mismo modo, las formas de los símbolos son reflejo de la
personalidad. “El psicólogo alemán, Ehrig Wartegg, basándose en la
proyectividad simbólica y arquetípica del psicoanálisis, concluyó, tras
experimentados estudios, que toda expresión gráfica (letras, formas, dibujos)
proyectada en un campo gráfico está compuesta por figuras geométricas simples:
la recta, curva, ángulo y punto. Identificó, de cada una de las figuras, un
trasfondo que podría ser extrapolado simbólicamente a la conducta, sosteniendo
que si un individuo manifiesta espontáneamente predilección especial por alguna
de estas formas, estaría proyectando una faceta actitudinal personal”, explica.
Por ejemplo, la especialista dice que un cuerpo de texto con
letras que se inclinan a la derecha, indica una mirada al futuro, que puede
confirmarse al momento de sellar el texto con la ubicación de la firma también
en el espacio derecho. “Cada gesto, cada forma, cada elección que hacemos al
escribir, da cuenta de un individuo en particular”, sostiene.
Lo mismo pasa con cada palabra y letra, que al analizarlas
en detalle muestran micro gestos semejantes. “Por ejemplo, la cursiva es la que
nos muestra la espontaneidad, y el uso de la letra script o la imprenta da
cuenta de máscaras sociales y de cómo te enfrentas al mundo”, aclara la
experta.
También en el estudio grafológico se analiza el uso de
rectas, curvas, ángulos, puntos y círculos, y se sopesan las tendencias en su
utilización. Así, por ejemplo, la experta plantea que si hay mayoría de rectas,
señala claridad, lo lógico, la capacidad de síntesis, eficiencia y concreción.
Al contrario, lo curvo nos muestra cordialidad y adaptación al cambio.
Los ángulos, por su parte, pueden dar cuenta de niveles de
impulsividad, de intransigencia, pero también de disciplina, perseverancia y
claridad: “Muestran los límites, la intolerancia, el cambio drástico de
dirección y firmeza, pero muy necesarios para la toma de decisiones”, acota.
Los puntos muestran los niveles de seguridad e inseguridad.
“Son el detalle y la búsqueda de seguridad y, aunque sea una mínima expresión
gráfica, demuestran los niveles de atención y aplicación”, precisa.
Finalmente, los círculos son la estructura del ego. “Su uso
da cuenta de creatividad, afectividad, emocionalidad y contención. Por eso que
dejar círculos abiertos muestra cierta vulnerabilidad, dependiendo de la
dirección de su apertura; lo mismo que remarcar el cierre de los mismos en
ciertas zonas, nos dirá el grado de protección que damos a ciertos aspectos de
la vida, lo que es fundamental a la hora de reforzar a nuestros niños a través
de la escritura a un fortalecimiento de su estructura yoica”, concluye la profesora
de Grafología de la
Universidad del Pacífico.