Se conoce como lucro al ingreso, ganancia, beneficio o
provecho que se consigue a partir de una determinada cosa o actividad. Para
aclarar esta idea, se puede decir que las firmas comerciales, tienen como fin
principal el lucro, es decir, el beneficio de tipo económico recibiendo más
dinero del que invierte o pierde.
María Olivia Mönckeberg, periodista, profesora titular de la Universidad de Chile;
directora del Instituto de la
Comunicación e Imagen de esa Universidad y coordinadora del
Diplomado de Periodismo de Investigación, presentó (durante la última Feria
Internacional del Libro de Santiago) el libro “Con fines de lucro”. La
escandalosa historia de las universidades privadas en Chile”, en el que presenta
una cuidadosa investigación periodística sobre las redes financieras privadas
que se han tejido sobre la educación superior en Chile.
El libro, editado por Penguin Random House a través de su
sello Debate, indaga en las redes sociales, financieras y familiares que se
tejieron en torno a las universidades privadas donde, aunque por el ley el lucro está prohibido, estos
centros de educación que están destinadas a formar estudiantes, se
transformaron en empresas que buscan obtener el máximo de utilidades,
emergiendo como una nueva fuerza en la educación superior. Para ellos, el
estudiante ya no es el “universitario” sino que es visto como un cliente que
quiere obtener un mejor trabajo o un ascenso diseñando los programas con el
mercado de trabajo y las necesidades del trabajo en mente.
El lucro en las universidades chilenas está prohibido por
ley y, sin embargo, buena parte de las instituciones privadas dedicadas a
formar a nuestros estudiantes funcionan como empresas orientadas a obtener el
máximo de utilidades. Miles de millones de pesos salen del sistema
universitario hacia los bolsillos de unos pocos dueños nacionales y
extranjeros. No obstante, las
irregularidades en el sistema de acreditaciones constituyen un hilo más de la
escandalosa historia develada en este
libro.
Casos como la fracasada venta de la universidad
Central; La Polar; la aparición de los líderes
estudiantiles; la tupida red empresarial
y social tejida por la UDI
para asegurarse un rol preponderante en el sistema educacional chileno; la
entrada del factor político en escena; los avatares de una comisión
acreditadora; la labor de la Fiscalía
Nacional; los manejos para obtener el control de la Universidad Andrés
Bello; el naufragio de algunas universidades; la destitución de Harald Beyer;
cuánto y cómo se lucra; los préstamos y compras; la maldición del crédito con
aval del estado(CAE) son temas de este
libro donde se puede ver claramente, como las familias de los estudiantes, van
acumulando deuda sobre deuda para ver como sus hijos no reciben la educación soñada
por ellos.
En la investigación se ven claramente los nexos de las
universidades con inmobiliarias que han usado el dinero, que mes a mes les
llega a manos llenas, para construir cientos de edificios en las principales
ciudades de Chile haciéndose más ricos a través de los estudiantes, de sus
familias y del erario nacional, a través del Crédito con Aval del Estado, CAE, (que
se creo con el fin de ayudar a los estudiantes a financiar carreras en instituciones
acreditadas) y del dinero destinado a comprar una casa propia que no siempre
está construída según los estándares de calidad ofrecidos.
Jan Cademartori, académico U.C.N., economista en su artículo
“Calidad en la educación con fines de lucro, dice que por medio de un afán de bienestar, de crecer en ‘status’ social, en dinero,
competir, se va formando una telaraña
que nos aprisiona y quedamos encerrados en esta cárcel, que construye la araña
que teje y aprisiona almas. Y nos volvemos egoístas, con afán de ser arañas a
su vez de otros, de “poseerlos”, que sean nuestros y tejer telas en los
rincones para atrapar en ellas otras almas como si fuesen moscas
Jóvenes empresarios muy ligados a partidos políticos fueron
los primeros en formar universidades privadas gracias a los vínculos sociales,
políticos y económicos de su partido y del régimen militar del cual surgieron.
Tal vez los chilenos, no habríamos llegado a tomar verdadera
conciencia de esta situación si, los estudiantes durante las masivas
manifestaciones del 2011, no nos hubieran obligado a poner la atención en lo
que estaba ocurriendo cambiando el escenario. Lo que no pudieron modificar,
fueron las ganancias que obtendrían los grandes protagonistas de este negocio que
durante años han querido mantener este sistema tratando de impedir los cambios,
llegando con sus redes a las más sensibles fibras del poder político y
económico porque la telaraña les permite el anonimato y así permanecer en el
negocio especulativo.
María Olivia Mönckeberg “no logra imaginar como lo hacen,
cómo ponen capacidades, gente profesional, empresarios e inversiones al
servicio de buscar la forma de violar la ley, donde para cada control se crea
una manera de eludirlo, encontrando la fórmula para apropiarse de los recursos
destinados a la educación, a la
mantención del hogar, recursos que mensualmente son entregados por las
familias, por los estudiantes, por el Estado dando a cambio, una educación de
discutible calidad o productos que no
satisfacen las necesidades básicas de las personas, incitando al consumo
indiscriminado y el endeudamiento eterno.
Al leer el libro, al lector no le queda muy claro si el
dinero recuadado mes a mes puede ir a los propios fondos de inversión, a otros
negocios o una causa política. Sin embargo, lo que queda claro es que no están destinados
a la infraestructura o la mayoría de los profesores como tampoco a mejorar el
salario de los trabajadores de las empresas involucradas.
El lucro ha hecho que los chilenos pagemos un alto costo
social como son las horas de trabajo extra, ausencias en el hogar,
endeudamiento, stress laboral, cambios constantes de trabajo para conseguir una
buena remuneración; trabajar bajo situaciones extremas o arriesgadas y sobre
todo se paga con los sueños de miles de personas que ven frustrados sus anhelos
de tener una vida mejor.
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