La educación es un factor clave para promover la ciudadanía
y el desarrollo democrático porque, con educación se fortalece la cooperación
entre los individuos y se adquieren las capacidades para procesar el conflicto.
De manera global, se ha ido materializando una nueva
relación entre las personas, los colectivos y las instituciones del Estado y
los desafíos que actualmente los desafíos que enfrenta el mundo no pueden
seguir enfrentándose con las formas sociales y políticas propias del marco del
Estado-Nación territorial.
A comienzos de este año, el Centro de Estudios de políticas
y prácticas en educación en conjunto con Ediciones UC publicó el libro “Aprendizajes
de la ciudadanía. Contextos, experiencias y resultados” de los editores
Cristián Cox y Juan Carlos Castillo cuyo problema o nudo central, es que los
cambios en la sociabilidad y en la cultura de la postmodernidad están
demandando nuevas formas de hacer política, generando un nuevo tipo de
ciudadano y, por tanto, nuevos requerimientos en su formación.
Para los editores el libro responde a un triple interés de
conocimiento y motivación por aportar al desarrollo de la ciudadanía
democrática contribuyendo a que la educación pueda responder a los desafíos
evocados.
Primero, se intenta dar cuenta, de las características de
los desafíos que el nuevo entorno social y político plantea a la formación
ciudadana a nivel escolar. También, el volumen integra elementos fundamentales
del contexto político en que tiene lugar la socialización de la nueva
generación en Chile, dando cuenta de la evolución de la participación electoral
como de las relaciones entre movimientos sociales y sistema político partidario
en el último cuarto de siglo. Por último, hay un examen comparado de
definiciones comparadas de definiciones oficiales de currículo de educación
ciudadana en Chile y Latinoamérica”.
Los catorce trabajos que incluye este volumen están
organizados en cuatro secciones, que cubren diversos ámbitos temáticos: a) la
teoría y la investigación sobre educación y ciudadanía en el mundo; b) el
contexto sociopolítico chileno y la transformación de dimensiones cruciales de
la vida cívica; c) las prescripciones curriculares oficiales y las prácticas
docentes y de estudiantes en el área de la ciudadanía y d) los resultados de
aprendizaje de la ciudadanía en Chile, examinados desde factores asociados
(como características socioeconómicas de la familias y escuelas) y sus
implicancias para la desigualdad en la participación política.
La pregunta que parece surgir es cómo avanzamos hacia un
mundo en el que los ideales de libertad e igualdad puedan cumplirse de manera
más satisfactoria, manteniendo además la aceptación de la diversidad como
elemento estructurante en un escenario indefectiblemente globalizado.
Según el profesor Joan Subirats, en su artículo Democracia,
participación y transformación social publicado en la revista Polis, “la
respuesta sigue siendo: democracia. Una democracia que recupere el sentido transformador,
igualitario y participativo que tenía hace años. Y que por tanto supere esa
visión utilitaria, minimalista y encubridora, muchas veces, de profundas
desigualdades y exclusiones que tiene ahora en muchas partes del mundo. Una
democracia como respuesta a los nuevos retos económicos, sociales y políticos
que enfrentamos.”
Las bases de la actual sociedad industrial están quedando
obsoletas a marcha forzada y las herramientas de análisis que se tenía para
entender el paso del estado liberal al fordista y luego al keynesiano de bienestar,
ya no sirven porque la globalización económica y el cambio tecnológico modificaron
esas coordenadas.
Las marcas de esta transformación no han pasado
desapercibidas en las relaciones sociales. Subirats, explica que “se ha ido pasando
de órdenes sociales relativamente estables, con escalas de desigualdad
conocidas y que permitían tratamientos redistributivos relativamente homogéneos
y colectivos, que se establecían además con notables garantías de continuidad,
a situaciones caracterizadas por la heterogeneidad, la fragmentación, y con
complejidades sólo explicables desde un proceso de individualizacón
vertiginoso. La desigualdad sigue existiendo, pero sus descriptores se han
modificado sustancialmente. No hay un eje predominante, sino multiplicidad de
ejes de desigualdad y de vulnerabilidad.
Estas profundas transformaciones en los ámbitos productivo,
social y familiar no han encontrado a los poderes públicos en su mejor momento
porque a pesar de que el mercado y el poder económico se han globalizado, las
instituciones políticas, y el poder que de ellas emana, siguen anclado al
territorio. Y es en ese territorio donde los problemas que generan la
mundialización económica y los procesos de individualización se manifiestan
diariamente.”
En el libro “Aprendizajes, en la primera sección se da
cuenta de las relaciones entre los sistemas escolares de masas y la ciudadanía,
así como las respuestas del campo de la investigación internacional acerca de
los marcos de referencia, temáticas claves, resultados y debates del ámbito de
la educación ciudadana en el cual, la evaluación ciudadana sería un proceso
emergente pero en camino a consolidarse.
El contexto sociopolítico actual, de grandes desafíos a la
política democrática hace cada vez más relevante la educación ciudadana y el
estudio de la ciudadanía. Uno de los síntomas de esta evolución sería el
declive radical de la participación electoral, especialmente de los jóvenes y
de la autonomización de los movimientos sociales respecto del sistema de
partidos.
Frente a estas condiciones de cambio acelerado de la
relación del individuo con la sociedad los contextos y contenidos del proceso
formativo de la ciudadanía se encuentran cuestionados y requeridos de nuevas
respuestas, en todo el mundo que tienen como base la llamada “erosión del
ágora” es decir, la ausencia de relatos perfilados en la cultura.
Entonces, la educación tiene grandes dificultades para crear
nuevas bases creencias y competencias para la ciudadanía compleja de la vida
democrática contemporánea porque va rezagada al surgimiento de estos cambios
sociales.
Esperemos que la nueva reforma educacional ayude a nuestra
sociedad a entender los cambios que, al parecer, llegaron para quedarse.