El libro “Poética de la Geometría, que trata sobre la obra de la artista Carmen Piemonte, quien integró
el grupo Forma y Espacio, fue presentado a mediodía del pasado viernes 23, en
el Museo Nacional de Bellas Artes.
El volumen, editado por Manuel Basoalto, hace un recorrido por la obra de la artista, formada principalmente con el Maestro Ramón Vergara Grez y que desde 1965, integra al grupo Forma y Espacio. Su pintura resalta por su fineza cromática la cual deja testimonios valiosos en el quehacer plástico nacional e internacional.
Pintora chilena de origen italiano, nació en
Buia, cerca de Venetto, Italia, el 28 de octubre de 1930. Se formó en la Escuela de Bellas Artes de
la Universidad
de Chile, donde fue alumna de Ramón Vergara Grez, fundador del Grupo
Rectángulo.
El título de profesora de artes plásticas lo
obtuvo en 1955, desde entonces se dedicó a la docencia en diversos colegios de
Santiago y en la Escuela
de Bellas Artes de la
Universidad de Chile, donde trabajó como profesora ayudante
de la cátedra de dibujo de Ramón Vergara Grez hasta 1970.
Posteriormente, impartió el curso forma y
color en la misma casa de estudios. A partir de 1965 formó parte del movimiento
Forma y Espacio que reunió a artistas como Adolfo Berchenko, Miguel Cosgrove,
Gabriela Chellew, Kurt Herdan y Robinson Mora, entre otros. Este grupo fue
continuador de la abstracción geométrica” que sustentó el Grupo Rectángulo a
partir de 1955.
Al comenzar a frecuentar el taller de Ramón Vergara
Grez y conoció a prendió sus conceptos de lo abstracto y lo geométrico siendo entonces,
cuando el trabajo de la artista tomó el camino del orden y la abstracción
geométrica, pero acompañado de una búsqueda personal y profunda.
En 1971 obtuvo una beca del Gobierno Italiano
para perfeccionar sus estudios en la Academia de Pintura de Roma, donde Estudió con el
profesor Gentillini y en 978, fue elegida vice-presidenta de la Asociación de Pintores
y Escultores de Chile, cargo que ocupó durante un año.
En la actualidad, dirige su propia academia de
pintura en el Barrio Bellavista de Santiago, realiza talleres de arte en el
Centro Cultural Montecarmelo y pertenece a la Aplich, Asociación Plástica Latinoamericana de
Chile.
Nunca ha abandonado la investigación, el
estudio y la búsqueda incansable que la ha llevado a evolucionar y a plantear
propuestas constantemente ya que para ella, “la geometría es el ordenamiento
más maravilloso. Y desde ahí uno puede hacer cualquier cosa.”
La pintura de esta artista es más bien
intelectual, poética y abstracta. Sus primeros cuadros eran sutiles, luego
mucho más agresivos, con incorporación de texturas y en sus últimos trabajos,
ha incursionado en las técnicas mixtas, con recortes de diarios.
Con un trabajo constante y riguroso, la
artista continúa estudiando muy bien sus cuadros, primero elaborándolos en
bocetos, proyectos y dibujos y llevándolos a la tela sólo cuando los visualiza
bien.
Su trabajo se ha caracterizado, dentro del
absoluto abstraccionismo, por ir más allá del plano bidimensional, donde los
colores y formas empezaron a explorar la tercera dimensión y el geometrismo se
abrió a círculos y esferas, a líneas de fuga que sugieren profundidad y volumen
(“Caja siglo XX” y “Germinal N¼ 2″). Para la artista el círculo “es el origen
del ser: la luna, el sol, un huevo”.
En otras investigaciones adoptó la esfera,
forma que implantó detrás o delante de planos transparentes alejándose de los
colores planos y trabajó con la degradación del color y las tonalidades transparentes.
Hacia 1980 inició una etapa marcada por la presencia de paisajes abstractos y
montañas con ángulos agudos y líneas fuertes poderosamente iluminadas (“Sobre
el reino de Hades”).
Impresionada por el terremoto de 1985, la
artista incorporó a su obra vibraciones y abordó la técnica del esfumato para
graficar el movimiento telúrico. Más tarde, en la década de los noventa las
ciudades tomaron el protagonismo de sus obras, con coloridos densos, oscuros,
casi sin transparencias reflejaban ciudades con smog, carentes casi totalmente
de luz, bloques insinuantes de oníricos edificios y casas (“Ciudad Fragmentada”
y “Nueva Ciudad”).
A través de una constante investigación del
lenguaje visual, ha ido renovando su modo de creación y ha logrado crear
atmósferas, armonías cromáticas y espacios de profundidad espiritual abiertos
al espectador. La elaboración de la gama cromática tuvo siempre su personal
sello ya que las tonalidades de sus óleos ella misma los fabrica.
Ha realizado numerosas exposiciones individuales
y colectivas, entre las que se destacan las realizadas con el Movimiento Forma
y Espacio como “Homenaje a Pettoruti” en el Instituto Cultural de Providencia
(1966); “Homenaje a Mondrian” en el Museo Nacional de Bellas Artes (1972);
“Arte Geométrico Latinoamericano” (1982), entre otros.
Además, ha recibido importantes premios, entre
los que destacan: mención especial en el Salón de Primavera de la Casa de la Cultura de Ñuñoa, Santiago
(1968); primera mención de honor en el Salón Sur de Concepción (1975); mención
especial en el concurso “Academia de Bellas Artes” del Instituto de Chile
(1976); segundo premio en pintura en el Certamen Lircay de Talca (1979); primer
premio en pintura en el Salón de Profesores del Instituto Cultural de
Providencia (1981); primer premio en el Certamen Nacional de Pintura, en el
Museo Nacional de Bellas Artes en Santiago (1981).
Ha participado en innumerables exposiciones a
nivel nacional e internacional y una de sus exposiciones más importantes fue la
retrospectiva que realizó en el Museo Nacional de Bellas Artes en 1999.
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