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El viernes 8 de noviembre se estrena “La trampa”, adaptación de la obra cumbre del dramaturgo británico Patrick Hamilton sobre la manipulación, de 1938.
Dirigido por Bárbara Ruiz–Tagle y con un elenco
que también integran Elisa Vallejos y Camila Oliva, el montaje tendrá funciones
de jueves a domingo en la sala de Lo Barnechea, hasta el 15 de diciembre.
Entradas en Punto Ticket.
Londres, 1901. En la casa de los
Manningham suceden extraños acontecimientos que tienen a Bella confundida e
inquieta. Escucha pasos en la noche, cree ver cosas que se mueven solas y las
luces se apagan sin necesidad de tocarlas. Su marido, en tanto, se escabulle
todo el tiempo. Bella cree estar perdiendo la cabeza.
A casi un siglo de su estreno, las
dramaturgas canadienses Johnna Wright y Patty Jamieson revisitan el clásico
thriller psicológico de Patrick Hamilton en su adaptación de “Gaslight” (2023),
y vuelven a sumergirse en las turbias aguas de la manipulación y la
venganza.
Estrenada originalmente en 1938 en
Broadway, con Vincent Price en el papel del señor Manningham, la obra fue
llevada al cine en 1941 en una aclamada adaptación dirigida por George Cukor y
protagonizada por Ingrid Bergman, quien ganó un Oscar por su interpretación.
Esta producción se sumó a otra exitosa versión de 1944, en la que Angela
Lansbury debutó en el cine como la criada Nancy.
El texto de Hamilton –también autor de “La
soga”– es considerado un clásico del teatro británico del siglo XX y se remonta
cada tanto en algunas de las principales plazas teatrales del mundo y países
como Estados Unidos, España y Argentina.
Su mayor legado, sin embargo, trasciende
al escenario: la obra introdujo el término del “gaslighting”, que ha sido
adoptado por la psicología moderna para describir “la forma más sutil del abuso
emocional”, en la que alguien busca sembrar dudas en otra persona sobre su
propia memoria y percepción.
Actualmente, es considerado un concepto
fundamental en las discusiones sobre relaciones tóxicas y violencia de género,
y es empleado a menudo por feministas y expertos en salud mental para describir
y visibilizar dinámicas de control coercitivo en diversas relaciones.
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Si bien en “La trampa” se mantendrá la
época y el contexto original en que se desarrolla la obra, el texto “es capaz
de trascender y volverse atemporal. Eso lo convierte en un clásico”, comenta la
actriz y directora Bárbara Ruiz–Tagle (“Mi hijo solo camina un poco más lento”,
“Como si pasara un tren”).
“A pesar de haber sido escrito hace casi un siglo, la obra generará una conexión emocional con el espectador, ya que presenta escenas que todos quienes hemos estado en situaciones incómodas y frágiles en relaciones quisiéramos haber tenido la valentía de enfrentar.
Lo interesante es intentar comprender la complejidad humana y por qué no nos alejamos de esos lugares.
No se trata solo entonces de preguntarnos ‘¿por qué la protagonista no se aleja de una relación manipuladora?’. Es más profundo: intentamos desentrañar qué daño personal la lleva a permanecer donde se siente vulnerable”, concluye.
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