El jueves recién pasado, Lom Ediciones presentó el libro “La
Luz Oscura” escrito por Nicolás Vidal que relata la búsqueda que hace un hijo
del pasado de su padre en un intento por comprender su propia historia.
Años después de la muerte de su padre Matías, el protagonista, se entera que estuvo
preso en el Estadio Nacional luego del Golpe de Estado de septiembre de 1973.
A partir de ese momento, inicia una búsqueda que lo llevará
no solo a replantearse la vida que tiene
sino que llegará a romper con ella.
Luego de la detención y tortura del padre de Matías, en un
lugar donde pasó momentos felices viendo jugar a su equipo favorito, la percepción
de vulnerabilidad, desprotección y desamparo ante la arbitrariedad y la
injusticia lo acompaño el resto de su vida y el generalizado silencio sobre
lo vivido alimentó su miedo.
El mundo que lo rodeaba se tornó inseguro, amenazante,
aumentando la angustia por su vida y tanto el dolor, la humillación y el miedo
ante las brutalidades padecidas, nunca se extinguió.
Estudios han revelado que la angustia por haber presenciado
el sufrimiento de personas queridas o de otros seres humanos sometidos, como
ellos mismos, a las peores atrocidades, nunca desapareció en los detenidos políticos
de Chile y a los trastornos de su salud
física y mental, se sumaba la perturbación de sus relaciones sociales,
afectivas y sexuales, que llegó a deteriorar, a menudo, los vínculos con sus
familiares y sus parejas, lo que había causado, en muchos casos, rupturas
insalvables.
Porque por cada detenido y torturado había una familia, un
grupo de amigos, una red social que se resintió con el conocimiento de lo
ocurrido y que al experimentar el mismo miedo se contagiaron con el temor y la
inseguridad.
En su relato, Nicolás Vidal deja que el lector tome su
propia decisión sobre la actitud de los personajes, quienes en su relato, toman
vida y comienzan a actuar frente al lector involucrándolo, fácilmente, en la búsqueda de Matías.
La portada del libro muestra un claroscuro donde la figura
de un padre y su hijo destacando sobre imágenes del Estadio Nacional. La
fotografía, pareciera referirse a como es la vida, porque como mortales a
veces, nos sentimos rodeados de oscuridad como el padre de Matías y su amigo
Leo Zucchi cuando estaban detenidos, como cuando luego de ser liberado sufrió
la desesperación de no poder recibir un abrazo de su hermano o de su familia
que a lo mejor, le habrían ayudado a sanar las profundas heridas que lo marcarían
para el resto de su existencia.
Para el psicólogo Carl Jung “cuando los dioses mueren
durante la noche, se eclipsa la personalidad”. Los dioses del padre de Matías
murieron en una de las tantas noches que pasó encerrado en el Estadio Nacional
y su vida cambió para siempre en un lugar en que los hombre mataron para
imponer sus ideas, no para sobrevivir, como lo hace el resto de los animales.
Esta búsqueda iniciada por Matías se transformó en una forma
de acercarse a un padre distante,
triste, incapaz de demostrar emociones y
de sobreponerse a la pena que lo llenaba. Cada paso que él dio hacia la verdad,
fue un abrazo filial de perdón hacia la humana debilidad de su padre.