En 1844, Søren Kierkegaard publica El
concepto de angustia, e inmediatamente después, se publica la novela El cuervo,
de Edgar Allan Poe.
¿Coincidencia, casualidad? No hay una coincidencia fruto de
la casualidad. Hay un estrecho margen de tiempo, más bien, en el que la
causalidad hace su trabajo. ¿Por qué aparece la novela policíaca? ¿Es el miedo,
la “filosofía de la angustia” o “de la inseguridad” de la que habla
Kierkegaard, quien reina en el alma de la gente?
Cuando Sócrates escribió Edipo Rey, estaba poniendo las
bases para que con el devenir de los siglos, se construyera un acontecimiento
cultural de gran magnitud, con una creciente difusión y calidad literaria de los
muchos autores que la han cultivado.
De este tipo de relato, ya se tenían noticias a fines del
siglo XVIII y mediados del XIX y su principal móvil, lo constituye la
resolución de un caso enigmático y su atractivo está en el desarrollo de la
investigación y en el desenlace de los enigmas involucrados.
En el inicio de estas obras, se podían ubicar escritos
literarios que mostraban inquietud ante lo inexplicable o hechos considerados
terroríficos y se trataban de explicar siguiendo la lógica y la ciencia. Sin
embargo, faltaba quien explicara o calmara la angustia de esos tiempos de
cambios, desde un punto distinto a la religión o superstición que ya no
satisfacían las necesidades de la sociedad de la época. Luego, le siguió un
tipo de novelas cuyo protagonista, era un aventurero que lograba vencer las
dificultades que se le presentaban por delante.
Entonces, faltaba el que uniera la cónica de sucesos con el
misterio inexplicado y el héroe que consiguiera resolver la situación y que se
ajustara a la nueva mentalidad de la clase media emergente o burguesa
A fines del siglo XIX empezaban a surgir los primeros
cuerpos de policía organizados en Europa. Al mismo tiempo, como se prohibió la
tortura para lograr la confesión de los presos, se buscó que el posible
culpable confesara a través de la averiguación de lo sucedido, confrontándolo a
los hechos y pidiéndole explicaciones.
El progreso de la narrativa policial, estaría a la par con
el de prensa escrita ya que los lectores de los periódicos, leían ávidamente
los casos de crímenes también llamados “crónicas de sucesos” hasta su
resolución, siguiéndolos con gran atención, especialmente, si eran procesos
judiciales famosos por su morbosidad, o eran escandalosos socialmente o eran
violentos. Y esta crónica roja junto con los registros policiales, permitió la
creación de los personajes detectivescos.
El protagonista del relato establece la verdad usando la
razón, la observación empírica, o la intuición y la acción. Suele ser un
detective (Hercule Poirot), policía (Maigret), periodista (Gálvez), abogado
(Pery Maison), criminalistas o aficionados (Sherlock Homes, Miss Marple, el
padre Brown) el profesor de literatura, el viejo del rincón o el recluso Isidro
Parodi que investigan un hecho entrevistándose con los implicados o examinando
las pruebas e indicios que dejo el crimen.
Por otro lado, la llamada novela negra busca retratar problemas
morales, sociales y colectivos en la cual, progresivamente, se ha ido poniendo
énfasis en la vida y motivaciones y en las raíces socioculturales de la
delincuencia.
El nuevo libro Reconstitución de escena, del historiador
Manuel Vicuña y publicado por editorial Hueders, narra el nacimiento del género
de la novela policial en Chile, a fines del siglo XIX.
En Chile, a partir de 1894, los procesos criminales con
mayor repercusión, migran de la síntesis de la crónica roja en los diarios al
desarrollo literario en los libros.
Según Ramón Díaz Eterovic, “la novela criminal es la novela
social de nuestros días, y ella sirve para registrar las distintas caras de la
relación poder y crimen, tan presente hoy en día en todo el mundo”.
En el libro escrito por Manuel Vicuña, es posible encontrar
la herencia extranjera del policial, que sentó las bases del género en nuestro
país que a partir del asesinato de Sara Bell, una joven santiaguina que murió
en manos de su amante en 1896 se inicia un recorrido por el mundo de los detectives,
delincuentes y de los reporteros de la crónica roja.
Desfilan por las páginas del libro las revistas de la Policía de Investigaciones
y autores extranjeros y chilenos desde Juanario Espinosa hasta Luis Rivano y
sacando del olvido a una figura que encarnó mejor que nadie a detective
escritor como fuera, René Vergara.
En Chile, hemos tenido al detective Román Calvo; al
detective Heredia; al Tira Gutiérrez y la hermana Tegualda; Cayetano Brulé y
tantos otros que han transformado la novela policial y su vertiente negra, en
una crítica a la violencia de esta sociedad en la que está presente el poder
político, la impunidad y el dinero mostrando en sus páginas, una parte de la
sociedad chilena que se resiste a ser olvidada en el patio trasero de la
historia.
Una de las razones de que la novela de misterio, policiaca o
negra sea tan leída es que al tener claro que la vida es algo impredecible,
necesitamos saber que el orden social y nuestra fe en la justicia se pueden
reestablecer a través de la investigación racional.
Otra razón, del porque del éxito de este tipo relato la
entregó Thomas Narcejac al decir que “la novela policíaca es un relato donde el
razonamiento crea el temor que se encargará luego de aliviar”.
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