El libro “Relatos de un viejo impertinente” de
Cristián Aguadé fue presentado este jueves 18, a las 19:30 horas en el
Museo de Artes Visuales de la capital
chilena.
Los cuentos, que son publicados
por Editorial Catalonia, son escritos desde la visión de un hombre mayor, cuya
experiencia de vida le ha permitido afinar la observación de lo que ocurre a su
alrededor, entrelazándose con la propia biografía sin que ellos signifique,
volver constantemente a los éxitos pasados sino que muestra como, sutilmente,
los viejos van dando paso a las nuevas generaciones sin amarguras, sino que con
humor y resignación frente a lo que consideran la ley de la vida.
Los protagonistas de estos relatos, están en un
punto de su existencia en el cual, además de vivir entre bastones, varios tipos
de remedios, los propios recuerdos y sin tantos prejuicios, pueden
entretejerlos con la vida cotidiana y actual, criticando con humor e ironía el
esfuerzo por vivir y sobrevivir convirtiéndose, el conjunto de relatos, en un
homenaje a la vida.
Cristián Aguadé nació en Barcelona
el 21 de febrero de 1921 y llegó a Chile a fines de 1939, a los 18 años de
edad, junto a un grupo de refugiados de la Guerra Civil
española.
Aquella guerra iniciada en 1936 culminó con la
derrota republicana en abril de 1939 y como consecuencia de la misma, en
la medida que la las tropas franquistas iban tomando Cataluña, el 15 de enero
tras la caída de Tarragona, se inicia un exilio masivo cuya marcha fue
protagonista en las carreteras catalanas que conducían a Francia.
La población civil no tenían
responsabilidades políticas ni militares, por lo tanto ¿porqué huían? Según
la escritora Teresa Pàmies “la masa de la población civil seguían un impulso
colectivo, pensando algunos que en Francia encontrarían al marido, al hijo, al
padre, al hermano; que pasada la borrasca retornarían juntos a empezar de nuevo
la vida en familia, aunque faltasen algunos, muertos en las trincheras, en los
bombardeos o, sencillamente, desaparecidos en la vorágine de la guerra.
México, Chile y República
Dominicana, fueron los tres únicos países americanos que aceptaron,
oficialmente, a los republicanos españoles. En la
memoria colectiva, aquella re-emigración a América viene a menudo asociada a
los nombres de los barcos utilizados para transportar a un gran número de
refugiados españoles, en el convulso período de 1939 a 1940.
Nombres como Flandre (312
exiliados), Sinaia (1.599), Ipanema (900) o Mexique (2.067) para el caso de
México, Winnipeg (2.200) para Chile, Massilia en Argentina o el Stanbrook para
Orán, significaron no solamente un pasaje a la esperanza sino un vivo recuerdo
que marcó el inicio de una vida nueva en un lugar lejano.
Después de un duro principio,
Aguadé comenzó a trabajar en Chile como corrector de pruebas en la Editorial Nascimento.
Al cabo de un año se independizó para formar una sociedad
con su compañero de viaje, Claudio Tarragó.
De pintores de paredes, la empresa
se convirtió en subcontratista y de la pequeña carpintería que instalaron,
surgió la fábrica Muebles SUR, vigente hasta hoy.
Dedicado siempre a combatir el
régimen franquista, su actividad como escritor fue de artículos y discursos,
sobre todo en el Centre Català de Santiago de Chile, el que llegó a presidir.
Impulsado a escribir sobre
la memoria histórica reivindicada por la nueva democracia española,
publicó su autobiografía titulada Lucha inconclusa. Memorias
de un catalán exiliado a Chile publicado en marzo de 2009 por la misma
editorial.
Este libro testimonial fue
traducido al catalán bajo el nombre de Memories d’ un Catalá de Xile, Editorial
la Magrana de
RBA libros, Barcelona.
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