domingo, 10 de septiembre de 2017

Cinco esquinas: ¿libertad de prensa o abuso de la prensa?



Prensa amarilla o prensa amarillista es un tipo de periodismo que presenta noticias con titulares llamativos, escandalosos o exagerados para tratar de aumentar sus ventas, aunque por lo general estas noticias no cuenten con ninguna evidencia (o escasas) y sin una investigación bien definida.

Este tipo de prensa sensacionalista incluye titulares de catástrofes y gran número de fotografías con información detallada acerca de accidentes, crímenes, adulterios y enredos políticos. En caso de gráfica o en televisión, se caracteriza por usar colores extremadamente saturados, principalmente el rojo y tener su información desorganizada.

El término se originó durante la "batalla periodística" entre el New York World de Josep Pulitzer y el New York Journal de Randolph Hearst entre 1895 y 1898. Ambos periódicos fueron acusados, por otras publicaciones más serias, de magnificar cierta clase de noticias para aumentar las ventas y de pagar a los implicados para conseguir exclusivas.

Una de las características de la cultura de nuestro tiempo, es que el entretenimiento se ha convertido en un valor que prevalece sobre los otros, arrastrando con ello, al periodismo porque cada vez más, se tiende a hacer de la información una diversión buscando el sensacionalismo sin importar si se está diciendo la verdad, no importando el daño moral o material que produzca.

Por otro lado, especialmente en dictaduras, emergen personas que, si bien tienen un poder inmenso impresionan por su mediocridad: no se expresan bien, tienen una educación insuficiente pero de ellos surge la maldad personificada que son utilizados para mantener el poder.

Para los escritores, este tipo de personas son un incentivo, porque son más atractivos que los buenos y son inolvidables. Como decía George Bataille, la novela es la expresión del mal. Todo lo que no se puede aceptar en la vida real toma posesión de la novela ya que es la manera de expresar lo que tenemos maldito y satanizado.

Este tipo de prensa y su relación con la política de Perú, es el tema central de la novela Cinco Esquinas de Mario Vargas Llosa cuya ambientación, está la ciudad de Lima siendo presidente Alberto Fujimori.

En esta novela policial, publicada por Alfaguara, Vargas Llosa toca tres temas fundamentales en la vida de Perú bajo la administración de Fujimori como fueron el terrorismo, la corrupción y el abuso de poder a través de la prensa para desacreditar a los opositores.

Fujimori y el hombre fuerte de su dictadura, Vladimiro Montesinos, utilizaban a la prensa para intimidar a sus opositores. “Los desacreditaban con escándalos de cama publicados en pasquines a los que el propio Montesinos les ponía los titulares”, cuenta el novelista, al que se le cruzó por el camino el affaire entre la esposa de un chantajeado y su mejor amiga.

Para Vargas Llosa, el periodismo de la chismografía y del amarillismo “representa una de las formas más degradada del periodismo. Es una novela que tiene que ver mucho con esa subcultura contemporánea y que es tan universal porque la comparten el mundo desarrollado y el subdesarrollado. Prácticamente no hay cultura ni lengua que no tenga ese periodismo de la chismografía y el escándalo. Que esta especie de lumpen periodístico emerja de los muladares de las quintas miserables de Cinco esquinas tiene mucho sentido”.

En Lima, como en muchas ciudades de América Latina, las costumbres cambiaron con el toque de queda. Por ejemplo, si había una fiesta esta debía terminar cuando el toque de queda se levantaba. O, como ocurre en la novela, si se iba a comer a otra casa también había que quedarse en casa ajena porque en la capital peruana las personas vivían en medio de una atmósfera de inseguridad provocada por el terrorismo, el contraterrorismo y la delincuencia común. No sabías quién te mataba. Un clima así lo altera todo, incluidas las relaciones sexuales.

En este caso, las dos protagonistas en medio de este clima de claustrofobia, compartieron cama y el sexo apareció en sus vidas como un escape a las tensiones que vivian diariamente.

«La idea de esta novela comenzó con una imagen de dos señoras amigas que de pronto una noche, de una manera impensada para ambas, viven una situación erótica. Luego se fue convirtiendo en una historia policial que se fue transformando en una especie de mural de la sociedad peruana en los últimos meses o semanas de la dictadura de Fujimori y Montesinos”, comenta Vargas Llosa

A través de esta novela, hay una crítica a usar la libertad de prensa o el derecho a informar para inmiscuirse en la vida privada de las personas públicas sin darse cuenta que, si desparece el derecho a la privacidad se destruye un valor fundamental como es el cuidado de las formas.

Ahora bien, es lógico pensar que una persona pública (sobre todo un político) tenga que aceptar cierta vigilancia sobre su conducta, pero se ha llegado a unos extremos donde esa vigilancia se ejerce de una manera abusiva, confundiéndose este abuso, con libertad de prensa.

Al mismo tiempo, también está la otra cara, cómo el periodismo, que puede ser algo vil y sucio, puede convertirse de pronto en un instrumento de liberación, de defensa moral y cívica de una sociedad donde un ser humano que logra redimirse a tiempo expiando sus culpas, destapa públicamente la suciedad de ciertas prácticas que jamás deberían repetirse.


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