De pronto, irrumpe una figura
sangrienta y cadavérica: es la misma Muerte Roja, que ha logrado deslizarse en
el edificio y enfrenta a Próspero. En el epílogo, solo quedan “las tinieblas y
la descomposición”.
La máscara de la muerte roja, un cuento que el escritor estadounidense Edgar
Allan Poe (1809-1849) publicó en 1842, fue el punto de partida para la obra que
cerrará el próximo concierto de la Orquesta Usach y el Coro Sinfónico Usach.
Dirigidos por David del Pino Klinge y con la
mezzosoprano María José Uribarri, ambos elencos la interpretarán el próximo
miércoles 6 de noviembre (19:30 horas) en el Teatro Aula Magna Usach, en un
evento cuyas entradas gratuitas ya se pueden encontrar en Portaltickets.
La Muerte Roja es una creación del compositor chileno Tomás
Brantmayer (1992), a partir de textos de la artista visual Javiera Depassier,
inspirados a su vez en la historia original de Poe.
“En el cuento hay elementos
sonoros muy expresivos, como un reloj de campanas que suena a ciertas horas,
entonces había un universo sonoro muy evocativo”, explica Brantmayer, quien
comenzó a esbozar la partitura en plena pandemia de Covid-19.
“También había tópicos
relevantes y vinculados a la contingencia, con este virus que se expandía por
el mundo y evidenciaba las injusticias sociales y desigualdades”.
Residente en Londres, donde estudió en el Royal College of Music, Brantmayer ya
había compuesto otra obra de inspiración literaria para la Orquesta
Usach: El país de sed, basada en textos del poeta Raúl Zurita. En este
caso, define la partitura como una canción sinfónica: “Gran parte del tiempo me
pienso a mí mismo como un escritor de canciones, como si estuviera cantando a
través de la orquesta.
Me siento cercano a la idea de canción
expandida o canción sinfónica, que es muy mahleriana. Yo me acerqué a la música
como un creador de canciones y, de pronto, estaba escribiendo sinfonías,
entonces esas dos cosas coexisten en mi historia y mi corazón de una manera muy
fuerte”, afirma.
Concierto para
guitarra, con Sebastián Montes
El programa comenzará con
la Pavana para una infanta difunta, que el compositor francés Maurice
Ravel (1875-1937) compuso para piano, cuando estudiaba en el Conservatorio de
París, y en 1910 publicó en una versión orquestal.
Luego, continuará con el Concierto
primero de otro compositor chileno, Gabriel Matthey (1955), cuyo catálogo
supera los 75 títulos para orquesta, ensambles de cámara e instrumentos
solistas. “En esta obra, se asume a la guitarra como una pequeña orquesta”,
dice el autor. “Hay un contrapunto entre la orquesta chica y la orquesta
grande y se aprovechan diferentes recursos de la guitarra, partiendo por
sus cuerdas en pizzicato, que interactúan con las cuerdas de la orquesta.
Dentro de la percusión, además de golpes en la
caja acústica de la guitarra, hay golpes con las palmas de las manos, que en
varias ocasiones tienen que realizar integrantes de la orquesta”.
La Orquesta Usach y el
guitarrista Mauricio Valdebenito estrenaron el Concierto primero en
2004, en el mismo Teatro Aula Magna.
Orquesta y Coro Sinfónico en Aula Magna Usach (c) Gary Go |
“Sebastián sabe tocar con una belleza muy
especial de sonido, por ejemplo, el tantas veces tocado Concierto de Aranjuez,
pero también es capaz de entrar a la música contemporánea con precisión
absoluta”, asegura David del Pino Klinge.
“El de Matthey es un concierto excitante, de eso no hay ninguna duda, y por eso va a combinar bien con la obra de Brantmayer, que es un poco mística, contemplativa y hasta filosófica”.
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