El
libro “Cinco gotas de sangre. La historia íntima de Antares de la Luz y la secta de Colliguay”,
escrito por Verónica Foxley y publicado por editorial Catalonia, indaga en un
caso que a partir del suicidio del líder de la secta parecía cerrado y que aún
encierra secretos porque todavía es investigado policialmente.
En
diciembre de 2012, Ramón Castillo Gaete, conocido como Antares de la Luz y líder de una comunidad
espiritual, quemó vivo a su propio hijo por considerarlo el Anticristo.
El
bebé, de apenas tres días fue asesinado con la complicidad de una serie de
jóvenes, entre ellos su madre, que eran manipulados por un discurso mesiánico y
del cual, la policía de investigaciones sólo pudo rescatar, además, de algunos
huesos quemados, cinco gotas de sangre.
En abril
del 2013 fue cuando salió a la luz pública el asesinato de este recién nacido
ocurrido en Colliguay, localidad de la Región de Valparaíso de más de mil habitantes.
Se
fue originando una investigación policial que fue acompañada de una explosión
mediática que fue mostrando más aristas del caso como que ese crimen había sido
planeado por Ramón Castillo Gaete, más conocido como Antares de la Luz, líder de una secta
conformada por un grupo de jóvenes sin antecedentes previos.
Profesor
y músico clarinetista se había transformado en un compulsivo consumidor de
ayahuasca y un fanático de los libros de Carlos Castañeda. Antares de la Luz aseguraba a sus fieles que
el fin del mundo ocurriría el 21 de diciembre del 2012, que él era Dios
encarnado en la Tierra
y que el niño que venía en camino era el Anticristo, el “adefesio” que había
que exterminar. Por aquel “profeta”, ese grupo de jóvenes estaba dispuesto a
todo, incluso a morir.
La
periodista Verónica Foxley indagó por meses este caso luego del suicidio de su
líder en el Cusco. El libro, contiene testimonios de fuentes directas con las
que se reconstruyen los hechos y situaciones que condujeron al crimen y, al
mismo tiempo, revela las formas perversas de operar de las sectas y los
peligros que implica la manipulación de las conciencias al interior de estas.
Antares
de la Luz aplicó
la manipulación mística. Hizo creer a sus jóvenes seguidores que él era Dios,
controló y decidió dónde, cuándo y cómo dormían, qué comían, quién podía o no
tener sexo; filtró y dirigió quién podía hablar con quién, de qué manera y el
modo para engañar a las familias. Su fórmula fue implacable.
¿Quién
era realmente ese iluminado que afirmaba con tanto fervor saber lo que
ocurriría cuando el mundo se acabara? ¿En qué momento se pasa de una comunidad
espiritual a las redes de una secta? ¿Cómo el carisma y la mente enferma de una
sola persona fueron capaces de construir un tejido de creencias que convenció a
hombres y mujeres comunes y corrientes para que siguieran sus pasos y se
convirtieran en sus más disciplinados guerreros?
¿Por
qué jóvenes profesionales, con estudios y en el comienzo de sus vidas, dieron
todo de sí para cumplir lo que este particular demiurgo les ordenara, llegando
incluso al punto de participar directa o indirectamente en la muerte en una
hoguera de un bebé que solamente tenía tres días de vida?
En
estas 232 páginas, la periodista Verónica Foxley descorre el velo de estas y
muchas otras preguntas narrando la historia íntima de la secta cuyos ritos de
muerte y no de luz, terminaron quemando a un inocente en uno de los asesinatos
más crueles que se hayan conocido en Chile.
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