Con un género experimental que incluye testimonios, coreografías de danza espectáculo ochenteras, videos publicitarios de la época, fonomímica y hasta la reposición de un recordado show transformista de entonces, el proyecto ganador de Fondart Nacional 2019, incluye el lanzamiento de una página web a cargo del biólogo feminista Jorge Díaz, donde se encontrará disponible todo el material recopilado en la investigación.
En 2019 la icónica discotheque gay Fausto cumplió 40 años, convirtiéndose así en la más antigua de Chile, que aún logra mantenerse en funcionamiento. ¿Cómo fue que una discoteque homosexual abre en los años más duros de la dictadura cívico-militar chilena y permanece operativa incluso hasta hoy? Esa fue la premisa de la investigación que se planteó el Colectivo de Artes Escénicas La Comuna (Petra, espacios domésticos de dominación) para crear El ritmo de la noche, audaz puesta en escena que estrena el próximo 19 de enero en la Sala Agustín Siré de la Universidad de Chile.
“La historia de la homosexualidad en Chile no parte con el Movilh ni con Pablo Simonetti en la Fundación Iguales. Comienza mucho antes con gente que estuvo resistiendo, no desde una política partidista, sino desde una resistencia física de resistir amando, bailando, carreteando, tomándose un trago y no morir por ello”, enfatiza Diego Agurto, su director.
A través de un ejercicio colectivo de investigación y creación, los integrantes de la compañía comenzaron a recopilar material de archivo y audiovisual de la época, además de realizar una serie de entrevistas, las que eran transcritas textualmente por el integrante que no hubiese participado de la conversación.Luego se estableció una metodología donde se distinguieron los temas, lugares y personajes recurrentes y efectuaron, un segundo barrido de encuentros entre los que destacan los testimonios de un transformista de la época, un carabinero homosexual y el amante de un agente de la CNI.
“Por medio de testimonios de personas que vivieron esta etapa entre 1979 y 1996, año en que se hizo la mediática redada a la discotheque Quásar, sólo por ser una disco gay, empezamos a conocer cómo fue la noche homosexual durante la dictadura: curiosamente existían una mayor cantidad de lugares que hoy en “democracia” ubicados en lugares más populares, diferentes maneras de socialización y estrategias de protección, y resistencias ancladas en el cuerpo, el deseo, la comunidad y la fiesta.
Asimismo, como Colectivo, pudimos ir entendiendo que Fausto, la única disco ubicada en un sector acomodado de la ciudad, fue un lugar protegido por la dictadura en el sentido de no ser asediada constantemente por Carabineros ya que asistían senadores, diplomáticos y personas vinculadas a las fuerzas armadas y a la televisión”, agrega Carlos Briones, codirector de la obra.
El resultado es una representación basada en la realidad, que une distinto material testimonial para que cada actor encarne ciertas temáticas transversales de la época, como prácticas sexuales, represión, dominación masculina, entre otras; cruzándose con la noche y el espectáculo –tan presente entonces – a través de slogans de TV, fragmentos de canciones y una visualidad inspirada en la estética del momento.
"Para nosotros, es súper importante visibilizar las historias que no entran en La historia oficial, la contada por el relato masculino heterosexual, es decir, la historia de las minorías marginada, que no aparece en los informes de reparación, que no están en el Informe Valech ni en el Informe Rettig...
Contarle al público qué pasó con todas esas historias que no son parte de La Historia y qué hacemos con ellas. Hoy en día, que se está discutiendo sobre políticas y derechos para la población LGTBIQ+, sobre identidad de género, feminismo y heteropatriarcado, es importante saber cómo aportamos a esa discusión de una forma crítica que genere reflexión sobre cómo hemos construido nuestros relatos culturales, sociales y afectivos.”, concluye Diego Agurto.