jueves, 10 de febrero de 2022

Rescatan relatos de autora imprescindible de la ficción especulativa chilena

 Las editoriales Imbunche y Cathartes reúnen en Ficciones de la Quinta Era Glacial y otros relatos insólitos los cuentos de la autora nacional Ilda Cádiz Ávila (1911-2000) quien, en palabras del destacado autor nacional Francisco Ortega, “es probablemente el secreto mejor guardado de la ciencia ficción chilena".

Y no es para menos, en sus relatos, Ilda Cádiz (Talcahuano, 1911-2000) construye con habilidad mundos singulares en los que experimenta con el misterio, la ambigüedad, el humor y la hibridación de géneros narrativos, como la ciencia ficción, el fantástico, el terror gótico, el policial y la autoficción.  

Poseedora de una pluma calificada como “hipnótica”, fue considerada “una notable cuentista innata” y “dotada más allá de lo común” por María Carolina Geel en 1976. Fue también calificada como una escritora con “oficio y originalidad cierta” como se lee en la única reseña publicada de su obra La casa junto al mar y otros cuentos (1984) en el diario La Tercera.  

Además, obtuvo algunos reconocimientos literarios (Premio Municipal de Santiago y Juegos Literarios Gabriela Mistral). Sin embargo, hasta hoy continuaba la imposibilidad de acceder a su obra, sus libros eran prácticamente inencontrables y la información de calidad sobre la autora era escasa.   

¿Quién fue realmente Ilda Cádiz y por qué es tan difícil acceder a su obra? En el prólogo de la publicación la investigadora Macarena Cortés aborda esta y otras preguntas con respecto a la invisibilización de la autora en el panorama literario chileno: “sus escritos pasaron desapercibidos en un medio dominado por hombres.  

A esto, se suma que Ilda Cádiz pertenecía a una clase media incipiente y provenía de provincia, por lo que no tenía redes. Además, en vez del realismo canónico incursionó en géneros literarios no miméticos, que suponían una tensión o un quiebre con la realidad. Estas intersecciones supusieron una brecha que por poco acaba con su obra y su autoría”.  

El volumen recién publicado, de más de 300 páginas, debe su nombre a un conjunto de relatos en que la autora especula en torno a la “Quinta Era Glacial”, un desastre medioambiental causado por los humanos que vuelve a la Tierra inhabitable.  

Esta modalidad narrativa –hoy conocida como ficción climática o cli-fi– es recurrente en los cuentos de la autora, los que, junto con elementos distópicos asociados al desarrollo tecnológico, presentan temáticas de singular actualidad. 

Ilda Cádiz Ávila nació en Talcahuano en 1911 y falleció en la misma ciudad el año 2000. 

Estudió Pedagogía en inglés en la Universidad de Concepción y en 1936, llegó a Santiago a trabajar como secretaria bilingüe. Si bien pertenece a la misma generación que María Luisa Bombal, sus recorridos literarios fueron condicionados por su ambiente. 

Ambas exploraron el género fantástico, pero mientras que Bombal –proveniente de una familia aristocrática– publicó principalmente en las décadas del treinta y del cuarenta, Cádiz publicó por primera vez en 1969 con el dinero de su jubilación, ya que pertenecía a una clase media incipiente y de provincia, sin redes ni privilegios. 

 Colaboró con textos periodísticos y literarios en diarios como El Mercurio y El Sur, y en la desaparecida revista Margarita. Todos estos fueron firmados con el pseudónimo de Dolores Espina, y esperó hasta bordear los 60 años para publicar su primer libro, La Tierra dormida (1969) y firmar por primera vez con su nombre. 

Lo mantuvo también para sus siguientes publicaciones: el libro de cuentos La casa junto al mar (1984) y la novela histórica La pequeña Quintrala de Joaquín Toesca (1993). 

Sus dos grandes pasiones, la historia y la ciencia ficción, las cultivó con dedicación. Realizó una estancia en el British Museum para investigar y posteriormente escribir un libro de ensayo sobre Lawrence de Arabia que le merecería el Premio Municipal de Literatura. 

Además, participó en la fundación del Club Chileno de Ciencia Ficción en 1975 junto a destacados exponentes del género como Hugo Correa, Elena Aldunate y Antonio Montero.  

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