miércoles, 16 de octubre de 2013

Hasta ya no ir: el dolor del silencio.

 El martes 13 de agosto de este año, LOM Ediciones publicó el libro “Hasta ya no ir y otros textos” escritos por Beatriz García- Huidobro.

El libro, es compuesto por cuatro relatos como son Hasta ya no ir, publicado originalmente en 1996 por la misma editorial; Marea; Fatiga de Material y Jardín Japonés, siendo el hilo conductor de estos cuentos, mujeres, especialmente niñas y mujeres adultas vulneradas social y sexualmente.

Al leer este libro, que no se suelta hasta dar vuelta la última hoja, se viene a la memoria el libro “María de nadie”, de Marta Brunett, porque también, las protagonistas de Hasta ya no ir.”, llevan sus dramas en silencio, por temor, por sumisión, principios, hábitos, supervivencia o por costumbre, permitiendo la agresión doméstica y haciéndose cómplice de la misma.

Beatriz García Huidobro, en sus escritos maneja tanto el lenguaje (que recoge las voces locales y que ayuda a que los lectores se introduzcan en la conciencia de los personajes, llegando a sus dramas más íntimos y permitiendo que se conozcan sus conflictos que no tienen edad como el ritmo de la lectura, que la hace ágil.

Lo que tiene este universo femenino, es que no es frágil, sino que poderoso, uno en que a pesar de la soledad, la violencia, la pobreza y la humillación demuestran que son personajes creíbles, universales y perdurables. Relatos donde la infancia se contrapone con la ancianidad, pero con la misma fragilidad y desprotección social y familiar en que se convierten en materia desechable.

Son historias de mujeres que en sus casas son agredidas, golpeadas o despreciadas donde la presión psicológica es tan dura y violenta como la física lo que hace que estas mujeres se refugien en sí mismas, donde los hombres tienen el control del encierro (social y cultural), que, sin embargo, se rompe huyendo, rompiendo las figuras de porcelana o guardando silencio pero que termina en más castigos, vejaciones o automutilaciones.

El drama de las protagonistas ocupa lo central del relato y la historia chilena, pasa por lado creando un contextualización, sin ocupar el primer plano de la historia, sino que se percibe el drama social y político, pero solo las roza.

Un concepto que cruza todos los relatos es el del agua como mar o río. Oníricamente, el agua contiene en sí, todo lo informe, lo que está por venir, el futuro, lo que aún no se ha imaginado o realizado. Pero el agua, como símbolo básico y universal, es ambivalente, tiene significados contrapuestos.

Por un lado, es fuente de vida, medio para la purificación, para la regeneración, limpia las culpas y permite que quien se hunde en ella, salga preparado para iniciar un nuevo camino.

El agua clara y mansa siempre indica paz y es la confirmación que se está en el camino correcto. Si esta agua clara se presenta como un río que fluye o como una cascada, el sentido del remanso se entiende como una búsqueda.

Pero como símbolo, también contiene una parte negativa. Las imágenes de pantanos, de aguas sucias o embarradas remiten al estancamiento de los sentidos o a la paralización de las emociones que impiden el desarrollo de las personas. 

En el caso de los relatos, está el mar como imagen de libertad soñada y deseada por cada una de las protagonistas pero que no logran alcanzar y en cambio, los ríos de ese texto, muestran el estancamiento de sus vidas, que no logran salir de su encierro. 

Beatriz García-Huidobro (Chile, 1960) estudió periodismo y pedagogía. Ha publicado las novelas Sombras nada más (Lom, 1999) Marea (2002), Nadar a oscuras (2007), El espejo roto (2011) y varios libros juveniles e infantiles y fue finalista en 1997 del premio Sor Juana Inés de la Cruz.

2 comentarios:

  1. Hola María,
    Quiero invitarla a mi blog para compartir algo de poesía. Le prometo que no se duerme. Recien lo hice y no tengo amigos aún.

    Saludos

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  2. Muchas gracias por la invitación. Tú podrías hacerte seguidor del mío. ¿cuál es el link de tu blog?

    María

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