Según los geógrafos, lugar es el espacio vivido, el
horizonte cotidiano, que tiene sentido de identidad y pertenencia.
Un lugar no es una cosa sino una imagen, una intención,
pequeños mundos cargados de valor y de sentido. Personas que utilizan espacios
semejantes se identifican con ellos, tal es el caso de los vecinos y los vecinas del
barrio en éstos, la relación de experiencia y familiaridad existente promueve la participación
en actividades comunes y se va construyendo un espacio que permite el
establecimiento de formas de identidad, pertenencia y relación social, entre
los sujetos individuales y colectivos con su hábitat residencial, formando
parte de su permanente transformación.
Esto, refleja la capacidad humana para intervenir, dar forma
y organizar el espacio habitado, lo que en términos sociales puede expresarse
como la capacidad de todo grupo social para establecer delimitaciones
significativas sobre el espacio que habita, definiendo la Territorialidad
como la necesidad de espacio que tienen los individuos y los grupos por razones de identidad,
seguridad, protección y estímulo.
Cataluña fue parte de la Marca Hispánica que era el territorio
comprendido entre la frontera político-militar del Imperio Carolingio con
Al-Ándalus y los Pirineos. Desde finales del siglo VIII, cuando el Imperio
Carolingio entraba en crisis, los condados catalanes se fueron consolidando adquiriendo
sus gobernantes, una autonomía creciente hasta su independencia efectiva.
El interés de Carlomagno en los asuntos hispánicos le
movió a apoyar una rebelión en el Vilayato de la Marca Superior de Al-Ándalus,
regido por Sulaymán al-Arabi, valí de Barcelona, que pretendía alzarse en
contra del emir de Córdoba con el apoyo de los francos, a cambio de entregar
al emperador franco la plaza de Saraqusta (Zaragoza).
En esta época, la máxima autoridad provincial eran los
condes, circunscribiéndose su autoridad exclusivamente al ámbito urbano, a
menudo delimitado por murallas que excluían el distrito rural.
Durante el siglo X, se va afirmando progresivamente la
hegemonía del conde de Barcelona, que desde principios del siglo, ya controla
también el de Osona y el de Gerona.
La autonomía se consolidó al afirmarse los derechos de
herencia entre las familias condales, sobre todo al ser el conde Wilfredo
el Velloso, el último conde de Barcelona designado por la monarquía franca y el
primero, que legó sus estados a sus hijos. A su muerte en 897, la unidad se
rompió pero el núcleo formado por los condados de Barcelona, Gerona y
Osona se mantuvo indiviso, creándose la base patrimonial de la casa
condal de Barcelona, lo cual ha sido considerado como el inicio de la
independencia de la
Marca Hispánica, que se aglutinarían en el siglo XIV en
el Principado de Cataluña.
En el año 985 Barcelona, entonces gobernada por el
conde Borrel II, es atacada e
incendiada por Al-Mansur y el conde al no recibir la ayuda de los francos,
decide, tres años más tarde, no prestarle el juramento de fidelidad al nuevo rey
franco lo que representa el punto de partida de la independencia, de hecho, del
condado de Barcelona. Finalmente, a partir del siglo XIII, los condados
pirenaicos orientales se constituirían en una entidad con una idiosincrasia
común llamada Cataluña.
Hago esta reflexión histórica para resaltar la temprana
consolidación de una identidad cultural, social, económica y política frente a un
territorio conquistado por los musulmanes y fragmentado en múltiples reinos o
taifas
Esa unidad, le ha dado a los catalanes una fuerte identidad
que se refleja en muchas cosas: en su arte, en su política, en su desarrollo
económico y social y en la forma en que ha resistido desde la pertenencia, los
múltiples intentos de diluir esa identidad colectiva que se han producido a lo
largo de la historia.
Esa resistencia desde la pertenencia, también se refleja en los habitantes de Chile
y lo comento, porque a nosotros, tampoco se
nos han dado fáciles las cosas.
Los españoles que fundaron Santiago de Nueva Extremadura el
12 de febrero de 1541, nunca pensaron lo difícil que sería para la Corona este territorio. A
las dificultades propias de instalarse en un lugar desconocido, prontamente se
les unirían las hostilidades de los araucanos. El 11 de septiembre de ese año,
destruyeron la naciente ciudad en un intento por recuperar su tierra y expulsar
a los invasores. Sin embargo, los españoles, luego de vencerlos, se quedaron reconstruir una ciudad y a
construir una Nación.
El siglo 19 fue la etapa de nuestra Independencia, de
la construcción del Estado y de la consolidación territorial. El siglo
XX, fue el siglo de la construcción de la identidad política donde hombres y
mujeres nos dejaron su saber, su intelectualidad, su poesía, sus dolores, sus
alegrías.
¿Que nos une a Cataluña? ¿Qué hace que los catalanes se
afinquen con tanta falicidad en nuestra tierra y que los chilenos lleguen a
amar Cataluña?
Creo que es el amor a la tierra, consquistada con esfuerzo,
con pertenencia, con resilencia o como decía
Gabriela Mistral con “la voluntad de ser a pesar de todo”. También nos une la enorme capacidad para enfrentar
nuestros problemas y salir adelante. Y si hay algo que creo que hemos
aprendido, a lo largo de nuestra historia, es que no hay dificultad que no
se pueda superar. Para ello sirven las derrotas, para recordarlas por el
esfuerzo y el sacrificio que se tuvo que hacer para empezar de nuevo, que es
otra forma de ganar.
Al finalizar mis palabras, quisiera agradecer tanto a la
editorial Penguin Random House y al Centre Català por darme la oportunidad de reflexionar
sobre nuestra identidad y de la catalanidad de la cual, Pep Guardiola, es una
de sus imágenes.