Zama, largometraje de ficción de la gran
cineasta Lucrecia Martel, se ha movido en las grandes ligas. Y lo ha hecho
contando la historia de un oficial de la corona española que espera un
reconocimiento del monarca para así dejar las tediosas tierras de El Gran
Chaco.
Diego de Zama, un funcionario americano de la Corona española, espera una
carta del Rey que lo aleje del puesto de frontera en el que se encuentra
estancado. Su situación es delicada.
Debe cuidarse de que nada empañe esa
posibilidad. Se ve obligado a aceptar con sumisión cualquier tarea que le
ordenen los Gobernadores que se van sucediendo mientras él permanece.
Algunos
años transcurren y la carta nunca llega. Al advertir que en la espera ha
perdido todo, Zama decide sumarse a una partida de soldados y partir a tierras
lejanas en busca de un peligroso bandido.
Libre de sus esperanzas de traslado y
ascenso, sabiéndose en peligro, descubre que lo único que desea es vivir.
Quizás pueda conseguirlo.
Se trata de una película basada en el libro homónimo de Antonio Di Bendetto, escrito en 1956, cuyo hilo conductor es la espera y que Lucrecia Martel leyó tras dejar un proyecto de ciencia ficción que estaba escribiendo: El eternauta, adaptación del clásico cómic argentino.
La fallida iniciativa la había tenido pensando
en cómo mostrar el futuro, pero también reflexionando en cómo se cuenta el
pasado.
Uno piensa en la ciencia ficción con mucha
libertad, en cambio piensa en una película histórica siempre con una especie de
conflicto con ajustarse a los hechos. Cuando decidí hacer Zama, decidí que
quería adaptarlo con la misma libertad que pensaba en El eternauta”, explicó la
directora en la conferencia de prensa de Zama en el 55º New York Film Festival.
Eso se suma a razones políticas: “La historia
de nuestro continente ha sido escrita por el hombre blanco, por quienes ganaron
en la Conquista.
Entonces, falsear esa historia no me parecía algo tan
irreverente ni tan grave”.
“Tomé
algunas decisiones muy contrarias a la historia de Latinoamérica, porque saqué
toda señal de Iglesia Católica de la película (...) Y lo decidí muy
deliberadamente para tratar de pensar en un continente con conflictos civiles y
no en conflictos religiosos”, agregó Martel.
Martel estuvo cuatro años escribiendo el guión
y levantando los dineros necesarios para esta producción de época. Íconos del
cine decidieron sumarse a la aventura de Zama y ser coproductores, entre la
larga lista, están Pedro Almodóvar y Danny Glover.
Y fueron cerca de dos meses de rodaje, en los
que crear el mundo de este oficial de la corona no fue fácil.
“Significó crear desde una variedad enorme de
fuentes. Primero, leí bastante sobre el siglo XVIII, sólo para confirmar algo
que me parecía muy importante, que es la distorsión de la visión europea sobre
el continente americano. Pero eso se complementó con particularidades de zonas
rurales de hoy en día de Argentina. “Son elementos actuales no muy conocidos
que creo que hicieron que esta película no se parezca mucho a otras de épocas”.
El mismo día del estreno hubo un conversatorio
entre el público y la académica Valeria de los Ríos, investigadora en el campo
de la cultura visual y es responsable de libros como Fantasmas artificiales.
Cine y fotografía en la obra de Enrique Lihn (2015); El cine de Ignacio Agüero.
El documental como la lectura del espacio (2015); Espectros de luz: Tecnologías
visuales en la literatura Latinoamericana (2011); y El cine de Raúl Ruiz.
Fantasmas, simulacros y artificios (2010).
Fue la carta argentina para lograr una
nominación a Mejor Película de Habla No Inglesa en los recién pasados Premios
Oscar; compitió por el Goya a Mejor Película Iberoamericana este año y
actualmente cuenta con ocho postulaciones a los premios Platino, que se entregaron
el pasado 29 de abril.