Nacido en una familia de vocación musical, Cristóbal Giesen se había iniciado como violinista y se formó profesionalmente en la viola en Santiago y Hamburgo, pero luego tomó otros rumbos.
Organizó conciertos y giras, trabajó en teatros y salas de concierto de Chile y otros países, y el eco de esa frase lo seguía acompañando. Motivado por ella, años más tarde no solo volvió a tocar. También va a publicar su primer disco.
Bach. Cello suites BWV 1007-1012, el primer disco de Cristóbal Giesen, acaba de ser editado en formato digital y CD doble y contiene su personal aproximación, solo con la viola, al ciclo de seis suites que Johann Sebastian Bach (1685-1750) compuso aproximadamente entre 1717 y 1723, mientras era maestro de capilla en la ciudad alemana de Köthen.
Consideradas por largo tiempo como un material más bien didáctico, fueron redescubiertas a partir del siglo XX gracias a la interpretación del chelista catalán Pau Casals, y desde entonces son consideradas entre los títulos esenciales de Bach.
“Siempre tuve la sensación de que podría haber hecho más en la música y me daba vueltas eso que me dijo mi madre”, explica ahora el violista. “En un momento me dije que tenía que recoger la máxima de ella. Fue una apuesta, porque tuve que volver a un training que había perdido, pero lo quise hacer seriamente.
Este
disco es una forma de revalidar que un músico nunca se agota, siempre tiene la
posibilidad de crear algo, y también es una invitación a que otros lo hagan”.
Cristóbal Giesen volvió a tomar su viola
durante la última década. Tuvo clases con el reconocido violinista David Nuñez,
se integró a grupos de música barroca y así se aproximó otra vez el repertorio
de Bach. Paralizadas las actividades musicales durante la pandemia, se abocó a
estudiar sus seis suites para violonchelo en una transcripción para viola e
ingresó al estudio Santuario Sónico para grabarlas.
“Después de Bach, la música no volvió a
ser la misma”, recalca. “De joven había quedado un poco desencantado con mi
primera aproximación a su música, pero ahora veo que carecía de la madurez
necesaria para interpretarla. Es mucho mejor tocarla ahora, cuando ya tengo un
recorrido y más experiencia”.
Desde ese punto de vista, apunta a la
dimensión “metafísica” de las composiciones del músico nacido en Eisenach: “Por
ejemplo, en una de estas suites hay una Sarabanda que es muy especial. Tiene
muy pocas notas, pero cada una de esas notas es absolutamente relevante. Se
repiten en un mismo esquema y así entramos en un mensaje que va más allá de lo
sonoro. Con elementos muy sencillos, Bach se vuelve trascendente. Menos es más”,
detalla.
Nació
en Santiago en 1957, Cristóbal Giesen recibió sus primeras lecciones de violín
cuando era niño con Ernesto Ledermann, y se graduó como intérprete de viola en
la Universidad de Chile, donde estudió con Enrique López.
En
1983 ingresó a la Orquesta Sinfónica de Chile y cinco años después se
estableció en Hamburgo, donde integró la Orquesta Sinfónica de la ciudad,
además de los elencos de los teatros de Lübeck y Oldenburg y la orquesta del
musical El fantasma de la ópera.
En 1991 hizo un diplomado de gestión cultural en la Universidad de Hamburgo y
comenzó su actividad como productor musical, con temporadas de conciertos en el
barco museo Cap San Diego.
Regresó a Chile en 1993 y se incorporó a la
Administración Artística del Teatro Municipal de Santiago, trabajando en la
programación de las temporadas y en ciclos nuevos como Grandes Pianistas,
Sábado Joven, Viva Italia y Conciertos de Mediodía, entre otros.
En 2005 se estableció en Río de Janeiro y dos años después asumió como Administrador Artístico de la Orquesta Sinfónica del Estado de Sao Paulo, por dos temporadas, junto al director brasileño John Neschling.
Además, ha sido
consultor del Festival Internacional Cartagena de Indias, del Centro Cultural
Gabriela Mistral, del Teatro Municipal de Santiago, de los conciertos de Viña
Santa Rita y de la Corporación Cultural de Vitacura.
Como intérprete, en los últimos años ha colaborado con el grupo Concerto Vocale,
dirigido por Víctor Alarcón; el Trío Arqué de Sao Paulo; y los clavecinistas Lionel
Party y Camilo Brandi, entre otros artistas.