Según lo que consigna la historia de nuestro país, el
proceso educativo en Chile se inició, aunque de manera rudimentaria, en 1550
cuando se abre una escuela en el sitio donde hoy se encuentra el Portal
Fernández Concha.
Luego, las órdenes religiosas y principalmente los jesuitas,
fueron las que primero dieron albergue a las escuelas comenzándose a perfilar
los tres niveles clásicos de la enseñanza en Chile: primario, secundario y
universitario o superior.
Sin embargo, el salto significativo no se daría hasta que en
1920 se dictó la Ley
de instrucción primaria obligatoria que permitió un cambio radical en la
educación chilena.
Por otro lado, las universidades estatales o públicas,
jugaron un rol predominante en nuestra sociedad en la formación de
profesionales y técnicos, en el desarrollo de investigación de alto nivel, en
la construcción de una cultura e identidad nacional, como asimismo, hicieron un
aporte central por más de un siglo al desarrollo económico y social del país.
Según el libro “La educación superior en Chile.
Transformación, desarrollo y crisis” publicado por Ediciones UC a través del
Centro de Estudios de Políticas y Prácticas de Educación, estima que “las
grandes reformas realizadas a comienzo de la década de 1980, transformaron su
base institucional, su financiamiento, sus funciones haciéndose aparente con el
paso de los años y también su sentido y su finalidad”.
Así fue como se crearon las condiciones políticas y legales
para que surgieran las Universidades privadas, lo que por razones obvias, les
permitió y facilitó competir en condiciones favorables y más competitivas con
las universidades públicas.
Desde entonces, las universidades estatales, se mantienen en
una situación desventajosa ya que por recibir presupuesto estatal, están
sujetas a numerosas trabas, lo que burocratiza su gestión, a severas
restricciones en la inversión e impedidas de endeudarse a largo plazo,
impidiendo una gestión moderna, profesional y eficiente.
Por otra parte, esta deficiencia se contrapone a los
requerimientos que existen hoy en Chile respecto a la formación de
profesionales y técnicos ya que el actual nivel de desarrollo económico, social
y cultural del país necesita más y mejores profesionales.
En esas condiciones ¿basta sólo con preocuparse por la
cantidad de estudiantes en formación o también es necesario preocuparse por la
calidad de dicha formación?
Uno de los factores que más ha incidido en la formación de
la actual crisis es el cambio efectuado en nuestra sociedad en la
institucionalidad educativa, en los docentes y en los estudiantes.
En el libro antes mencionado, José Joaquín Brunner; José
Julio León; Enrique Fernández Darraz; Ricardo D. Paredes; Andrés Bernasconi;
María José Lemaitre; Paulina Berríos; Carlos González; Bernabé Santelices;
Claudia Matus; Liliana Pedraja- Rejas y Emilio Rodríguez Ponce; Oscar Espinoza con
Luis Eduardo González y María Verónica Santelices, Pilar Galleguillos y Ximena
Catalán Avendaño dan nuevos enfoques o miradas a esta transformación que se
está viviendo en la educación superior y que han sucedido en la base
institucional, el profesorado y en el estudiantado. También intentan dar un
panorama general de la educación superior en Chile mostrando nuevas miradas,
nuevos diálogos y nuevos enfoques a la crisis.
En el plano institucional, la consolidación de la base
institucional no ha disipado la preocupación por la calidad de muchas
instituciones.
Ahora bien, surge la pregunta ¿de dónde salen los nuevos
docentes para los nuevos alumnos? Entre 1995 y 2010 la dotación del profesorado
se duplicó. En cambio, en los últimos años los profesores solo han crecido un
5% que pareciera estar concentrado en las universidades privadas.
Los estudiantes también se han modificado. El de hoy es
cualitativamente diferente al que componía el sistema educación superior de
hace diez años. La multiplicación de las vacantes y la aparición del crédito
con aval del Estado en el 2006, el aumento notable de las ayudas financieras
disponibles para los estudiantes han expandido las oportunidades de jóvenes de
menores ingresos para acceder a la educación superior. Sin embargo, la equidad
no dependería de esto sino de la probabilidad de avanzar en sus estudios,
graduarse y transitar exitosamente al mundo del trabajo. Y este sería uno de
los problemas más graves como es la incertidumbre frente al futuro.
Lo anterior debería tener una repercusión en la docencia, ya
que la masificación de los estudios de este nivel. Las demandas más complejas
de las sociedades nacionales y locales sobre sus instituciones educacionales y
la sensación de que las entidades formadores no están haciendo bien su trabajo
principal se unen para poner en el centro de la agenda la calidad y pertinencia
de la enseñanza
Sin duda la educación superior en Chile enfrenta una crisis
estructural y sus causas son múltiples, entonces se trata es de cómo
transparentamos el funcionamiento de la educación superior, como emparejamos la
cancha para que las Universidades estatales que tanto aporte han hecho al país,
tengan un trato equitativo y justo, como así mismo se les entregue el
presupuesto que requieren por parte del Estado.
La movilización que los estudiantes universitarios y
secundarios iniciaron en mayo de 2011 por un acceso equitativo y de calidad a
la educación, sobre todo para que la educación superior no dependa de los
ingresos de las familias, demostró cuánto ha madurado en la sociedad chilena la
conciencia de que la equidad educativa es un factor determinante de la
movilidad social, pero sobre todo un malestar por las inequidades existentes.
Tal como dice el editor, Andrés Bernasconi “el descontento
social confirma que se demandan cambios a la educación superior precisamente
porque nos importa que ella represente las prioridades y valores actuales de la
sociedad”.
Pareciera ser, que esta crisis va más allá de la legitimidad
de sus fines a los que se orienta el sistema en su afán de capturar los
incentivos que le presentan el mercado y el gobierno actuando bien bajo las
reglas fijadas. Solo que ya no estamos seguros que esas reglas sean las que
queremos.