lunes, 15 de junio de 2015

Nuevas cosas del futbol: pasión futbolera.



Entre el 11 y el 4 de julio de 2015 se llevará a cabo, por séptima vez en Chile, la XLIV edición de la Copa América la principal competencia futbolística entre selecciones nacionales de América del Sur y el más antiguo del mundo aún en vigencia. Es Organizado por la Conmebol, administrador del fútbol en Sudamérica y órgano del fútbol afiliado a la FIFA

Esta competencia será una nueva oportunidad para que los periodistas deportivos, demuestren una inagotable capacidad para ensanchar el idioma.

José Luis Rojas Torrijos en su blog Periodismo deportivo de calidad expresa que “ el lenguaje periodístico ligado al mundo del deporte se ha desarrollado en los últimos años no solo importando vocablos extranjeros más o menos necesarios sino también creando usos lingüísticos y aportando nuevas palabras y acepciones, muchas de las cuales han acabado incorporándose a la lengua común y, pese a ello, en menor medida a los diccionarios.

Palabras como average (diferencial o coeficiente de puntos acumulados de un equipo acumulado a lo largo de un campeonato); crack (reemplaza a cualquier palabra como estrella, figura, astro); stage (se usa para designar la concentración de un equipo); playoffs en vez de eliminatorias; récords para designar marcas o registros son un ejemplo de cómo los anglicanismos han entrado en el lenguaje deportivo, siendo utilizados como una omisión de palabras en castellano y de sus sinónimos que al final, se sobreentienden en el relato futbolero”.

En 1992, la agencia EFE publicó El idioma español en el deporte: Guía práctica, donde se señala que “la prensa escrita juega un papel esencial, no sólo a la hora de informar sino también de formar, incorporando mayor profundidad y calidad a los contenidos y esa búsqueda de la calidad pasa inexorablemente por la renovación del lenguaje periodístico, que, especialmente en el ámbito deportivo, se ha venido caracterizando con el paso del tiempo por el uso reiterado de tópicos y frases hechas (que acaban por no aportar información), el ensalzamiento épico e hiperbólico de los hechos, la incorporación reiterada de rasgos del lenguaje hablado y por la adaptación o hispanización de extranjerismos".

Es por ello que Francisco Mouat publicó junto a Lolita Editores “Nuevas cosas del fútbol”, libro que, especialmente, va dirigido a aquellas personas que no ven los partidos por televisión y menos son asiduos al estadio por lo que al escuchar la transmisión de un partido de futbol podrían no entender el habla de quienes relatan un partido.

Con ilustraciones de Guillo, el libro es ágil y entretenido de leer ya que además de entregar definiciones futboleras, recorre la historia del fútbol en Chile recordando a figuras que marcaron a generaciones de hinchas.

En este libro, Mouat da a conocer los conceptos más comunes que el fútbol les ha regalado a los peloteros de siempre. Y como el “chileno” está lleno de palabras y frases en las que abunda el lenguaje metafórico, las rimas y las relaciones ingeniosas para expresar con picardía la sabiduría popular, este manual se transforma en un esfuerzo para preservar y difundir nuestra identidad, que fue escrito desde el convencimiento que nuestra cultura y sus manifestaciones tienen valor, porque recoge un saber común importante para nuestra identidad y las personas que se manejan futbolísticamente, podrían usarlo tomándolo como una obra de consulta del saber y de habla común.

Ferdinand de Saussure, padre del estructuralismo, estableció tres niveles para el lenguaje. Primero, estaría la lengua, luego el habla y finalmente, el dialecto.

La lengua, se ubica en la suma de imágenes verbales y sus correspondientes conceptos almacenada en todos los planos de los conceptos y de la sustancia fónica.

El habla, tiene un carácter esencialmente individual ya que se trataría de un acto de voluntad e inteligencia de los hablantes; se genera por la condición sociogeográfica de quienes la hablan. Por último, está el dialecto no solo como variación lingüística, sino que también como el "sociolecto", de orden social, o de tipo contextual, que sería a "variación diafásica" o "registro", así como la variación producida por la interferencia de una lengua sobre otra, lo que se denomina "interlecto".

Francisco Mouat, recoge esa variación del lenguaje castellano que hace que el habla o sociolecto del fútbol se diferencie de otras hablas y también, rescate una vida colectiva, con todas sus complejidades lo que nos hace dueños de todo aquello que los seres humanos agregan a su entorno y que los antropólogos llaman cultura y conforman un patrimonio inmaterial que sentimos como propios, que es de todos, y que enriquecen nuestro espíritu en comunidad entregándonos, una manera de encontrarnos y sentir que tenemos un lugar en el mundo.

Palo ensañado o besucón o mordedor; ruma o montoncito; musical; perruna; quiscazo; fusilar a un arquero indefenso son algunas de las definiciones que se explican en este libro y que son parte del lenguaje futbolero que va determinando un modo de vida distinto y singular dentro de una colectividad que recibe y pronuncia esas mismas palabras, que para cada uno resuenan distinto o tienen diferentes o iguales connotaciones.

Asombro y extrañeza provocan estas palabras del dialecto propio de este deporte de masas que al usarlas siempre, al pronunciarlas de nuevo, al pensar en ellas, al intentar definirlas produce una de las emociones más intensas que puede vivir el ser humano y que lo impulsa a actuar con el espíritu absolutamente cautivo: la pasión.

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