Gabriel García Márquez, en Cien Años de Soledad, nos
previene del destino amnésico inducido en países que, como el nuestro, han sido
golpeados por dictaduras. Se intenta un futuro dudoso bajo la falsa pretensión
que pasado y olvido son sinónimos imprescindibles para lograr la estabilidad
democrática.
“Exhumación del Olvido”, incita a rescatar y
profundizar en una zona inevitable de nuestra historia reciente. Sucesiones de
hechos de aquellos diecisiete años, para la comprensión de una historia
popular, porque recoge noticias de ocurridas entre 1973 y 1990, donde la mayor
parte de las noticias de la cronología, han sido extractadas de publicaciones
de oposición a la dictadura, siendo contrastadas con medios oficiales de la
época.
También permite avizorar a la clase política que
negoció con la dictadura. Pero sobre todo busca dignificar a quienes perdieron
su vida por el derecho a la libertad, a los y las sobrevivientes, actores
principales de este drama histórico, quienes fueron silenciados y relegados al
olvido.
Este libro busca proveer memoria a quienes no vivieron
aquel tiempo tortuoso de Chile, ya sea por ceguera voluntaria, juventud, exilio
o porque aún no nacían, abriendo el recuerdo a los antiguos participantes de
esa historia, esperando inquietar a escritores y a artistas que busquen recrear
un nuevo país.
Para el autor, la razón fundamental que lo llevó a
escribir este libro, se refleja en las palabras del filósofo José Andrés Murilo
quién dice que “no se pueden cambiar los hechos del pasado, pero sí se puede
cambiar su sentido, y el sentido de los hechos es más importante que los hechos
mismos. Así cuando algo hace que el sentido del pasado cambie, es la historia
misma la que cambia, y es a partir de la historia como se orienta el futuro”.
El 09 de septiembre fue el turno de “Allende: "Yo
no me rendiré" de Francisco Marín y del médico forense Luis Ravanal, en el
Teatro Camilo Henríquez del Círculo de Periodistas.
Según pasa el tiempo, la muerte del ex Mandatario se
ha ido monumentalizando más y más. Este libro, se presenta como un rigor
mortis de los hechos sucedidos el 11 de septiembre de 1973, en el cual se unen
antecedentes, históricos, periodísticos, testimoniales, con información médica
rigurosa que busca hacer dudar (a lo menos) al lector de la historia oficial.
El próximo 12 de septiembre, se presentará el libro
“Los crímenes que estremecieron a Chile. Las memorias de La Nación para no
olvidar” de los periodistas, Jorge Escalante, Nancy Guzmán, Javier Rebolledo y
Pedro Vega.
Esta investigación periodística se constituye en una
obra cultural, un reconocimiento social colectivo para recuperar y preservar la
memoria de las graves violaciones a los Derechos Humanos y sus víctimas y de
este modo impulsar un rechazo y repudio a aquellas para evitar su repetición.
Finalmente, el 14 de septiembre en la ciudad de Valparaíso se presentará “El golpe en Valparaíso de Tito Tricot e Hijo, que relata como vivieron los porteños ese día.
La violencia del golpe estremeció a Valparaíso, fue
más que un temblor, de ésos que en medio de la noche te despiertan
desconcertado, tratando de distinguir entre sueños y realidad.
La ciudad cambió y la resistencia comenzó desde el
inicio, salvando vidas, escondiendo gente, protegiéndose donde, aparece el
surgimiento de los diferentes comités de Derechos Humanos y las
incipientes organizaciones de familiares de detenidos y
ejecutados. También habla de la solidaridad y nobleza en las
poblaciones, en los barrios, en los cerros y en el plano y de la vileza, de
muchos que denunciaron a sus vecinos, a sus parientes, a sus amigos.
El expolio del hermoso edificio de la Intendencia por
parte de la Armada, el cual nunca fue devuelto; las familias separadas por el
exilio, los que aún caminan por las calles del Puerto en la más completa
impunidad a lo que hay que adicionar la conformación de una ciudad que ha
visto cómo se ha impuesto un modelo de desarrollo privatizador que la está
destruyendo.
Aunque en Valparaíso el Golpe fue cruel y aún no
termina, la memoria histórica y la fuerza de los movimientos sociales han
forjado un taller de reparación de sueños trizados, donde sus habitantes puedan
acariciar sueños, jaspearlos de arcoíris y echarlos a volar nuevamente hacia el
horizonte oceánico.
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