La Escuela de Teatro UV conmemora el Día Nacional del
Teatro con la puesta en pantalla de La Compañera, obra teatral de la Compañía
MalaMadre, escrita en México por la dramaturga y directora chilena Carla Romero
y la actriz argentina Laura Agorreca, en medio de una reflexión profunda acerca
del rol histórico de las mujeres en los movimientos revolucionarios
latinoamericanos y su omisión en los documentos de memoria que hoy se conocen.
Dos niñas, interpretadas por Mariana Muñoz y Claudia
Cabezas, deben disertar en la escuela sobre un héroe de la patria.
Una de ellas decide hacerlo sobre su madre: Cecilia
Magni, la comandante Tamara, militante del Frente Patriótico Manuel Rodríguez.
Lo familiar y lo íntimo se mezcla con la historia oficial. ¿Qué hacer con lo
personal? ¿Qué historia queremos escuchar? ¿Quién es el otro? Está por sonar la
campana y el tiempo se acaba para alcanzar el ideal.
La Compañera propone un abordaje sensible que abre
diálogos internos entre los espectadores, logrando atravesar la pantalla con
una historia que tensa el hilo entre pasado y presente, invitando al público a
imaginar otro futuro posible.
Un ejercicio delicado de reconstrucción de la memoria
desde lo más íntimo. Una mirada sensible y emotiva de una de las
revolucionarias más enigmáticas de la historia política contemporánea de Chile,
la comandante Tamara.
Esta es la penúltima obra en la temporada teatral Sala
Negra En Línea, parte del Plan de Desarrollo de Públicos financiado por la
Convocatoria Pública 2020 de Planes de Desarrollo de Públicos, que permitió a
la Sala Negra Juan Barattini Carvelli levantar esta temporada con la creación
de un Comité de Públicos Programadores, quienes fueron parte de la selección de
las obras y participaron del primer programa de formación especializada de la
Escuela, Prácticas Escénicas Desde el Sur.
Carla Romero, directora de la obra, comenta sobre el
proceso de creación que, “la Compañera se gesta a partir de mucho estudio de
varias guerrilleras latinoamericanas. La historia de Tamara nos hizo vibrar
desde su relación con su hija, que para nosotras es un tema que nos interesa,
cómo las mujeres tenemos diferentes roles que sostienen a la sociedad pero que
no son reconocidos, son ocultados, el de los cuidados y la maternidad.”
Carla pone énfasis en la importancia de escribir
historias otras, fuera de la oficialidad, abriendo posibilidades a distintas
maneras de relacionarnos y afectarnos. “¿Qué es ser una heroína? Pareciera que
para los hombres es mucho más fácil explicarlo, y así lo relata la historia.
Hay muchos textos, biografías, testimonios de hombres
revolucionarios de izquierda que cumplen el rol de héroes, pero para las
mujeres que han cumplido un rol más afectivo conlleva otro tipo de relaciones,
otras consecuencias, es doloroso. Sin afán de sectorizar, entendiendo que lo
femenino y lo masculino es dinámico, es importante poner en relieve y
visibilizar los procesos de cuidado y afectos. Dentro de la historia son
fundamentales, porque la historia se escribe también desde los afectos.”
Carla Romero comparte que: “La Mariana y yo formamos
parte del Circo Teatro. Ambas tenemos una relación muy amorosa con la compañía,
para mí fue una gran escuela y Andrés Pérez es un gran referente.
Él pensaba y hacía teatro desde lugares que nos haría
falta volver a pensarlos, que en algún minuto perdimos o dejamos de ver. Es un
día muy afectuoso donde queremos compartir lo que hacemos, nuestro trabajo,
desde ahí generar contacto, cariño, afecto.”
“Es un placer haber trabajado con el equipo que trabajé, cada vez que las veo me alegra. Ha sido muy enriquecedor. Agradecer la generosidad creativa, profesionalismo, sus casas, sus cosas y todas las experiencias que hemos vivido juntas en esta pandemia. ¡Viva Andrés Pérez y viva el teatro!” finaliza Carla.
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