¿Por qué se trabaja tanto en Chile? ¿De qué
manera el mérito se ha convertido en un problema de justicia? ¿Cómo entender
que nadie se sienta seguro en su posición social? ¿A qué se debe que el “chaqueteo”
esté tan expandido? ¿Qué explica la desilusión con la política? ¿Por qué se
está siempre agobiado por el tiempo?
Son las preguntas con que se inicia el trabajo
de investigación social “Desafíos comunes. Retrato de la sociedad chilena y sus
individuos” de los investigadores Katya Araujo y Danilo Martucelli, publicado
por LOM Ediciones. Esta investigación, se realizó durante tres años, en un
trabajo de campo que se materializó en el gran Santiago, con un grupo de
control en las ciudades de Valparaíso y Concepción.
Este trabajo, que se divide en dos tomos, tiene
como objetivo caminar hacia un diagnóstico de época, es decir espera entender
la vida social de los chilenos de hoy en día.
Los autores piensan que los chilenos, no son
individuos neoliberales porque las cosas son, sencillamente, más complicadas de
lo que parecen. Para los autores, el peso del neoliberalismo es insuficiente
para caracterizar a los individuos de nuestra sociedad actual. Desde ese punto
de vista, lo especial de este trabajo es que ve la vida en sociedad como una
aventura permanente y a los individuos como seres que están obligados a
enfrentar esos desafíos y como se viven los resultados.
Para los investigadores, fue importante los
rostros, las lágrimas, las incoherencias, los gestos, los silencios toda
aquella comunicación no verbal que les permitiera entender mejor a los
individuos con los que estaban hablando, haciendo visibles las voces, las
lágrimas, los silencios, las incoherencias logrando, que no sean los
investigadores los que cuenten los resultados, sino que sean los encuestados
los que construyan el relato.
Según este trabajo, en las últimas décadas la
sociedad chilena, ha sido el escenario de dos grandes cambios. Por un lado, se
han realizado un conjunto de transformaciones en giro hacia el neoliberalismo
tanto en política como en economía y que enmarca a los chilenos en una
incertidumbre hacia el futuro. Junto a lo anterior, se produjeron
reivindicaciones democratizadoras que dieron aspiraciones horizontales a la
sociedad.
Una de las conclusiones es que el cambio social,
está asociado a la imposición de una nueva matriz económica y social en función
del mercado y que quiso remplazar una que estaba centrada en el Estado, los
partidos políticos y los actores sociales con otra que esta centrada en el
mercado.
Una de las conclusiones de este trabajo, es que
los chilenos se sienten obligados a ser híper actores, es decir: no fracasar,
hacer cosas con sentido, autolimitarse, autocuidarse, es decir sostenerse en
sus habilidades, es decir, en su capacidad de confiar en las propias
capacidades prácticas y en la formas de manejar las situaciones de vida que se
le van presentando a diario, “una fuente de seguridad pragmática ante una
sociedad que se percibe como insegura”.
En este estudio, los chilenos aparecemos como
personas que se las arreglan, en un imperativo que ordena las coordenadas
morales en que nos movemos. Entonces, para lograr los
objetivos, se buscan soportes, redes, se enfrentan estereotipos identitario y
asumen o no las presiones que su rol les impone.
Al leer este estudio, me vino a la memoria la
forma en que Gabriela Mistral describió a nuestro país. En 1934, dio una
conferencia en Málaga, España titulada “Breve Descripción de Chile” y en ella
expresa que “nacida la nación bajo el signo de la pobreza, supo que debía ser
sobria, súper laboriosa y civilmente tranquila, por economía de recursos y de
una población escasa. Esta voluntad terca de existir, ha tenido a veces
aspectos de violencia y a algunos se les antoja desmedida para cinco millones
de hombres.
Chile, o la voluntad de ser, es lo que
porfiadamente nos hace responder ante cada crisis que le ha tocada a cada una
de las generaciones de chilenos desde su fundación como Nación.
A partir de cada crisis, los chilenos hemos ido
tomando más conciencia de nosotros mismos y de nuestras capacidades para crear
a pesar de que hoy, a diario, nos enfrentemos al pesimismo, al escepticismo y a
la incomunicación que existe entre las generaciones.
Para enfrentar positivamente los desafíos
comunes a los que nos enfrentan los cambios producidos en nuestra sociedad,
necesitamos del discurso vinculante, del criterio unificador para poder
entender la sociedad en que nos movemos pero por sobre todo, necesitamos de la
voluntad social y comunitaria para lograrlo.
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