Fotos: Patricio Melo-GAM |
“Mollfun: territorio de agua y muerte”, es una obra de danza contemporánea, performance e instalación lumínica, dirigida por el bailarín y coreógrafo Ricardo Curaqueo Curiche, que cierra la trilogía sobre cuerpo y memoria mapuche, iniciada con las obras “Malen” (2017) y “Weichafe” (2019).
Mollfüñ en mapuzungun refiere a la sangre, en un
sentido orgánico, simbólico y político. Corresponde al agua esencial del
cuerpo, un territorio líquido donde habita la vida y la muerte.
Su director, Ricardo Curaqueo, comenta sobre el
origen de la obra: “No es la obra original que tenía planificada para cerrar
esta trilogía creativa. El año pasado falleció la intérprete Vanessa Curihuinca
Coche, que había estado con nosotros desde Malen. Entonces se nos hizo
necesario hablar de la muerte y del espacio de reconciliación con ella.
Y también de la
sangre, un espacio que habita al mismo tiempo la vida y la muerte. En parte la
obra está dedicada a ella, está muy presente en la coreografía ese acto de
celebrar a los muertos, como lo hacemos los indígenas y las primeras naciones”.
Así como la sangre es el fluido corporal esencial, del
mismo modo, el agua se presenta hoy como un espacio en disputa. La obra aborda
una mirada hacia la crisis de los ecosistemas que dan vida a las sociedades y
sus territorios, siendo la crisis del agua lo que hoy define el curso futuro de
la humanidad.
¿Cómo el uso, explotación y contaminación de las aguas
ha intervenido en los modos de ser y existir del cuerpo? Es una de las
preguntas que los nueve intérpretes responderán con sus cuerpos, voz y texto.
Fotos: Patricio Melo-GAM |
La idea es
proponer cómo coexistimos nuevamente en este territorio y en este momento
profundo de cambios. Ya no es plantear la belleza solamente, sino también poner
en escena lo que estamos viviendo hoy”.
La obra busca ser parte de un relato sobre el futuro,
que exprese la urgencia de mirar hacia el territorio y sus recursos, los
pueblos originarios y sus expresiones simbólicas y las diversas identidades que
en ellas habita:
“Siempre hay una relación con el territorio, en las tres
obras. Busco cada vez más apelar a la universalidad, que la obra se entienda
aquí y en cualquier parte del mundo. En muchos territorios tenemos finalmente
los mismos problemas. El texto es mucho más concreto, se relevan las
expresiones dancísticas de los territorios, aquellos que se vinculan con los
elementos de la naturaleza.
La danza es eso esencialmente, la imitación de los
pájaros, el movimiento de los árboles, los ciclos lunares o las estaciones del
año. No es tan poética como las demás, es mucho más explícita”, afirma
Curaqueo.
Fotos: Patricio Melo-GAM |
Además, presenta otro hito importante.
“Nuestra líder, la lonco papay Elsa Quinchaleo vuelve también a subir a escena para coronar este cierre de trilogía.
A sus 79, años está en su punto máximo de entrega a la
vida, haciendo una resistencia fraterna con las reivindicaciones lingüísticas y
medioambientales. Incluso en la obra ella lleva una danza y eso es muy bonito,
la veremos bailar”, finaliza Curaqueo.
11 Jun al 03 Jul. Ju y Sá — 20 h. Do — 19 h. Sala A2. $6.000 Gral., $5.000 personas mayores, $4.000 estudiantes.