sábado, 26 de agosto de 2017

Llega a los cines nacionales “La memoria de mi padre”



Llega al Festival de Cine de Santiago, Sanfic, la película “La Memoria de Mi Padre”, dirigida por Rodrigo Bacigalupe quien, a través de una historia personal, convierte un relato íntimo en una historia universal. 

Tomás Vidiella, Jaime Mc Manus, María Izquierdo, Marcial Tagle, Romina Mena, Tamara Tello, Luz Jiménez y Mireya Sotoconil le da vida a esta historia que se transforma en una película que quiere rescatar el valor humano por sobre el estético.

Es la historia de un guionista de televisión, que se ve obligado a cuidar de su padre que está perdiendo la memoria. La obra tomó 7 años en realizarse y debutó en el Festival Internacional de Málaga, en marzo de este año, donde cosechó muy buenas críticas y generó un especial interés en la prensa y críticos presentes. Ahora llega a nuestro país para participar en el Festival de Sanfic y el 28 de septiembre en las salas de cine comercial.

  Es un cine de personajes, que busca conmover a través de cómo éstos aman, odian y se emocionan, en resumen, de cómo intentan vivir sus vidas de la mejor manera posible.

Es una historia honesta, que bucea en los ámbitos afectivos y familiares del protagonista, en la importancia de ser flexible en la vida frente a situaciones donde rencores, malos afectos, miedos o falta de empuje nos impiden generar un cambio.

 Esta es la historia de Alfonso, un reprimido adaptador de comedias norteamericanas para la televisión que a los 50 años y a raíz de la muerte de su madre, se ve obligado a hacerse cargo de un padre que no soporta, ya que es el vivo reflejo de sus propios defectos afectivos y tozudeces.

El tema es que ahora el viejo está perdiendo la memoria, convirtiéndose en un niño alejado de aquel hombre fuerte que fue, y está obsesionado con que su mujer sigue viva, perdida en un hospital de la costa.

La película fue recientemente premiada con el Primer Premio en la 10ª versión del Festival Internacional Cine del Mar como ´Mejor Película Largometraje´, en Punta del Este, Uruguay.

viernes, 25 de agosto de 2017

Film rescata de manera íntima la catástrofe natural ocurrida en Chaitén



La película “La madre, el hijo y la abuela”, dirigida por el joven y premiado cineasta chileno Benjamín Brunet retrata el encuentro de tres personajes en la localidad de Chaitén después de ocurrida la erupción del volcán ubicado en la provincia de Palena. 

En el filme, el personaje de Cristóbal llega a la localidad con el objeto de encontrar sus raíces y su origen, aún desconocidos para él. En este periplo el joven fotografía la devastación que ha resultado de la catástrofe natural ocurrida el año 2008 y conoce a Ana y a la madre de esta mujer, María. 

La relación que se establece entre ellos permite dar cuenta de la intensidad de encuentros familiares que desencadenan profundos momentos de cambio.

Para Brunet “Chaitén es completamente un lugar que tiene mucho de muerte, basta con ver esas casas, esos lugares destruidos. La escasa vida que hay está en algunas casas, como la de Ana, por eso Cristóbal se queda ahí. No sólo es un lugar muerto, sino que la película trata principalmente de la muerte y no de la reconstrucción”. 

“Visitar Chaitén es como visitar un cementerio, esta idea es principalmente una reflexión”, reflexiona el joven director.

La cinta, opera prima del director oriundo de la región de Los Lagos, le significó a Brunet obtener el premio otorgado por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes al “Artista Joven Regional 2016”. 

Respecto a su obra, el autor señala que “esta película está dedicada a mi difunto padre y a quienes han vivido duelos y pérdidas de seres queridos. Es una obra reflexiva que busca perpetuar en el tiempo esas íntimas conversaciones y momentos familiares cotidianos. Para engañar a la muerte y al tiempo”. 

Los actores principales de esta cinta son Ana gallegos, María Muñoz y Gonzalo Aburto
El filme estrenado en Chile el año 2017 en el marco del VII festival de Cine Patagonia Aysén ha conseguido amplio reconocimiento. 

De ello da cuenta su selección como una de las ocho producciones nacionales para participar de la XIII edición del Santiago Festival internacional de Cine, SANFIC, que se celebrará entre el 20 y el 27 de agosto de este año. 

Al respecto la organización de SANFIC dio a conocer cuáles serán las películas chilenas que se enfrentarán en el certamen y que son cuatro documentales y cuatro largometrajes de ficción. 

Carlos Núñez, Director Artístico de SANFIC explica que “este año exhibimos en calidad de premiere, producciones de nuevos directores nacionales que abordan diversas temáticas: familiares, políticas, sobre diversidad sexual, la juventud, ruralidad y el arte. Todas muy actuales y con vocación de público”. 

En el contexto de SANFIC, “La madre, el hijo y la abuela” se presenta como un largometraje de ficción que aborda nuestra propia historia. Ello, desde la contingencia de tres personajes que se encuentran en un Chaitén desolado, lo cual sirve como telón de fondo para retratar la realidad nacional devastada por la inclemencia de catástrofes naturales. Cabe señalar también que la cinta nacional ha sido Ganadora oficial del Festival Internacional de Cine de México de 2017 y nominada al Premio Lisboa Bull en la categoría de mejor película experimental.

Una razón que explica el interés que ha despertado la cinta se debe a su naturaleza experimental.
Brunet señala, al respecto que “nuestra historia principal no tiene grandes hitos ni miles de giros dramáticos para querer acentuar tanto en su trama principal, sino que es una historia sencilla, humana, cotidiana. Su riqueza abunda en un universo simbólico. No es que yo crea que todas las películas tengan que ser así, pero ésta sí lo es, fue pensada de esa manera. Contar una historia sencilla (con el riesgo que eso conlleva) y agregarle algunos símbolos para ver qué sucede. Algunos no la entienden, otros entienden una cosa y otros entienden otra cosa. 

Yo con la gente que la he visto he tenido conversaciones maravillosas y creo que ese universo simbólico afecta a la experiencia de la película y es el espectador quien se ve en la invitación de interpretarlo a su modo. Lo que significa algo para una persona no necesariamente lo es para otra”

Al trabajo experimental encabezado por Benjamín Brunet -quien además de dirigir la película estuvo a cargo del guión de la misma-; se suma el apoyo de la productora “La casa tortuga”, empresa formada en el sur de Chile para crear producciones regionales para Cine, Televisión y Web. El apoyo financiero, en tanto, viene de la mano de Sercotec y aportes de la Gobernación Regional de Los Lagos. Es así como se crea el primer largometraje de ficción gestionado, grabado y financiado desde la X región llamado “La Madre el Hijo y la Abuela”.

Alejandro Ugarte, productor ejecutivo de la cinta explica que “hemos usado un modelo de cooperación entre pequeñas compañías, para lograr financiar parte de una producción cinematográfica nacional, independiente y de buen nivel. A esto se suman los apoyos estatales del 2% en Cultura de la Región de Los Lagos y Corfo Distribución 2016”. 


Ugarte, quien además es gerente de Infractor Film Factory, agrega que “la compañía se enfoca en producir películas de alto impacto, con una visión política progresista e independiente, que abordan temáticas sociales desde el arte cinematográfico”. 




jueves, 24 de agosto de 2017

Exposición de fotografía patrimonial en Las Condes.



Bajo el criterio de resaltar el patrimonio chileno, la Casa-Museo Santa Rosa de Apoquindo reabrió, el pasado sábado 5 de agosto, su sala de exposiciones temporales con la muestra “El Santiago que se fue” una selección de más de 60 fotografías antiguas de la ciudad, tomadas durante la primera mitad del siglo XX.

Las fotografías han sido recopiladas durante años por el Centro de Restauración y Rescate Patrimonial Brügmann y provienen principalmente, de donaciones anónimas de personas que conservaban imágenes fotografías familiares de manera que muchas de ellas, se exhiben por primera vez al público. 

Luego de seleccionarlas, limpiarlas y digitalizarlas, Brügmann las guardó celosamente en gavetas especiales, para que este invaluable patrimonio se conserve para la posteridad.

Este legado fotográfico, opera como documentación valiosa del registro de un Santiago anterior de aquella ciudad que reunía aires europeos y chilenos, con contrastes arquitectónicos que conformaban un palimpsesto de estilos. 
Muchos de ellos, se mantienen protegidos como monumentos y otros están desaparecidos por acción del crecimiento de la ciudad, o bien por los innumerables acontecimientos que la naturaleza ha manifestado con inclemencia, derribando o debilitando estructuras que posteriormente debieron ser demolidas. 

La arquitectura industrial de comienzos de siglo, concebida para albergar máquinas y almacenar grandes volúmenes de productos sentó el paradigma de la arquitectura urbana moderna, con una nueva materialidad que ampliaba de manera decisiva los horizontes del diseño constructivo chileno. 

Producto de las intensas migraciones que a partir de 1930 realizaron campesinos y mineros a la capital, Santiago inició un proceso de desarrollo acelerado y vertiginoso que terminó por transformar completamente la fisonomía de la ciudad.

Así y todo, resintiendo conflictos sociales, económicos y políticos, el Santiago antiguo experimentó el goce de la ciudad moderna, de la arquitectura de sus palacetes, del uso del tiempo libre en paseos por parques de importante escala urbana o en actividades que recreaban la imaginación y cierta inocencia pueril, con atuendos y celebraciones magníficas, en barrios a escala humana donde el contacto y el saludo eran sinónimo de amistad.

Por otra parte, la Casa-Museo fue sometida a la reestructuración y reformulación de sus diferentes espacios, ordenando y ampliando la Colección de Pintura Chilena de Las Condes, y otorgando un lugar especial a las muestras temporales. 

Francisco Javier Court, director de la Corporación Cultural de Las Condes expresó que “atendiendo la demanda del público durante estos cinco años, reorganizamos el espacio, destinando mayor superficie a la exhibición permanente de pintura chilena. 

Además, dadas las características de la casa, delimitamos dos áreas independientes, lo que facilita el recorrido es decir, una para la Colección Mac Kellar y otra para el Fondo de Pintura Contemporánea. La primera abarca desde fines del siglo XIX hasta la Generación del 40, y la segunda, desde Matta hasta la Generación del 80 y el montaje,  mantiene el carácter historiográfico que facilita la comprensión del fenómeno pictórico en Chile”.

 “La gran mayoría de las imágenes se muestran por primera vez y dan cuenta del impresionante cambio de la ciudad, producido en gran medida por los terremotos y, también por la ceguera histórica con respecto a la conservación del patrimonio urbano”, agrega Court. 

El Centro Brügmann está integrado por los conservadores y restauradores Fernando Imas Brügmann, y Mario Rojas Torrejón, formados en la Universidad Internacional SEK.

El centro Brügmann nació en 2008 con la intención de acercar el patrimonio a todos los chilenos. Una colección que permite al público conocer distintos fragmentos de nuestra historia, aprender en torno al patrimonio y así difundirlo, e incrementar la rica memoria histórica.

Como parte de un compromiso con la historia y un complemento a su labor investigativa, Brügmann formó una colección fotográfica que rápidamente se convirtió en un interesante archivo patrimonial gracias a las numerosas adquisiciones y donaciones de particulares, alcanzando un fondo de 15.000 objetos resguardados, concentrado específicamente en temáticas como urbanismo, sociedad y arquitectura chilena, siendo la fotografía más antigua un retrato de 1865.



La exposición estará abierta entre el 5 de agosto y el 17 de septiembre de 2017 en la Casa Museo Santa Rosa de Apoquindo (Av. Padre Hurtado Sur 1195 / Visviri 1200, Las Condes). El horario para visitarla es de martes a domingo de 10:30 a 19:00 horas y la entrada es liberada.  

Presentan libro que resguarda patrimonio cultural de Chiloé.



El libro “Canto, memoria y fiesta en Chiloé Insular: Gozos y cantos religiosos en las islas de Quehui y Chelin”, del investigador Cristian Yáñez Aguilar será presentado este jueves 24 de agosto a las 19:00 hrs., en la sala Ercilla de la Biblioteca Nacional.

El texto, publicado por el Archivo de Literatura Oral y Tradiciones Populares, registra y propone una interpretación de los gozos de las fiestas religiosas y cánticos de diversas funciones en las islas de Quehui y Chelin, comuna de Castro, en el archipiélago de Chiloé.

En términos generales, se presenta un calendario festivo para ambas islas y se exponen los gozos, composiciones poético musicales que describen y alaban a la figura de Jesucristo, la Virgen y los Santos, como textos poético-musicales cuya ejecución cobra y ha cobrado sentido en el entramado polifónico y multimodal de las fiestas y eventos rituales religiosos en Chiloé, así como también se abordan cantos propios de las llamadas novenas de difuntos.

El libro propone una contextualización de la fiesta religiosa como espacio emblemático para la evangelización y la presencia de la música y las expresiones externas del culto como parte de la estrategia de aculturación de las poblaciones indígenas, no obstante, éstas últimas incorporaron en ellas sus formas de socialización.

Luego, se aborda el género de los gozos y sus vinculaciones con el mundo popular desde la Edad Media para centrarse en las fiestas y los gozos y cantos religiosos que se cantan en las islas de Quehui y Chelin.

Para ello, se abordan fiestas y gozos que actualmente se realizan y otros que han perdido vigencia social y los contextos específicos en los cuales se ejecutan tales cantos, registrando la letra junto a una partitura modelo de los mismos.

El libro se acompaña de un disco compacto en que el Conjunto Folklórico Miancapué de Quehui, interpreta algunos cánticos que aparecen en el libro a la usanza de los actuales rezadores y fiscales locales, constituyendo una articulación entre el discurso propio de las ciencias sociales y el discurso artístico que aporta el Conjunto compuesto por personas de la isla de Quehui.

El libro contó con aportes del 2% de Cultura del Gobierno Regional de Los Lagos y constituye un trabajo que busca visibilizar las manifestaciones expresivas de sectores aislados que poseen una enorme riqueza cultural como lo son las islas de Quehui y Chelin, ambas pertenecientes a la comuna de Castro, en el interior del archipiélago de Chiloé.

En estos sectores, los cambios económicos y culturales han minado las formas de socialización amparadas en los espacios comunitarios de los cuales los gozos son testigos expresivos de la cultura local.

Pensar la educación




Tras cuatro años de investigación sobre las distintas propuestas educacionales del siglo XX y siglo XXI, dos académicos de la Universidad de Chile entregan un texto que bien puede marcar el camino para mejorar la educación en el país sobre la base del análisis de los resultados obtenidos por las distintas corrientes. 

PENSAR LA EDUCACIÓN, es el libro en el cual los académicos Jorge Vergara y Alan Martin, ambos Doctores en Filosofía, presentan un análisis desde Friedman a Dewey en este trabajo.

 En texto, publicado por Editorial Universitaria,  exponen de manera clara el pensamiento de un grupo de educadores que va desde la sociedad preparada para la estructura hasta la formación, que busca ciudadanos activos que trabajen en equipo.

Desde la concepción de la educación de Hayek y Friedman, la crisis contemporánea y la educación democrática de John Dewey, hasta democracia e individualidad son algunos de los temas centrales de esta obra.

Jorge Vergara dice que “en este libro se analizan, desde una perspectiva a la vez hermenéutica y comparativa, las concepciones sobre el individuo y la educación de Friedman, Hayek, Dewey y Rogers.

Cada una de estas concepciones contiene una tesis sobre la función de la educación en la sociedad, un conjunto de principios pedagógicos y una interpretación sobre las relaciones entre el sistema educativo y otros sistemas sociales, especialmente el económico, el político y el cultural”.

 “En el marco de esa transformación económica global a la que Chile no escapa, la educación será reconfigurada limitando severamente el rol del Estado y enfatizando el rol de la educación privada, en una visión de lo educativo de carácter economicista. En este contexto, recuperar la óptica de Dewey permite una alternativa a las falencias políticas de una democracia como la chilena” señala Alan Martín.

Un texto dirigido a estudiantes, educadores, profesionales de las ciencias sociales y a todos quienes se interesan por el planteamiento de la realidad en forma crítica.

Pensar la educación, desde Friedman a Dewey es un proyecto ganador del Fondo Juvenal Hernández a la excelencia de la obra.


lunes, 21 de agosto de 2017

Escucha corazón: memoria de un mundo desaparecido



Miles de historias se tejieron en la radio... miles de historias románticas y apasionadas, de suspenso e intriga... Muchas de ellas, inauguraron la era de pequeños radioteatros, que duraban de 10 a 15 minutos y que le daban agilidad y variedad a la programación:

Con la llegada de los periódicos a Chile, la oralidad perdió parte de su relevancia, quedando restringida a los sectores rurales y a las capas bajas de la sociedad, situación que tiene un vuelco con la invención de la radio ya que con ella, la palabra conquistó nuevos espacios, validándose como soporte de la transmisión literaria.

En 1932, nacieron dos emisoras que marcaron una época. Una fue Radio Universo, más tarde La Americana. Tal importancia otorgaban los gobernantes a las emisoras, que Marmaduke Grove, tras el golpe militar del 4 de junio de 1932 y la instauración de la efímera República Socialista, hizo instalar una emisora en La Moneda.

Por otro lado, en Radio Universo se emitió el primer radioteatro que fue, La Enemiga, de Darío Nicodemi. En 1938, Radio La Chilena Consolidada se convirtió en Radio del Pacífico. De allí surgió un semillero de artistas como Anita González “La Desideria”, Ester Soré; Eduardo de Calixto y muchos otros.

En ese contexto surgió, entonces, la radionovela, relato dramatizado difundido por capítulos a través de las ondas de radio siendo heredera, de la novela por entregas y sobre todo del folletín y la duración de la obra dependía muchas veces del interés de la audiencia alargándose, a veces, por meses.

En Chile hizo historia la radionovela creada en la década de 1940, por el guionista Juan Marino Cabello llamada “el Siniestro Doctor Mortis”. Fue emitido por diversa emisoras, entre las que destaca Radio Portales, hasta comienzos de los 80.

Importantes referentes del mundo artístico nacional dieron sus primeros pasos en medio de los micrófonos de programas tan memorables como "hogar dulce hogar", "la bandita de firulete" o los siempre oscuros capítulos de "el siniestro doctor mortis","historias del espejo" o "la tercera oreja" 

Adiós al séptimo de línea; el derecho de nacer, lo que cuenta el viento, fueron algunas de las radionovelas más recordadas en Chile. Figuras destacadas fueron Doroteo Martí, Luchita Botto, Nieves López Marín, María Yopar, Guillermo Gana Edwards, Justo Ugarte, Flor Hernández, Arturo Moya Grau, entre otros, siendo tan populares como los protagonistas de las actuales teleseries.

Sus temáticas, motivos y personajes son herederos directos del folletín como la mujer engañada, la madre soltera, usurpación de fortunas, hijos perdidos que luego se reencuentran, la ceguera, la invalidez como desgracia o como fingimiento para engañar, las diferencias sociales etcétera los cuales, se reproducen con posterioridad en la fotonovela y las telenovelas clásicas. Estas se mueven en un mundo bipolar con personajes planos claramente diferenciado: buenos y malos, ricos y pobres.

En su época de auge, las compañías de radionovelas hacían giras por el país y presentaban una versión teatral de la radionovela en ciudades y pueblos y el público de provincia llenaba las salas en que se presentaban, abanderizándose con los personajes ya sea gritando durante la representación o agrediendo a los malos  y sufriendo desilusiones, cuando el aspecto físico de los actores no se correspondía con las expectativas generadas por sus voces bellas y aterciopeladas, o con el papel que encarnaban en las transmisiones.

El radio teatro fue de los géneros más populares de la radiodifusión chilena en los años 60, 70 y hasta mediados de los 80.

Hace un tiempo, María Eugenia Lorenzini nos regresó a ese mundo de radionovelas al escribir “Escucha Corazón” publicado por Editorial Forja.

La novela está ambientada en plenos años 60 y a través de su estilo expresivo y estético, donde las imágenes y sentimientos surgen por medio de la palabra, seremos testigos de tiendas, música, cafés de la época y las palabras nos harán formar parte del ansioso grupo de auditores de un radioteatro. 

Cada tarde, la historia nos hará instalarnos al lado de la radio para escuchar a Rocío, joven que ama y sufre, en la voz de María Graciela del Valle, protagonista de la novela. 

El drama radial lleno de amor, secretos y traiciones parecerá salirse del libreto cuando la actriz perciba que su vida se está pareciendo cada día más a la de la mujer que interpreta.

Atrapada en un matrimonio rutinario y sin pasión, se involucra en el libreto de su drama radial ya que la protagonista de la novela, ve en su homónima del radioteatro, en la imagen que el espejo le devolviera, la proyección de todo lo que desea para ella.

Poco a poco, María Graciela se va convirtiendo en subsidiaria de su personaje, en la sombra de un ente ficticio que amenaza en atraparla, en consumirla y destruyéndola amparándose en la dolorosa rutina de su vida.

En el desarrollo de la trama, María Graciela va desapareciendo en su personaje mimetizándose con la historia del radioteatro y con el contexto, traspasando todas las líneas llegando a decir que María Graciela no solo interpretaba a Rocío, sino que actuaba en ella.

Escucha corazón, es una novela enmarcada en la ciudad, donde la intriga de los personajes y el poder de lo imaginario se entrecruzan con la crisis social y política que se anunciaba en esos años pero que sin embargo, está borrosa creando un ambiente en el cual, la mezcla entre fantasía y realidad hace que lo extraño o irreal sea cotidiano y común expresándose de manera compleja los anhelos, los miedos y las motivaciones.

En esta novela, María Graciela nos enseña que la realidad sirve para demostrarnos que sólo podemos encontrarla por los caminos de la fantasía.

miércoles, 16 de agosto de 2017

Marcelo Montecino gana premio a la trayectoria en fotografía Antonio Quintana 2017



El fotógrafo chileno Marcelo Montecino Slaughter (1943) obtuvo el Premio a la Trayectoria en Fotografía Antonio Quintana 2017.

Este premio, que otorga desde el año pasado el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, lo recibe un representante de la disciplina cuya contribución haya sido significativa desde la difusión, la práctica o la reflexión en torno al arte de capturar imágenes.

Marcelo Montecino, primero traductor e intérprete y después fotógrafo, considerado un exponente fundamental de la historia social del país y conocido por su trabajo como reportero gráfico en conflictos latinoamericanos durante la Guerra Fría, recibirá el premio de manos de la Presidenta Bachelet en el Palacio de La Moneda, convirtiéndose en el segundo galardonado después de Luis Poirot, quien formó parte  del jurado de este año, que además estuvo integrado por los fotógrafos Paz Errázuriz y Hector López; la curadora Carla Möller; el investigador José Pablo Concha; el editor Pablo Slachevsky y, representando al CNCA, Carlos Rammsy.

El ganador recibirá 6 millones de pesos y un diploma que certifica su invaluable contribución a la fotografía de autor.

El acta del jurado indica que se otorga el Premio Quintana 2017 a Marcelo Montecino por “su trayectoria de más de 50 años. (…) Posee una voz personal de gran calidad autora, coherente, diversa, y comprometida con la realidad política, social, cultural de Chile y Latinoamérica, con una reconocida trayectoria nacional e internacional con exposiciones, publicaciones y presencia en colecciones nacionales e internacionales”.

Para el Ministro de Cultura, Ernesto Ottone, "Marcelo Montecino representa el espíritu de aquellos fotógrafos que durante años cruciales capturaron con su cámara no solo los procesos de cambio del siglo XX, sino también el tránsito al mundo contemporáneo, desde la óptica de los movimientos sociales, pero también desde la vida diaria de nuestras calles. En el trabajo de Montecino, se resume una carrera larga y diversa que corresponde reconocer a través de este premio”.
 

Nacido en Chile y formado en Estados Unidos, Marcelo Motecino se comprometió a fondo con la fotografía tras el golpe de Estado de 1973 que trajo consigo la desaparición de su hermano Cristián por agentes de la dictadura. A partir de entonces, sus imágenes denunciaron los abusos del régimen, pero también mostraron la vida diaria en las calles de Chile. Además, conserva una amplia colección de sucesos de América Latina; una vitrina de la Guerra Fría en Ecuador, Perú, El Salvador, Nicaragua y Bolivia.

Además de exhibir permanentemente en Europa, Estados Unidos y Chile, ha sido galardonado con los premios de la revista mexicana Proceso en 1981 por su libro “Con sangre en el ojo” (el jurado estuvo compuesto, entre otros, por Gabriel García Márquez y Julio Cortázar) y Altazor de las Artes Nacionales por su libro “Irredimible” en 2012.

El fotógrafo que da nombre al premio, Antonio Quintana, fue profesor de química y física, pero tras ser exonerado por motivos políticos durante el Gobierno de Carlos Ibáñez del Campo, se acercó a la fotografía y la adoptó como pilar de su vida. 


Comenzó colaborando en revistas de arte y arquitectura, para luego pasar a la docencia en la Universidad de Chile y a la penetración en Chile de la fotografía mural.

Así como Marcelo Montecino acumuló escenas del Chile cotidiano y de la historia social del país, Quintana aglutinó valioso material sobre la clase trabajadora (Las manos de Chile) y junto a Roberto Montandón, Domingo Ulloa, Mario Guillard y Fernando Ballet, recorrió el país retratando “El rostro de Chile”, considerada una de las exposiciones colectivas más importantes del siglo XX en nuestro país.

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