miércoles, 2 de octubre de 2024

Fotógrafa presenta libro mostrando los márgenes de la ciudad con su lente.

 Tras desempeñarse en el periodismo Ximena Hinzpeter se ha abocado durante los últimos 10 años a la fotografía, desarrollando en paralelo relatos escritos.

 La historia parte cuando, tras muchos años alejada de su padre, se reencuentra con él para internarlo en un hogar por padecer demencia. 

Entonces toma la cámara fotográfica que pertenecía a su progenitor y la utiliza como un modo de procesamiento emocional: 

“En vez de llorar a un padre ido que regresa cuando todo está perdido, partí con su cámara a la calle. Me fui detrás de algo que no tenía idea qué era. 

Con el corazón apretado deambulé por varios sectores de la capital, sin encontrar lo que andaba buscando”, escribe en su libro La Chimba, del otro lado. 

Su búsqueda la ha llevado a recorrer esas zonas opacas donde circulan aquellos que están en los bordes del poder, especialmente el sector tradicionalmente llamado La Chimba, que incluye la Vega Central, parte de Recoleta y los alrededores de Avenida La Paz, donde está el Cementerio General. 

Allí, desafiando los peligros de un barrio marcado por la pobreza y el robo, captura rostros de personas que viven, trabajan, comen, caminan, duermen y negocian en las calles. 

Sus imágenes, crudas y potentes, exacerban los detalles e imperfecciones de las caras, las diferentes etnias, edades, rasgos, expresiones faciales, tatuajes, peinados, marcas corporales, vestimentas y atuendos, en un intento por develar la belleza y la diversidad de lo auténticamente humano, cuestionando los cánones estéticos que impone la sociedad de consumo. 

El suyo es también un gesto de auto identificación con lo marginal y excluido. 

De hecho, el significado de La Chimba (palabra de origen quechua) es “lo que está del otro lado”, explica en el libro. 

“He descubierto a Ximena Hinzpeter a través de Instagram. Quedé asombrado con su desparpajo para capturar los rostros de la gente. Es tan inoportuna y avasalladora su fotografía y su atrevimiento que sorprende”, comenta el fotógrafo Jorge Brantmayer sobre su obra. 

Y la fotógrafa Pin Campaña agrega: “En la obra de la autora está instalado un amor profundo por el ser humano. Por rescatarlo y darle, aunque sean segundos de total protagonismo. Acompaña, persigue día a día, año a año.

 Ella elige el mismo destino de sus retratados y casi parece un acto religioso. Un compromiso”.

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