domingo, 29 de noviembre de 2015

Biografía sobre dirigente Víctor Díaz es premiada como mejor obra escrituras de la memoria.

El libro “En el nombre del padre. Historia íntima de una búsqueda” escrito por el periodista Fernando Villagrán, fue elegido por el Consejo Nacional del Libro y la Lectura como la mejor obra 2015, en la categoría “Escrituras de la Memoria”.

El libro que en casi 400 páginas da cuenta de la vida, clandestinidad y muerte del líder obrero comunista chileno, fue premiado entre otras cosas por su rigor investigativo y aporte a la reflexión sobre la historia reciente de Chile.

Según consta en el acta, el jurado otorgó esta distinción por ver en la obra “una rigurosa investigación, una excelente escritura y planteamiento del tema lo que le da una dimensión de valores universales, más allá del periodo o personaje en referencia. Como escritura de la memoria refleja lugares y episodios relevantes de la historia reciente en torno a la vida familiar y política de Víctor Díaz López, especialmente en su vida clandestina durante la dictadura”.

En la ceremonia de entrega realizada en la Biblioteca de Santiago el 18 de noviembre, Editorial Catalonia también fue distinguida como editorial por la publicación de este libro.

Víctor Díaz López nació en Ovalle el 10 de noviembre de 1919 y murió en una fecha escondida por sus asesinos… dicen que a comienzos de 1977.

De su largo y cruel cautiverio en el cuartel Simón Bolívar de la DINA —un infierno desde el cual ningún prisionero salió con vida— solo puede hablar ex agentes del Estado, entrenados para torturar, matar y mentir.
Lo que narra Fernando Villagrán en esta acuciosa investigación, es una historia de vida: la que transitó Víctor Díaz desde niño, quien pudo cursar hasta tercero de Preparatoria, obligado a trabajar para ganarse el pan de los suyos.

Minero adolescente, obrero autodidacta, joven dirigente sindical en el Norte Grande, optó por una temprana militancia en el Partido Comunista liderado por Elías Lafferte.

Fue una vida intensa, marcada por la larga clandestinidad en tiempos de la Ley Maldita y por la más riesgosa de los primeros años de dictadura, cuando estuvo a la cabeza de la dirección de su partido hasta ser secuestrado por la DINA el 12 de mayo de 1976.

En el nombre del padre es también un conmovedor relato íntimo, aquel que Víctor Díaz compartió con Selenisa Caro, joven católica y su temprano amor nortino. Un vínculo marcado por sobrecogedores episodios, que se haría indestructible y se proyectó en la vida de Victoria, Viviana y Víctor, sus hijos, quienes durante largas décadas desafiaron con valentía la mentira oficial, protagonizando capítulos estremecedores para aproximarse a la verdad y ansiada justicia.

Este libro entrelaza la historia de Chile de agitadas décadas con la cotidianidad desconocida de un protagonista de momentos decisivos, así como la de decenas de mujeres y hombres que llenan de emoción estas páginas.

Una historia colectiva que siguen compartiendo miles de familiares de detenidos desaparecidos.



jueves, 12 de noviembre de 2015

ESCRITOR RODRIGO REY ROSA RECIBE PREMIO JOSÉ DONOSO

El narrador, escritor ensayista y traductor guatemalteco Rodrigo Rey Rosa  recibirá este lunes 26 de octubre, a las 19 horas, el Premio Iberoamericano de Letras José Donoso.
El pasado 24 de septiembre se hizo público su designación y el propio Rey Rosa recibirá este reconocimiento en el marco de la Feria Internacional del Libro de Santiago 2015.
La ceremonia será presidida por el Rector de la Universidad de Talca, Álvaro Rojas, y del Gerente General del Banco Santander que auspicia este Premio, Claudio Melandri y tendrá lugar en la Sala Lily Garafulic del Centro Cultural Estación Mapocho donde se desarrolla la Feria.
El jurado internacional, decidió otorgar esta alta distinción al escritor guatemalteco, en atención a “sus aportes a la literatura iberoamericana de hoy”.

En el acta a través de la cual dieron a conocer el fallo, se destacó "el manejo de la brevedad, la elipsis y los finales abiertos, rasgos estilísticos que lo han convertido en un consumado maestro del cuento y la novela corta. Del mismo modo apreciamos su capacidad para crear perturbadoras atmósferas en las que el suspenso y la presencia del ominoso resultan esenciales".

También resaltaron que los textos de Rodrigo Rey Rosa se caracterizan por la interacción entre lo local y lo global. "Remiten tanto a la situación de los pueblos originarios mesoamericanos cuyo desamparo denuncian, como a la multiplicidad de sujetos que transitan por las calles de Ciudad de Guatemala, Nueva York, Tánger, París o Madrás. Este carácter global fortalece la dimensión ética de una literatura que escenifica, en toda su complejidad y evitando posiciones dogmáticas, la violencia omnipresente en la sociedad contemporánea".

En este contexto, recordaron las palabras que, en su momento, Roberto Bolaño dedicó al escritor. "La prosa de Rey Rosa es metódica y sabia (...) Su elegancia nunca va en demérito de su precisión. Leerlo es aprender a escribir y también es una invitación al puro placer de dejarse arrastrar por historias siniestras o fantásticas".
Entre las obras del guatemalteco, recopiladas en numerosas antologías, destacan Cárcel de árbolesLo que soñó Sebastián, llevada al cine por el propio autor; Ningún lugar sagradoLa orilla africana, inspirada en su relación con Paul Bowles, traductor de sus primeras obras; El tren a Travancore, El material humanoLos sordos, y La cola del dragón, logrado ejercicio de literatura de no ficción.

En FILSA, se puede encontrar su obra, especialmente su más reciente publicación 
1986. Cuentos completos, publicado en el mes de agosto en Chile.
El Premio José Donoso, que se creó para reconocer el trabajo, originalidad y calidad de autores hispanos y consiste en una medalla, un diploma y un cheque por US$50.000 (cincuenta mil dólares que son entregados por el Banco Santander, auspiciador del certamen).
Fue instituido en el año 2001 por la Casa de Estudios de Talca, en memoria del desaparecido novelista, vinculado por sus raíces familiares y culturales a la Región del Maule.
Tras este anuncio, el escritor pasó a sumarse al selecto grupo de autores que ha sido destacado con el Premio Iberoamericano de Letras José Donoso; José Emilio Pacheco (2001), Beatriz Sarlo (2002), Isabel Allende (2003), Antonio Cisneros (2004), Ricardo Piglia (2005), Antonio Lobo Antunes (2006), Miguel Barnet (2007), Javier Marías (2008), Jorge Volpi (2009), Diamela Eltit (2010), Sergio Ramírez (2011), Juan Villoro (2012), Pedro Lemebel (2013) y Silviano Santiago (2014).


sábado, 7 de noviembre de 2015

“El tiempo que nos pertenece”: un amor imposible en tiempos convulsos.



El Santiago de Chile y el Buenos Aires de los años ’70 son el escenario de esta novela que gira en torno a un amor imposible e ideales inquebrantables, en la cual la escritora chilena Julia Guillén es la protagonista de la historia. Su compromiso político con la Unidad Popular y su amor por el activista montonero Ignacio Wilmart no reconocen fronteras, ni escatiman abnegaciones.

‘El tiempo que nos pertenece’, la tercera novela de la antropóloga y escritora argentina Isabel Hernández, se lanza este martes 10 de noviembre en el Espacio Estravagario de la Casa Museo La Chascona (Fundación Pablo Neruda), ubicado en Fernando Márquez de la Plata 0160, Barrio Bellavista.

La primera edición de este libro fue publicado por www.editarx.es abril, 2015, España y la segunda, que se presenta el 10 de noviembre es publicada por Ceibo Ediciones.

“Este mundo y este tiempo sólo les pertenece a los que se atreven a vivir y a luchar por lo que es justo”: así sintetiza Ignacio Wilmart la actitud militante de ambos. Toda una vida íntimamente vinculada al fervor revolucionario.

Las arengas políticas de Salvador Allende y de Juan Domingo Perón son el telón de fondo en el que se proyectan la mala suerte, la trampa y la desilusión que marcan los 24 capítulos de la novela.

Escrita con un lenguaje directo, la historia se sumerge en los vértices a veces torcidos de las relaciones humanas y en los conflictos, que se produjeron entre los militantes de la década de las ilusiones revolucionarias. “Un modo de existencia voluptuoso y condenado, hecho de deseo, fuga y clandestinidad”, sostiene la autora.

Una noche reciente, Julia ilumina el puzzle de papel picado que navega sobre las aguas turbias que la cubren en sueños. Comprende que no son otra cosa que los archivos trizados de su propia vida, su Oficina de Seguridad, su órgano de inteligencia privado. Acompañada por Manuel, su amigo chileno y también escritor, su hijo Nacho y el arquitecto Gonzalo Urrutia, su actual pareja, Julia consigue sublevar las fronteras y reabrir aquella oscura Oficina de Seguridad que durante tanto tiempo había permanecido clausurada y en la que guardó durante muchos años sus recuerdos.

Un relato donde realidad y ficción se funden y confunden. Una suerte de feedback con zonas de sombra que representa la conciencia de una historia viva, cuya representación misma sigue actuando. Un libro escrito contra el olvido y que reivindica esos héroes y heroínas de la épica de la clandestinidad que ha sido silenciadas por el tiempo en Chile y Argentina, pero que buscan en estas narrativas la manera de hacerse oír.

La presentación del último título de la Colección Narrativa de Ceibo Ediciones, se realizará a las 19:30 horas y será comentada por la autora, en compañía de los escritores y periodistas Rodrigo Hidalgo y Mili Rodríguez. El Dr. Ginés González García, Embajador de Argentina en Chile, presidirá el acto y el cantante Rodrigo Cáceres ofrecerá a los asistentes un espectáculo musical.

Isabel Hernández (Rosario, Argentina) es antropóloga y ha dirigido numerosos proyectos de docencia e investigación en diversos centros académicos y universidades de Latinoamérica. Se desempeñó en varios organismos de las Naciones Unidas y ha publicado libros de ciencias políticas y sociales, así como artículos científicos traducidos a distintos idiomas.

Como narradora de ficción publicó en Buenos Aires su primer volumen de relatos “Al mundo nada le importa” (Grupo Editor Latinoamericano, 2009) y, posteriormente, en Santiago de Chile las novelas “Antes de la Fuga” (Editorial Cuarto Propio, 2011), y “El Esplendor de la derrota” (Ceibo Ediciones, 2012).

Ha recibido reconocimientos literarios internacionales en España, Chile, Argentina, y Estados Unidos. Actualmente reside en Santiago de Chile.



martes, 3 de noviembre de 2015

Caballo de fuego: un sueño para reinar sobre la muerte

Una persona hace uso de su lengua a través de las funciones que tiene el lenguaje. Las funciones apelativa, emotiva, poética, fática, metalingüística y la referencial logran que tanto en la prosa como en la poesía se vean reflejados los diferentes objetivos, propósitos y servicios con que los seres humanos nos conectamos con nuestro entorno

La prosa,  es la forma que toma naturalmente el lenguaje para expresar los conceptos, y no está sujeta, como el verso, a medida o a cadencia determinadas y ha servido para describir lugares, costumbres o entregar relatos y luego de su desarrollo en Atenas en los siglos V y IV a.c., por primera vez se dispuso de un instrumento lingüístico capaz de servir al pensamiento abstracto. 

Por otra parte, el lenguaje literario puede expresarse en verso o en prosa. El verso es, por su estructura especial, más apto para la lírica, y hemos llegado a tomar una conciencia tan clara de este hecho, que, a menudo, se identifica lírica con verso; y llamamos poesía a un poema, esto es, al verso. 

Muchos dicen que la poesía es un trabajo estéril y no sirve para nada o que es una pérdida de tiempo en este mundo globalizante y amorfo, un desperdicio del intelecto, una entelequia espiritual mal retribuida o que es una costumbre que está muriendo como darle cuerda a un reloj.

Sin embargo, se engaña quien piensa así porque la poesía, suscita sentimientos encontrados. Por un lado, están quienes la han dejado de lado porque no tiene una finalidad, no es fácil de leer y lo principal no es fácil de entender. Para otros, aplaca las tormentas del alma, llena de amor el corazón, alimenta el espíritu, asusta a la soledad o bien aleja una tristeza.

"La poesía no es de quien la escribe, sino de quien la necesita". Se lo decía Pablo Neruda al humilde cartero que cada día le llevaba la correspondencia, en su bicicleta y con las ansias de poder expresar sus sentimientos como lo hacía el poeta en sus versos.

Pareciera que con la aparición de los libros digitales se extinguirá no sólo el libro de papel, como antes los papiros y luego los pergaminos sino que también la poesía. Sin embargo, hace un tiempo, se publicó el libro “Caballo de Fuego. Treinta escritores de Chile. Poesía y Prosa” de Ediciones Corporación Artística “Caballo de Fuego” que recopila la prosa y la poesía de treinta escritores chilenos.

Esta antología reúne a escritores, poetas y narradores, pertenecientes a la Corporación Artística Caballo de Fuego, “heredera de la revista del mismo nombre, fundada en 1945, por los escritores Antonio Undurraga y Luis Merino Reyes”. Uno de los méritos de esta antología es que rescata a varios escritores que ya fallecieron y cuya obra no ha tenido la difusión necesaria para alcanzar a un público masivo, entre ellos Luis Merino Reyes, David Valjalo, Enrique Volpe, María Cristina Menares, Luis Magaña.

Con la lectura de los textos podemos adentrarnos en el imaginario de un grupo de escritores que, además de la literatura los une un compromiso camaradería y sensibilidad social. Los poemas y narraciones son de la temática más diversa y con diferentes logros estéticos.

Esta compilación se distingue no solo por la calidad de quienes escriben sino que también por el buen uso del vocabulario y porque lleva al lector del mundo que existe el que debiera existir

Las poesías que se recopilaron en este libro, tienen la capacidad de enseñar, conmover deleitar pero por sobre todo la de iluminar el alma de quien las lee

Gustavo Pereira afirmaba que “la poesía -y el poeta- se enraízan en esos deslumbramientos tormentosos que han permitido al hombre elevarse desde las sombras de su sinuoso pasado: el asombro, el amor, la fraternidad, la dignidad, el afán de justicia, de lucidez, de libertad... Toda cosa o criatura que habite o viva en el universo sobrepuesta a su propia consumición, henchida de germinaciones, todo estallido o iluminación en un cuerpo consciente o en una solitaria y errabunda piedra espacial pueden ser también parte o esencia de esa rara melancolía y esa pródiga alegría íntima que muchos llaman poesía, pero que acaso no sea más que la desconocida e inalcanzable región de un sueño que los hombres hemos inventado para reinar sobre la muerte”.

Los relatos que aquí se incluyen también transportan al lector a lugares y tiempos remotos. Javier Jarufe nos cuenta la historia de un niño y un perro que un día aparece en la puerta de su casa, describiendo con precisión y por sobre todo, con amor la relación que se establece entre los dos protagonistas de este relato. Al leerlo, pareciera ver los ojos de ese perro que se despide de quien lo acogió en su corazón.

Enrique Germán Liñero, deleita con un relato que transcurre en una granja, donde el protagonista es un gallo que ve como pasa de ser el rey del gallinero a uno que resignadamente va al cadalso, hasta que un milagro lo salva y lo devuelve a su sitio de honor.

Luis Magaña Cuadrado nos habla de niños que empiezan a descubrir los secretos de la sexualidad. Otro, nos habla de una extraña invitación a una fiesta de disfraces. Walter Garib nos envuelve en el misterio de Maruchita la deseada y AnaMaría Barbera, nos relata como un soldado italiano que combatía en Rusia se salva de morir luego de participar en una batalla de la Segunda Guerra.
 
En fin,esta es una antología que se disfruta tanto en la poesía como en la narrativa porque nos lleva a mundos, a tiempos que están fuera de la cotidianeidad y nos hacen disfrutar de momentos muertos, sin utilidad pero que logran que tengamos sueños que desafían a la muerte.

lunes, 2 de noviembre de 2015

Concertistas en guitarra tocarán en escuelas vulnerables.



El Dúo de Guitarra “Orellana & Orlandini” realizará ocho conciertos gratuitos para niños y niñas de colegios vulnerables de las comunas de Lo Prado e Independencia entre el 3 y el 25 de noviembre. 

Los conciertos se realizarán los días 3, 4, 5 y 25 de noviembre en el Teatro del Centro Cultural Lo Prado y en Independencia, se harán los días 10, 11 y 12 de noviembre en Gimnasio de Liceo Gabriela Mistral.
El objetivo de este programa, es construir un espacio significativo para la apreciación y valorización de la música y las artes y que los jóvenes logren interesarse por una expresión artística que les permita descubrir en el arte, un puente de desarrollo integral.  

Cabe destacar que Lo Prado e Independencia son comunas que se encuentran en el segmento de prioridad social, según el índice de Prioridad Social 2014 elaborado por la Secretaría Regional Ministerial de Desarrollo Social de la Región Metropolitana.

Romilio Orellana explicó que “para asistir a estos conciertos los alumnos serán preparados por sus profesores de música, quienes a su vez serán capacitados con anterioridad por una docente especialista en música. 

Entonces, los maestros podrán trabajar con los jóvenes en los contenidos musicales para que éstos logren una mejor apreciación y comprensión de las obras que se interpretarán con el objetivo, de contextualizar a los asistentes con los conciertos y lograr que estas actividades tengan una mayor significación”.  

Orellana destaca que “en todos los conciertos participará también la Orquesta juvenil de Lo Prado en una de las obras del repertorio. Asimismo colaborará la actriz Katia Durán, quien motivará a los alumnos asistentes y explicará de manera lúdica el contenido de las obras musicales que se apreciarán, las que estarán enfocadas en las edades e intereses del público beneficiario”.

Los artistas interpretarán Rin del Adiós y Sirilla del nuevo Día del compositor chileno Juan Antonio Sánchez; "Anacleto de Medeiros" (de la Suite Retratos) de Radames Gnatalli; Tango Suite de Astor Piazzolla; Jongo de Paulo Bellinatti   y el primer movimiento del Concierto para dos mandolinas y cuerdas de Antonio Vivaldi que será acompañada por la Orquesta Juvenil de Lo Prado.

El Dúo de Guitarra Orellana & Orlandini está integrado por los destacados guitarristas nacionales Romilio Orellana y Luis Orlandini, ambos de importante trayectoria internacional. Como dúo y como solistas se han presentado en importantes escenarios en Chile y el extranjero, no obstante nunca han dejado de cumplir con uno de sus principales objetivos: la difusión del repertorio latinoamericano escrito para guitarra clásica y la creación de nuevas audiencias a través de conciertos y talleres ofrecidos en forma gratuita a la población que no tiene acceso al arte. 

Estas actividades forman parte del proyecto denominado “Dos guitarras chilenas dialogando y comunicándose con la juventud” que cuenta con el financiamiento del Gobierno Regional Metropolitano de Santiago a través del Fondo Nacional de Desarrollo Regional, FNDR, entidad que afianza iniciativas de inversión para el fomento y desarrollo del arte, la cultura y el patrimonio.

El programa “Dos guitarras chilenas dialogando y comunicándose con la juventud” es organizado por la Corporación Chilena de las Artes, el "Instituto de Chile" y cuenta con la colaboración de las Municipalidades de Lo Prado, Independencia y el Departamento de Música de la Universidad de Chile.


Científicos chilenos logran confirmar diagnósticos psiquiátricos mediante el análisis de los movimientos oculares y la actividad cerebral



Una novedosa investigación desarrollada en el Instituto de Neurociencia Biomédica (BNI, Biomedical Neuroscience Institute) de Chile, ha permitido descubrir la existencia de enfermedades psiquiátricas en pacientes mediante el estudio de sus movimientos oculares y la actividad neurológica.

El doctor Pedro Maldonado, quien ha liderado las indagaciones en conjunto con los científicos Pablo Gaspar, Hernán Silva y Andrea Paula-Lima, explicó, en una conferencia de prensa organizada por Imagen de Chile y BNI, los resultados de los estudios realizados con personas que padecen enfermedades como el alzhéimer y la esquizofrenia.
 
“En nuestras investigaciones hemos descubierto que los movimientos oculares naturales y su correspondiente reflejo en las señales cerebrales son diferentes en los pacientes estudiados y por lo tanto son prometedores biomarcadores para estas patologías”, afirmó el doctor Maldonado.

Es así como gracias a las mediciones de los movimientos oculares y de las señales de electroencefalografía durante la exploración libre de imágenes naturales, estos científicos chilenos pudieron detectar que en los pacientes afectados de esquizofrenia hubo una reducción de la exploración espacial, es decir, no miraban a todos los lados de la escena visual como sí lo hacen las personas sanas.

“Hemos podido constatar que la reducción de la exploración visual de estas personas se debe a razones más bien cognitivas”, sostuvo Maldonado.

Asimismo, en las indagaciones realizadas con pacientes con deterioro cognitivo leve (que pueden derivar a alzhéimer), detectaron que si bien la exploración visual fue bastante normal, hubo una notoria diferencia de las señales eléctricas que sucedían en el cerebro cuando se producía el movimiento de los ojos con respecto a personas sanas.

Myriam Gómez, directora ejecutiva de Imagen de Chile, sostuvo que “Chile está creciendo mucho en desarrollo científico, demostrando que tiene gran potencial de investigar y generar aportes en temas que son de interés internacional. Esto se convierte en una ventana importante hacia el exterior, y un país que avanza en esta línea aporta fuertemente a la construcción de su reputación y en consecuencia, fortalece su imagen país ante el mundo”.

A nivel internacional, las enfermedades neurológicas y psiquiátricas constituyen cerca de un 25% de toda la carga económica en salud. Esta carga ha ido en aumento, tanto por el progreso que se ha realizado en otros ámbitos de la medicina y también por el paulatino envejecimiento de la población.

El doctor Maldonado explicó que en enfermedades como la esquizofrenia y el alzhéimer, la detección precoz de síntomas es muy importante ya que “las intervenciones tempranas tienen un mayor impacto en el tratamiento de los síntomas asociados a estas patologías. Además reducen los costos asociados al cuidado y a la calidad de vida de estos pacientes”.

La esquizofrenia es un trastorno mental que afecta a alrededor de 1% de la población mundial. Entre sus síntomas centrales están la desorganización del discurso y el pensamiento; alteraciones del estado de ánimo y la conducta. Hasta hoy, el diagnóstico de esta enfermedad se basa en entrevistas y observación del comportamiento del paciente por parte de un psiquiatra entrenado.

Por otro lado, el alzhéimer es una enfermedad neurodegenerativa, donde los síntomas de demencia empeoran gradualmente a través del tiempo. Entre sus síntomas tempranos, se observa la pérdida de memoria espacial para luego derivar en problemas de reconocer personas y objetos.

jueves, 29 de octubre de 2015

Cataluña, Companys y los hechos de octubre de 1934

La madrugada del 15 de octubre de 1940, Lluís Companys, presidente de la Generalitat desde 1934, es ejecutado en el castillo de Montjuic de Barcelona. Muere descalzo, pisando su tierra, al grito de: “¡Por Cataluña!”. En el consejo de guerra al que ha sido sometido unas horas antes, la defensa no ha podido aportar ningún testimonio. Companys, sereno y consciente aun a pesar de la gravedad y trascendencia del momento, recuerda a los presentes que “la historia nos juzgará a todos en nuestra intención”.
Companys se convertía entonces en el único presidente de la historia contemporánea elegido democráticamente que era ejecutado por motivos políticos. Un crimen de estado. A diferencia del magnicidio del presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, en 1963, o suicidio del presidente de Chile, Salvador Allende, en 1973, Lluís Companys fue fusilado después de un juicio militar, conocido como sumarísimo. Es decir, sentenciado por las leyes militares de la nueva dictadura del general Francisco Franco, jefe de un régimen fascista nacido de la Guerra Civil española (1936-1939).

Ocho días después del asesinato del presidente Companys, Franco y Adolf Hitler se reunían en la estación de Hendaya para ratificar las buenas relaciones entre ambos regímenes. No se habló de Companys, evidentemente. Tampoco se mencionó en la visita que el jefe de las SS, Heinrich Himmler, hizo a Barcelona aquel mismo día, 23 de octubre de 1940. Himmler estaba de visita en el Estado español para corroborar la colaboración de las policías alemana y española en la detención y extradición de los que consideraban enemigos comunes. 

Companys había sido uno de ellos, y es por eso que la policía nazi lo había detenido en Labaule (Francia), donde el presidente de Catalunya vivía como refugiado político después de la Guerra Civil. Companys fue entregado por los alemanes a las autoridades españolas, que le vejaron físicamente en Madrid y le humillaron judicialmente en Barcelona en un consejo de guerra sin garantía legal alguna.

Su defensor, el militar franquista Ramón de Colubí, recordaba seis décadas después del fusilamiento que Companys murió por catalanista y no por instigar ningún desorden social, como le acusaba el fiscal: “El problema es que dentro de la idea de la España nacional, Companys era un enemigo”, explicó Colubí. En 2015, se cumplen 75 años del fusilamiento de Companys, y a día de hoy, la sociedad civil catalana y también la Generalitat de Catalunya persisten en pedir a las autoridades del Estado español la anulación del juicio que le condenó a muerte.

Hasta hoy, esta demanda ha sido rechazada por los diversos gobiernos españoles, fuesen de derechas o de izquierdas. España, a pesar de vivir en un estado de derecho y democrático desde hace más de tres décadas, nunca ha pedido disculpas, ni siquiera simbólicas, por los reiterados episodios de represión contra Cataluña y la cultura catalana. En 2001, el rey Juan Carlos I aún manifestó: “Nunca fue la nuestra lengua de imposición, sino de encuentro; a nadie se le obligó nunca a hablar en castellano”. 

En el primer cuarto del siglo XX, pues, Cataluña era un hervidero en demanda de más autogobierno. Lo pedían las clases industriales, las menestrales y las obreras. Y es que no tenía ningún sentido que la llamada fábrica de España, dado el liderazgo económico de Cataluña en el conjunto del Estado, no se viese satisfecha sin un solo avance legislativo y político. 

El derecho de conquista de 1714 seguía vigente. A pesar de que la economía catalana era beneficiosa fiscalmente para el Estado español, la política de Madrid optó por estrangular las finanzas catalanas. Cuando, en 1899, las Cortes españolas anunciaron una subida de impuestos, las clases medias catalanas hicieron un cierre de cajas; es decir, dejaron de pagar impuestos al Estado, una acción a la que se sumaron tanto los industriales como la clase obrera. La respuesta a esta insumisión fiscal fue la declaración del estado de guerra en Barcelona: una vez más, las demandas de los catalanes se disipaban a golpe de sable.

Durante las primeras décadas del siglo XX, la tensión política entre Cataluña y España continuó creciendo con la misma intensidad con que lo hacía el catalanismo político. Pero el 13 de septiembre de 1923, el capitán Miguel Primo de Rivera lideró un alzamiento militar con el beneplácito del rey español Alfonso XIII de Borbón. 

Muy pronto que, a pesar del apoyo de algunos sectores de la oligarquía catalana, la nueva dictadura no sería en nada favorable a los intereses de Cataluña, ya que el nuevo régimen militar se dedicó a perseguir el resurgimiento de la lengua, la cultura y los símbolos de Cataluña, además de prohibir la organización de partidos, asociaciones e instituciones catalanas acabadas de crear, como la Mancomunidad.

Con la dictadura de Primo de Rivera se ratificaba la España una y centralista y se enterraba cualquier intento autonomista catalán. La represión estaba presente en todos los ámbitos, también en el deportivo. En 1925, el estado del FC Barcelona fue clausurado durante seis meses después de que una parte de los seguidores barcelonistas expresasen su malestar contra la dictadura silbando las notas musicales de la Marcha Real, el himno nacional español. Además de la clausura del recinto, el Gobierno español impuso una dura sanción a la entidad, y el presidente y fundador del club, Joan Gamper, fue inhabilitado a perpetuidad y expulsado de España. 

El 18 de septiembre de 1923, cinco días después de alcanzar el poder, el general golpista prohibió izar la bandera catalán y el uso del catalán en la documentación de las corporaciones públicas y asociaciones, y también hizo cerrar 46 asociaciones por considerarlas demasiado patrióticas. El nivel de represión fue tal que, en marzo del año siguiente, ocurrió un hecho insólito: 116 escritores en lengua castellana firmaron un manifiesto en defensa del catalán. Entre los firmantes, destacan las rúbricas del poeta que después sería fusilado durante la Guerra Civil, Federico García Lorca, de José Ortega y Gasset o de Manuel Azaña, futuro presidente de la República Española en plena guerra.

Con la proclamación de la Segunda República española y la efímera República Catalana, en abril de 1931, comenzó una nueva etapa que comportó la recuperación de la Generalitat, es decir, del autogobierno perdido desde 1714. Pero a pesar de una cierta permisividad, sobre todo en el ámbito cultural, todos los intentos por avanzar en este autogobierno fueron frenados desde Madrid. 

En efecto, una vez caído Primo de Rivera en 1930, la proclamación de la República en 1931 se tradujo en el retorno de la oficialidad del catalán y la recuperación de cierta autonomía. Pero la negociación del Estatuto que tenía que establecer las bases de este autogobierno y el hecho de que otros lugares de España, como el País Vasco, Aragón o Asturias, también redactasen sus estatutos, volvió a tensar la cuerda y generó un encendido debate en Madrid sobre la organización territorial del Estado republicano. 

Afirmaciones en diarios como El Imparcial del tipo “Antes que el Estatuto, la guerra civil”, no sólo predecían la tragedia que se intuía, sino que demuestran que limitar el estallido del conflicto al odio entre derechas e izquierdas es altamente reduccionista.

La realidad es que el temor a que todo aquel cúmulo de estatutos rompiese España legitimó, para muchos, un alzamiento militar que tenía en la exaltación del nacionalismo español su principal leitmotiv: “Transformaremos Madrid en un vergel, Bilbao en una gran fábrica y Barcelona en un inmenso solar”, era una de las sentencias que vertía el general franquista Queipo de Llano en sus incendiarias emisiones radiofónicas. Pero Cataluña no solo era el blanco de todas las iras del bando franquista. En el republicano, la sensación de que el autogobierno de Cataluña había precipitado la guerra generó un gran resentimiento, de manera que, cuando Franco abolió el Estatuto de Autonomía y eliminó la oficialidad del catalán el 1938, muchos republicanos lo vieron con buenos ojos.

El franquismo fue el particular holocausto de la lengua y la cultura catalanas. Por un lado, Franco estaba convencido de que si hacía desaparecer de raíz el catalán de la vida pública y suprimía todas sus instituciones culturales, comenzando por la universidad, desaparecería también su personalidad nacional. Y por el otro, porque la práctica totalidad de intelectuales catalanes se vieron abocados al exilio. 

Dos años después, el 6 de octubre de 1934, el presidente de la Generalitat, Lluís Companys proclamó el Estado catalán dentro de la República Federal Española como respuesta a la involución conservadora del Gobierno republicano. A raíz de ello, la reacción de Madrid no se hizo esperar y el Estado catalán tuvo una vida fugaz de menos de diez horas, las que necesitó el Ejército español para restablecer el orden. 

En los enfrentamientos murieron 74 personas y 252 resultaron heridas. Companys y su gobierno permanecieron en prisión hasta febrero de 1936. Al ser liberado, Companys dijo en un discurso que tenía la sensación de que los sacrificios pasados no serían los últimos y que “quizás no serán mayores que los sacrificios que nos esperan”. 

Vista con la perspectiva del tiempo, aquella frase fue profética. El 23 de enero de 1939, cuando las fuerzas franquistas estaban a punto de entrar en Barcelona, Companys atravesó la frontera entre las repúblicas Española y Francesa con el lehendakari José Antonio Aguirre. Se exilió a Perpiñán y después se trasladó a París para trabajar en la representación en el exilio de la Generalidad. Acabó finalmente en Ar Baol-Skoubleg (Bretaña), y se quedó sin la amenaza de las tropas nazis, porque no quería alejarse de su hijo Lluís Companys y Micó (1911-1956), que tenía una grave enfermedad mental.

Las últimas investigaciones han permitido reconstruir cómo fueron sus últimos días. La periodista Gemma Aguilera acceder a la documentación de Pedro Urraca, el agente que detuvo Compañeros en la localidad bretona de Ar Baol. También el historiador manresano Joaquim Aloy localizar al Internationaal Instituut voor Sociale Geschiedenis [Instituto Internacional de Historia Social] de Amsterdam un manuscrito de Carme Ballester, la segunda esposa de Companys, en el que explica cómo Urraca y los agentes nazis entraron en su casa el 13 de agosto de 1940: "Dos hombres vestidos de civil y cuatro con uniforme de soldados alemanes irrumpieron en el domicilio ". Y añade:" Con las metralletas en la mano y apuntando a mi marido y a mí misma, después de registrar la casa y llevarse el dinero que había, los cuatro soldados llevaron custodiado al presidente de Cataluña! ". 

Al día siguiente, Ballester fue a ver a su marido en la cárcel a la Ville Caroline: "Me dijeron que sí, que mi marido estaba allí, pero que no podían nada: yo no lo vería". Cuando estaba a punto de irse, vio cuatro soldados, en medio estaba Companys. Carmen Ballester corrió hacia él, "pero el oficial me agarró por el brazo para sacarme fuera". En ese momento lo llamó y él "se volvió hacia mí y me hizo un signo con la mano queriendo decir: 'huye de aquí!'. "Sería la última vez que vería a su marido.

Pedro Urraca Rendueles fue el agente español que coordinó toda la detención de Companys. Le llevó hasta Madrid. Lo entregó a la policía de España el 29 de agosto. En su libreta de 1940, el agente dedica una página al presidente catalán. La escribió la tarde del 28 de agosto: "Después de un mes y medio,! cuántas cosas han pasado! Al recorrer el largo camino que separa París de Madrid, acompañando el día de hoy vencido y que lo fue todo para Cataluña, Lluís Companys, pienso en el futuro que se abre ante voz y en el horizonte que el mundo actual nos ofrece. 

Todas las ilusiones, toda la fe en los ideales de este hombre han caído por tierra. Ya no es sino un harapo de la vida que quiere aparecer, ante sus acusadores, como un hombre recto sin manchas. Lo tendrá difícil ante el ambiente que le espera allí abajo. Esta libertad pasajera del viaje le parece un regalo que le hace la vida antes de abandonarlo y quiere disfrutar con todas sus fuerzas. Pero los acontecimientos del momento actual son demasiado fuertes para que el mundo se digne a dirigir la mirada a un hombre que, de antemano, está dispuesto a sacrificio anónimo y que voluntariamente está dispuesto a olvidar su pasado ... ".

Desde el 29 de agosto hasta el 3 de octubre de 1940, Companys fue torturado en la Dirección General de Seguridad, en la madrileña Puerta del Sol. Después fue trasladado al Castillo de Montjuïc, en Barcelona, convertido en prisión, para ser sometido a un consejo de guerra sumarísimo. Las indicaciones de Franco eran claras: condenarlo a muerte y fusilarlo lo antes posible sin dar noticia a la prensa. 

El 14 de octubre comenzó un consejo de guerra que no fue más que un simulacro, como el resto de los 110.000 que el franquismo puso en marcha en Cataluña. Pocas horas después, el caso quedaba visto para sentencia: pena capital. Esa misma tarde, Franco, sin ver el sumario ni el acta del consejo de guerra, dio el Enterado. La condena se debía cumplir al día siguiente, al alba. En su testamento hológrafo, Companys escribió: "A todos los que me han ofendido perdono; a todos los que haya podido ofender pido perdón. Si he de morir, moriré serenamente (...). Por Catalunya y lo que representa de Paz, Justicia y Amor".

En la vigilia del Consejo de Guerra, pocas horas antes de ser ejecutado, Companys escribía su última carta a Carmen Ballester: "Me siento sereno y tranquilo. Es Dios que ha puesto las cosas y las decisiones para darme este destino y me llena de una serenidad extraordinaria. Le doy las gracias por cuanto habiendo todos de hacer el mismo camino, me ha reservado un fin tan hermoso, por Cataluña y mis ideales, que revaloriza mi humilde persona. Tú que me amas y tienes que amar pues el recuerdo que pueda dejar, debes comprender esto. No admitas, pues, condolencias, ni llores. Levanta la cabeza. Esta muerte, que afrontaré plácidamente y serenamente, dignifica. Vida mía, moriré amándote. Tu retrato lo llevaré conmigo. Y el último pensamiento será para ti y mis hijos, con el amor a Cataluña. Te besa, tu esposo, Luis. "

Eran cerca de las dos de la mañana, cuando las tres hermanas de Companys tuvieron que despedirse para siempre de su hermano y abandonar el castillo de Montjuïc, lugar donde estaba preso y donde sería fusilado. Mientras llegaba la hora de la ejecución, se iban realizando los trámites legales. Leyeron la sentencia que lo condenaba a muerte y su aprobación. Companys lo escuchó sin immutarse y no quiso hacer ningún comentario. Más tarde, después de confesarse e ir a misa, le preguntaron si quería alguna cosa. Con un punto de humor, pidió pan con chocolate de Agramunt, el chocolate que, cuando era pequeño, comía en su pueblo del Terròs, en el Urgell. Más tarde, pidió una botella de coñac. Tomó un par de copas, escasas. 

Mientras esperaba que amaneciera, el presidente Companys, con la comitiva que lo acompañaba, permaneció en el patio de armas del castillo. Companys esperó su último momento de vida paseando y fumando un cigarrillo. Pasados unos minutos, cuando empezó a hacerse claro, se dirigió a los que lo acompañaban, y simplemente les dijo: “Vamos ya…”. Un testimonio franquista remarca que lo dijo serenamente, sin inmutarse, como si aquellas palabras que pronunciaba no lo acostaran fatalmente al momento de su muerte. 

El piquete que lo iba a ejecutar estaba integrado por soldados de infantería. El oficial se acercó al presidente Companys para vendarle los ojos y ponerlo de espaldas al piquete de ejecución. Pero Companys, con un gesto sobrio y sin pronunciar una sola palabra, rechazó la venda y se puso de cara, mirando al piquete. En el bolsillo superior de la americana, llevaba como siempre el pañuelito blanco con las cuatro puntas. En el momento en el que los soldados iban a disparar, gritó con fuerza y claramente: “Por Catalunya”. 

Poco después de la ejecución, el defensor militar decía a Ramona, la hermana del presidente, que Companys había sido el más tranquilo y sereno de todos los presentes. Lluís Companys había muerto con la dignidad que correspondía a un presidente de Catalunya. Eran las 6.30 de la mañana aproximadamente. Lluís Companys tenía 58 años y su ejecución era la número 2.761 de las realizadas en Catalunya por el régimen franquista desde la ocupación de Barcelona, el 26 de enero del año anterior.

El Gobierno español aprovechó esta situación para llevar a cabo una intensa represión contra Cataluña, con 3.400 presos políticos, entre los que estaban Companys y los miembros de su Gobierno, que fueron condenados a 30 años de cárcel. La rebeldía del Gobierno de la Generalitat también fue el pretexto para que Madrid suspendiese la autonomía catalana, impusiese de nuevo el castellano como lengua única y prohibiese las actividades de los partidos, los sindicatos y las asociaciones catalanistas y de izquierdas. 

El 18 de julio de 1936, el general Franco encabezó el enésimo golpe de estado, ahora contra el Gobierno de la República. En el transfondo del malestar de los militares y de buena parte de la derecha y de la Iglesia española estaba la cuestión del catalanismo, incómodo para la idea centralista y unitaria de España. 

Así, no era extraño que durante la guerra, la prensa española en zona franquista propusiese incluso la desaparición de Cataluña. Un diario de Valladolid, El Norte de Castilla, publicaba un artículo el 25 de agosto de 1936  en el que se proponía que el territorio de Aragón, fronterizo con Cataluña, anexionase el territorio catalán: “Y entonces dejar que todo cuanto en los rescoldos aún siga oliendo a catalanismo, dejar que los aragoneses se las entiendan con él. Aragón españolizará a Cataluña”. 

Como explican los historiadores Josep M. Solé y Joan Villarroya, durante los tres años de guerra y la posterior posguerra, la represión de los vencedores se expresó “de las maneras más diversas: política, social, laboral, ideológica y, en el caso de Cataluña, de un intento de genocidio cultural que pretendía hacer desaparecer de raíz su específica personalidad nacional”. 

Y es que en las postrimerías de la guerra, Franco dejó bien claro sus intenciones para Cataluña: “En cuanto a la suerte futura de Cataluña, hemos de decir que esta es precisamente una de las causas fundamentales de nuestro levantamiento. Si abandonásemos Cataluña a su propio destino, llegaría a ser un grave peligro para la integridad de la Patria”. 

Companys fue enterrado en el Cementiri Nou de Montjuïc, en el mismo cementerio donde reposaban los restos de los presidentes Francesc Macià y Enric Prat de la Riba. En la lápida, las autoridades franquistas no permitieron inscribir ningún nombre ni ninguna otra indicación sobre la persona que reposaba. 

Sin embargo, se fue sabiendo que el presidente Companys estaba enterrado allí, y durante los años de la dictadura franquista, a menudo manos anónimas fueron dejando ramos de flores con un lazo con la bandera catalana. También, burlando la vigilancia a la que estaba sometida la sepultura, la fotografiaron. Y las fotografías fueron publicadas en hojas y periódicos, editados en el exilio y clandestinamente en el interior de Cataluña. Después de la ejecución, un teniente que servía en la batería de artillería de costa, de guarnición, en la montaña de Montjuïc, se dirigió a los soldados catalanes que hacían el servicio militar y les dijo: “Catalanes, hemos fusilado a vuestro presidente”. 

Tenía razón: el presidente de los catalanes había sido fusilado. Por eso Companys se convertía, por encima de los aciertos y errores de su actuación política durante toda su vida, en el presidente mártir, en el presidente de todos los catalanes. El odio por lo catalán lo había convertido, ahora sí, y todavía, en un símbolo. 

Moisés Llopis i Alarcon
Universidad de Chile
Pontificia Universidad Católica de Chile
Institut Ramon Llull

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